lunes, 12 de noviembre de 2012
Cuenta del Milenio: Lo importante es concursar, no ganar
Diario Tiempo
Por tercera vez consecutiva Honduras quedó fuera del concurso de la Cuenta del Milenio, pero siempre con la expectativa de ganar un puesto en el siguiente certamen. Dicho esto en términos deportivos, parece que lo importante es competir.
Ejecutivos de la Cuenta del Milenio han explicado el intríngulis respecto a Honduras, que, en último análisis, reside en la corrupción. Sin embargo, con cierta habilidad diplomática, se nos dice que, aunque de perdida, hemos ganado el escalón de pasar a país de renta media, pues estábamos en la renta baja.
Nos sorprende ese salto cualitativo si consideramos, ¡vaya ironía!, que Honduras es el país centroamericano que posee mayor número de millonarios. Los ricos y famosos, en un mundillo de pobres y menesterosos casi de 80 por ciento.
Pero lo triste es así, como dijera el filósofo, y, al ganar la renta media, entra nuestro país en un club más apretado, en el que la competencia es más dura y las exigencias más firmes. No obstante todo eso, alegrémonos de que pasamos uno de los dos obstáculos más importantes: el del apego a los derechos democráticos.
Así nos explican que en la Honduras actual hemos avanzado en ese rubro de la democracia que implica la libertad de expresión, las libertades civiles y los derechos políticos. En eso merece ser resaltado el trabajo de la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos en el sector gubernamental.
Lo más lamentable es que no se pudo pasar el puente hacia la honestidad administrativa, la rendición de cuentas públicas y la correcta aplicación de justicia. Se quedó casi intacta la presencia de la corrupción, con sus tentáculos de enriquecimiento ilícito, de compras directas y contrataciones amañadas, de licitaciones públicas acondicionadas, y en fin, de corrupción in extremis.
Y allí está el punto, como dice el vulgo, en que la mula botó a Genaro. El gusto por el dinero fácil, como podemos ver, nos arruina la fiesta. Pero, como se acostumbra en este tipo de exposiciones, no falta el adarme de consolación: Honduras postula en el programa Umbral, y por esa rendija podríamos mejorar la calificación para la Cuenta del Milenio.
Por las explicaciones ofrecidas, con el acceso al programa Umbral podemos asumir que la situación “no es lo suficientemente grave”. El remedio es simple, simplísimo: darle jaque mate a la corrupción. En resumen, aquello del burro tratando de alcanzar el palo con la zanahoria.
Puestas las cosas de esta manera, lo real, cierto e irremediable, es que por efecto del latrocinio inveterado y creciente, del que participan los funcionarios públicos y los lagartos del sector privado, Honduras —nosotros, los hondureños— pierde anualmente por lo menos 200 millones de dólares de asistencia de Estados Unidos y otros apoyos económicos de la comunidad internacional.
Un estado de cosas que solamente cambiará cuando se instale en nuestro país un verdadero régimen de opinión pública, en el que la ciudadanía, a fuerza de reclamo público y de presión concertada, obligue a la rendición de cuentas y al castigo implacable de los culpables de enriquecimiento ilícito, igual en el sector público que en el privado.
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