jueves, 1 de noviembre de 2012

Enseñanzas y la amenaza que no cesa




El fallo de la Corte Suprema de Justicia que el 17 de octubre pasado declaró inconstitucional el decreto sobre las Ciudades Modelo es un hecho histórico. No porque los magistrados cambiaron de pensamiento y de lealtades, sino porque, en primer lugar, los magistrados debieron atender la presión de un sector de la ciudadanía que por varias semanas no dejaron en paz los portones, las puertas y ventanas del palacio de justicia en la capital de la República.
Y en segundo lugar porque los magistrados votaron por oportunismos políticos coyunturales. Las presiones ciudadanas fueron debidamente aprovechadas por parte de quienes desde la extrema derecha participan en el actual proceso electoral, para lograr eventuales acuerdos con los magistrados de la Corte Suprema de Justicia con el fin de debilitar la candidatura de quienes, también desde la extrema derecha, impulsaron y defendieron hasta la saciedad la puesta en marcha de las Ciudades Modelo.
El asunto de las Ciudades Modelo nos deja varias enseñanzas que conviene no perder de vista.
Primera enseñanza: una vez más queda patente que la presión social, ciudadana y popular es un rasgo esencial para defender los derechos humanos, demandas de los pobres, los bienes naturales y la soberanía nacional.
Segunda enseñanza: no se puede poner la confianza en quienes en nombre de intereses populares suben a altos puestos públicos, porque finalmente acabarán privilegiando alianzas que benefician a los pudientes del país, como es el caso de algunos que llegaron a ser diputados con un discurso de izquierda y que ahora son aliados de los ricos.
Tercera enseñanza: en tiempos electorales los intereses y demandas sectoriales y nacionales, por muy sublimes y sagrados que sean, acaban siendo utilizados, de acuerdo al cálculo político, como piezas de negociación o para llenar los proselitismos políticos.
Cuarta enseñanza: un triunfo popular en un ambiente dominado por los ricos, está revestido siempre de precariedad, porque los pudientes buscarán revertir por todos los medios esa derrota en un nuevo impulso en su proyecto elitista.
Quinta enseñanza: la euforia en un triunfo ciudadano y popular no siempre es la mejor consejera, a no ser que esté debidamente acompañada de convicciones profundas y de un análisis crítico con el fin de convertir dicha conquista en un factor para fortalecer la lucha. Una euforia sin análisis se parece a una borrachera que distorsiona la realidad.
Sexta enseñanza: un triunfo en un momento de nuestra historia ha de dar capacidad para saber encajar incluso las eventuales derrotas que se puedan venir, ha de llenar de fuerza al movimiento social para saber enfrentar las nuevas luchas y arremetidas de los sectores pudientes. Un triunfo es un respiro para seguir firmes en un camino incierto.
Séptima enseñanza: las demandas nacionales tienen mucha más capacidad para articular y movilizar a los sectores sociales y territoriales del país, sin afectar la diversidad ni las demandas sectoriales.
Los gestores de las Ciudades Modelo siguen al acecho, y hoy arremeten a través de la explotación minera y el concesionamiento de la exploración y eventual explotación petrolera en la Mosquitia del atlántico hondureño. Hemos de apropiarnos a fondo de las enseñanzas que dejó la exitosa lucha por lograr el fallo de inconstitucionalidad de las Ciudades Modelo, para saber enfrentar las nuevas y complejas tareas en defensa de nuestros bienes naturales, nuestro territorio y nuestra soberanía nacional, porque las amenazas no cesan.

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