sábado, 7 de febrero de 2015
25 de enero
Por Melissa Cardoza *
Ahora que es necesario tiempo para inspiraciones, ahora que conmemoramos otras luchas que son las mismas y distintas, ahora que nos rodean la huella del arma, el rumor de la cárcel, la lógica del terror, tomo prestadas las palabras de Nelly del Cid para compartirlas.
Invocamos la fuerza, la esperanza, la digna rabia, el temple feminista ante las dictaduras de siempre, ante los cautiverios cotidianos. Para nosotras, las de antes, las que vendrán. Todas prófugas del sistema.
Ojos cerrados.
Atención a las manos juntas y sueltas en el espacio.
Atención a nuestros pies plantados sobre esta tierra.
Usando nuestra imaginación sin límite ni cárcel.
De los pies salen raíces que crecen. Somos árboles de ceiba, gigantes y sagrados árboles, no somos una, somos un bosque con árboles que se conectan con sus raíces.
Somos fuertes, únicas. Hemos vencido a través de los tiempos el oprobio.
No sólo somos nosotras, tenemos la fuerza en la lucha de miles de mujeres en el mundo, somos únicas en una colectividad, un mar de fuerzas. Desde esta fuerza sabemos que aunque vivimos cosas terribles no estamos solas. Nos quieren hacer creer que estamos solas. No estamos solas, somos muchas, como la arena de una playa, infinitas.
Y aunque una caiga, seguimos brotando porque somos las mismas.
Ya morimos hace mucho, ya nacimos muchas veces. Moriremos y seguiremos viviendo.
Somos eternas. Estamos aquí para enfrentar juntas el miedo y el terror, descolonizando la mente y el cuerpo, abriendo las jaulas, atreviéndonos a ser quienes somos.
Somos la vida y la vida no cesa, sigue porque es infinita, porque somos materia, que sólo cambia.
Cada una especial. Cada una, única, irrepetible, todas necesarias. Y aquí estamos. Aquí seguimos.
* Escritora feminista hondureña
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