lunes, 22 de diciembre de 2014
“No puedo respirar”
Por Luri Tonelo
Es doloroso, desesperante, perturba oír la voz tensa de Eric Garner, un negro norteamericano con varios policías encima, repitiendo varias veces “no puedo respirar” poco antes de perder la vida. La atrocidad policial fue filmada por un transeúnte y se encuentra en la red.
La frase de Garner parece quedarse rondando nuestro “espíritu” una y otra vez: “no puedo respirar”. En un mundo donde perdemos el aire por tantos motivos, por tantas frustraciones, decepciones, por el desánimo de un trabajo explotador, por la opresión y violencia ideológica de los dominantes, también nosotros sentimos que no logramos respirar al ver el video de Eric Garner.
La quiebra histórica de este sistema, que no puede resolver ninguna de las cuestiones estructurales que nos sacan el aire y el encanto, esta quiebra es tan estructural que hace que cualquiera pase de la melancolía al odio al ver el juicio de este caso. Con un video explícito del asesinato atroz de Garner, la justicia decidió no procesar al policía responsable por su muerte.
Es decir, la muerte de un hombre negro en Estados Unidos pasó el límite de la banalización. En un sistema que utiliza la fuerza de trabajo de negras y negros como la más barata de las mercancías, que desgasta y explota hasta su última gota de sudor en las fábricas y puestos precarios, descartar la vida de otro negro parece ser solo la consecuencia natural para mantener este mismo sistema racista de dominación.
La incredulidad en este sistema no alcanzó ni alcanza en Estados Unidos. Con reconfortante entusiasmo vimos a miles de norteamericanos romper el silencio frente a esta atrocidad. Miles se manifestaron recientemente en Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Boston, Minneapolis, Atlanta, Oakland, con importantes movilizaciones en California, que los medios internacionales se apuraron en definir como violentas para deslegitimarlas. Se mantiene vivo el grito de Ferguson, desde la muerte de Michael Brown a manos de otro policía.
En las manifestaciones, los activistas hacen, además de marchas, demostraciones recostándose en las avenidas principales, escenificando la muerte de Eric y otros muertos, entonando el grito de “no puedo respirar”. Las manifestaciones se han extendido y demostraron el nivel de racismo que aún encontramos en el corazón del capitalismo internacional.
Uno de los fundadores de la perspectiva emancipadora del socialismo afirmaba que la historia tenía sus ironías. La cuestión negra emerge en Estados Unidos a partir de distintos casos de asesinato y violencia policiales, pero es irónico que el canto de guerra ahora sea “no puedo respirar”. Es emblemático porque el racismo oprime de diferentes formas, en la violencia física policial, en la discriminación escolar, en el empleo, en la mayor explotación en el trabajo. Pero también en la intimidad cotidiana, expresada en los dichos de Garner antes de ser atrapado, que estaba cansado de sufrir todos los días aquella misma persecución.
Sí, estamos cansados del racismo, la violencia, la opresión. Para suerte de los corazones que laten por otra sociedad y perspectiva de vida, esta vez el cansancio no se transformó en resignación, sino en una oleada significativa de movilizaciones contra la violencia y la muerte de los negros en Estados Unidos. La falta de aire de hoy, es solo el combustible para voluntad furiosa de terminar con el racismo y las opresiones.
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