miércoles, 19 de diciembre de 2012
Los ajustes y desajustes del golpismo
Por Galel Cárdenas
La Cortes Suprema de Justicia, balanza jurídica del poder fáctico y mediático, a lo largo de su existencia ha sido intervenida y manipulada cuantas veces lo haya deseado el grupo de poder que ha logrado el control de la cosa pública y de la cosa privada que esté vinculada con las riendas de la gobernanza nacional.
Muchos se han rasgado las vestiduras por este re cambio de rostros y cuadros propicios a la coyuntura política que está actualmente conduciendo la nave de Estado hondureño.
Y muchos desean comparar esta acción del Congreso Nacional, dirigido por Juan Orlando Hernández, con la destitución del presidente Manuel Zelaya Rosales, lo cual ni es lo mismo ni se parece en nada a las causas que han producido esta decisión política tomada por el ejecutivo y el legislativo en derredor, supuestamente, de la tarea de sanear una policía corrupta y contaminada por el crimen organizado, el narcotráfico y demás otros rubros delincuenciales como el secuestro.
Detrás de toda este ejercicio político orlando-porfirista existe un reacomodo de fuerzas que se caracterizan por ser no antagónicas pero si esencialmente diversas en cuanto a la visión ideológica de quienes manejarán el poder antes de que las elecciones generales se realicen.
La pregunta que cabe en derredor del tema es el siguiente: ¿quién debe controlar todo el poder público en el país, el grupo orlando porfirista o el grupo ricardo-canahuatista?
La otra pregunta que debe realizarse es la siguiente: ¿Está la embajada americana involucrada en este embrollo que ha despertado algunas pasiones políticas dentro de la crisis general que subsiste desde 2009?
Si respondiéramos positivamente en cada una de las interrogantes que hemos ofrecido, entonces significa que existe un plan de re ajuste del golpismo en el país, en donde las mismas fuerzas que derrocaron al presidente Zelaya están ahora reacomodándose con el fin de no entregar la gobernanza al partido LIBRE, cuando éste ganase las elecciones del 2013.
A lo mejor, según tales estrategas, el botín del estado deba ser controlado territorialmente primero para proseguir en la senda de retención del poder.
Ya se ha expresado en otros momentos que el congreso nacional es un congreso mercenario, que legisla al mejor postor y que toma decisiones de acuerdo con los dictados del poder fáctico e imperial.
En suma y en resumen, lo que existe en este momento no es una crisis general, es una crisis de un sector del golpismo que se pretende convertirla en general. La crisis que vive el Estado hondureño y su pueblo, se inicia el 28 de junio y toda otra manifestación de contradicciones no antagónicas que surja forma parte de la matriz general de la crisis política que es administrada por los gobiernos sucedáneos de golpe.
En este momento se debe ver más allá de la tupida floresta que oculta en su telón unos motivos profundos que apuntan hacia las elecciones 2013 en donde el protagonista debería ser el partido Libertad y Refundación.
La decisión política de Orlando y Porfirio es una estrategia de largo alcance, quienes se opongan a ello (poder judicial y operadores de justicia en general) serán apartados del camino que conduce hacia la elección de un nuevo gobierno en Honduras, mismo que deberá quedar, según esas perspectivas, en manos del actual Presidente del Congreso Nacional Juan Orlando Hernández, el nuevo zorro del cachurequismo nacional.
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