miércoles, 19 de febrero de 2020

Luces



Por David Brooks

La mayoría de los jóvenes estadunidenses dicen favorecer el socialismo, y ahora hasta las cúpulas políticas y mediáticas admiten que ya no pueden descartar que Bernie Sanders, quien se define como un socialista democrático, gane la candidatura presidencial demócrata para 2020. La imagen, ayer en Nueva Hampshire. Foto Ap.
Las luces que irrumpen, interrumpen, enfrentan la oscuridad que inunda este país, deben ser la noticia más importante en esta coyuntura estadunidense.

Aunque se tiene que usar la palabra neofascismo para describir de manera objetiva lo que sucede en esta nación, sorprendentemente también se tiene que usar la palabra socialismo(en las tres décadas de reportar sobre este país, nunca me imaginé que algún día tendría que usar esas dos palabras para informar sobre una coyuntura aquí).

La labor periodística de cubrir al régimen trumpista es incesante, pero esa no es la única nota. La otra igual, o tal vez, más importante, es sobre aquellas luces que desafían el asalto más siniestro y cruel en tiempos recientes, y que en gran medida brotan como respuesta a dos problemas fundamentales de nuestros tiempos: la desigualdad/injusticia económica producto de políticas neoliberales y el cambio climático.

Algo inédito este año es que la mayoría de los jóvenes y un amplio sector de la población aquí dicen favorecer el socialismo, y ahora hasta las cúpulas políticas y mediáticas admiten que ya no pueden descartar que Bernie Sanders, quien se define como un socialista democrático, gane la nominación como candidato presidencial del Partido Demócrata.

El fenómeno de Sanders es nutrido por diversos movimientos y luchas anteriores, que se suman a su llamado por una revolución política para recuperar esta democracia de las manos del uno por ciento más rico y devolverla a las mayorías.

Este fenómeno ya está ganando a nivel local y estatal, y en elecciones recientes una nueva generación de políticos, no pocos de ellos llamándose socialistas, fueron electos a gobiernos locales en varios puntos del país (en Chicago, seis concejales socialistas ganaron escaños).

A la vez, movimientos encabezados o impulsados por jóvenes están cambiando la dinámica política de Estados Unidos. Sorprendió a todos: adolescentes encabezaron y organizaron una de las movilizaciones más grandes del año, con más de 250 mil en las calles de Nueva York, y millones más en el mundo, inspirados por Greta Thunberg. A la vez, otras vertientes de esa expresión se organizaron en el Sunrise Movement, que está obligando a candidatos y políticos a definirse en torno a la crisis ecológica y adoptar una agenda progresista sobre la propuesta de un New Deal Verde (http://www.sunrisemovement.org). En las últimas semanas, artistas como Jane Fonda y Lily Tomlin se han sumado a las acciones de desobediencia civil de estos movimientos para denunciar la falta de respuesta al cambio climático por las cúpulas políticas y empresariales del país.

March for our Lives, encabezado por jóvenes que han sobrevivido tiroteos masivos en sus escuelas, no han dejado de asustar a políticos con su perseverancia y esfuerzos de organización nacional para exigir controles sobre las armas en manos privadas en Estados Unidos, en alianza con otras agrupaciones contra la violencia 

Durante 2019 continuó un resurgimiento sindical en este país, y por segundo año una de sus vanguardias fue el magisterio, con los sindicatos de maestros de Chicago, Los Ángeles, Oakland, Denver y West Virginia en huelgas no sólo en busca de sus beneficios y salarios, sino por el bien común, al defender las escuelas públicas. En el sector privado, más de 30 mil trabajadores de una cadena de supermercados en Nueva Inglaterra realizaron una huelga de 11 días, otros 20 mil hicieron lo mismo en el noroeste poco después, mientras 49 mil trabajadores automotrices de General Motors realizaron la huelga más grande de ese sector en décadas durante seis semanas, entre otras luchas.

Y ante la ofensiva antimigrante más agresiva en décadas, el mosaico de organizaciones inmigrantes y sus aliados no han descansado en confrontar al régimen que ha colocado a niños y familias en campos de concentración y generado un clima de persecución en toda comunidad inmigrante.

De todas estas luces se alumbra la esperanza para el Año Nuevo.



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