miércoles, 31 de diciembre de 2014
Gobierno equipa Fuerzas Armadas de Honduras para patrullar transporte urbano
“Seguimos equipando las instituciones y de igual manera el próximo año vamos a empezar a equipar a la policía nacional y a las unidades de investigación, inteligencia, ministerio público”, anunció el mandatario Juan Hernández en la entrega del nuevo equipo para la Policía Militar.
Unas 158 unidades otorgó el gobierno de Hernández a la Policía Militar del Orden Público. Motocicletas tendrán ruta específica para acompañar las unidades que utilizan usuarios del sistema de transporte colectivo, según informa un comunicado del Gobierno.
“Con el propósito de reforzar la logística de las Fuerzas Armadas de Honduras (FFAA), el presidente Juan Hernández entregó ayer 158 unidades de transporte para que sean utilizadas por la Policía Militar del Orden Público, con el fin de combatir la criminalidad en el país”, indica un comunicado de la Presidencia de la República.
“Queremos aprovechar esta oportunidad para entregar a las Fuerzas Armadas un lote de equipo”, comenzó diciendo el Presidente Hernández. “Hemos tenido una jornada muy importante con los oficiales de las Fuerzas Armadas. Hemos hablado un poco de la revisión del año y de lo que esperamos al concluir el 27 de enero, que sería el primer año de la Operación Morazán”, expresó.
“Hemos avanzado de manera importante, pero obviamente hay mucho por hacer”, indicó para luego confirmar que la compra de este nuevo equipamiento se ha realizado con fondos provenientes de la Tasa de Seguridad.
Nuevas motocicletas
Hernández dijo que las nuevas motocicletas servirán para estar de cerca con el transporte público. Asimismo, explicó que para el siguiente año reforzarán a la Policía Nacional.
”Es importante que sepan que este lote de motocicletas se utilizarán, entre otras regiones, la capital del país (Tegucigalpa y Comayagüela), san Pedro sula, La Ceiba. Este es un vehículo muy versátil que nos puede permitir estar acompañando la mayor parte de la ruta de transporte”, apuntó Hernández.
“Estas máquinas inmediatamente van hacer parte del equipo, nos va a permitir estar en estas navidades y principios del año, teniendo ya esta ruta que es un compromiso”, reiteró.
Datos:
Camiones administrativos: 28
Camiones para transporte: 3
Vehículos pick up doble cabina: 18
Vehículos pick up cabina sencilla: 9
Motocicletas: 100
Total: 158
En Honduras se consolida el proyecto dictatorial
Rel-UITA
Foto Giorgio Trucchi
Por Giorgio Trucchi
Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que Honduras detiene el record de país más mortífero del planeta con 103,9 homicidios por 100.000 habitantes, es decir casi 4 veces la tasa regional (28,5) y más de 15 veces la mundial (6,7).
Pese a que las autoridades hondureñas han presentado datos estadísticos tendientes a desvirtuar el contenido de dicho informe, mostrando una tendencia a la baja en homicidios -de 86,4 en 2011 a 77 por 100.000 habitantes en 2013-, las y los defensores de derechos humanos no dejan de señalar los impactos de la creciente militarización del país y sus instituciones.
Bertha Oliva, coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) y Premio “Personalidad en Derechos Humanos de América Latina” 2013, aseguró a La Rel que este proceso no solo marca un regreso al pasado para Honduras, sino que profundiza la crisis de derechos humanos en un contexto de impunidad casi total.
Terrorismo de Estado
- En su más reciente programa radial, el COFADEH habló de “retorno del pasado”, de creciente militarización y de impunidad. ¿Qué está ocurriendo en Honduras?
- Los militares siguen siendo los mismos que en el pasado cometieron crímenes de lesa humanidad, y no se les debió haber permitido nunca salir de sus cuarteles.
Ahora, nuevamente empoderados y tomando el control de varias instituciones del Estado, no solo generan niveles más elevados de impunidad, sino que vuelven más difícil la democratización del país, que aún sufre las consecuencias nefastas del golpe de 2009.
El presidente Juan Orlando Hernández cree que, mostrando su fuerza bruta a través de la presencia de los militares en las calles, puede mandar señales positivas de cambio. Sin embargo, lo que estamos viendo es un retroceso en cuanto a la participación ciudadana, la democracia y el respeto de los derechos humanos.
De igual manera, vemos como la militarización de la seguridad pública, la creación de nuevos cuerpos de élite y de la policía militar están generando formas de violaciones a los derechos humanos que pensábamos enterradas en el pasado, como por ejemplo la tortura, sobre todo contra jóvenes.
Toda esta situación está creando una cultura del miedo y del silencio en la sociedad hondureña, y la convivencia democrática, así como la defensa de derechos, va a ser cada día más difícil.
- Hace pocos días el general Julián Pacheco asumió la cartera de Seguridad. ¿Otra señal de que la Policía está siendo desplazada en sus funciones por los militares?
- El tema de Seguridad Pública ya pasó a ser un tema de Inteligencia Militar. Esta vez ni siquiera nombraron a alguien en retiro, sino a un militar que está en pleno ejercicio de sus funciones. Por supuesto que él no va a estar al servicio de la sociedad, sino del presidente Hernández.
Esto es otro grave retroceso en el proceso de desmilitarización de la sociedad hondureña, tal como lo demandamos hace unas décadas. Los militares siguen siendo los mismos y no han avanzado en su forma de ver al pueblo como un enemigo.
Con esa decisión arbitraria se reafirma lo que estamos diciendo: Honduras va de paso hacia la consolidación total de una dictadura disfrazada de democracia, que va a ser dolorosa, sangrienta y larga.
Debemos seguir reclamando y denunciando ante el mundo lo que está pasando.
- ¿Cuál es el objetivo que persigue el presidente Hernández al otorgar este renovado protagonismo a las Fuerzas Armadas?
- Pretende consolidarse en la presidencia durante estos cuatro años y perpetuarse en el poder. Los militares son una herramienta fundamental para realizar este proyecto y para controlar, con la fuerza, las tantas voces disonantes.
Paulatinamente estamos perdiendo todos los espacios democráticos para seguir trabajando a favor de la vida.
- A ese propósito, el partido de gobierno está impulsando ante la Corte Suprema de Justicia la modificación de artículos constitucionales, que prohíben y sancionan la reelección presidencial. ¿Cuál es la posición del COFADEH?
- Se trata de una estrategia política del presidente Hernández y del Partido Nacional para, por un lado desgastar al partido Libertad y Refundación (Libre) en una discusión sin fin sobre el tema de la reelección presidencial y, por el otro, para perpetuarse en el poder con los militares a su servicio, y no al servicio de la nación.
A partir de ahora tendremos unas Fuerzas Armadas consolidadas, equipadas y con poder económico y político, que sirvan a los intereses del presidente Hernández.
En este sentido no estamos en contra de la reelección presidencial, pero la reforma debe darse a través de una consulta popular amplia y una Asamblea Nacional Constituyente que surja del mismo pueblo, como un verdadero proyecto de nación que recoja el sentir y las exigencias de toda la ciudadanía.
La hipocresía de los golpistas
- Hace cinco años el tema de la reelección contribuyó a que se diera un golpe de Estado. Ahora, los sectores golpistas promueven los mismos cambios. ¿Es solo hipocresía?
- Estamos ante políticos sin ningún escrúpulo, que únicamente piensan en sus intereses personales y que ven en Honduras su negocio particular. La militarización del país, las estrategias para dividir al partido Libre y el deseo de perpetuarse en el poder están detrás de estos cambios repentinos que rozan el absurdo.
Pero de fondo hay también un fuerte disgusto y hasta un odio por la Honduras que estuvo en contra del golpe de Estado, y esto impide un acercamiento para poder pensar de forma colectiva qué es lo mejor para el país.
- La primera semana de diciembre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitó al país. ¿Cómo evalúas su estadía y el informe preliminar que acaban de publicar ?
- El informe fue fuerte y contundente. En un país tan herido, tan golpeado y tan ávido de justicia, la presencia de la CIDH permitió a las víctimas contar sus dramas y denunciar las persecución, represión y hasta el abandono total de parte de las instituciones.
Asimismo, los comisionados pudieron constatar la total impunidad que hay en el país, así como la instrumentalización y la colusión del sistema de justicia con el poder político y económico, y la existencia de lugares irregulares de detención.
En fin, creo que la CIDH tiene todos los elementos para evaluar y pronunciarse contundentemente ante lo que estamos sufriendo las y los hondureños.
- Honduras saldrá del Capítulo Cuarto del Informe Anual de la CIDH en el cual se incluyen los países violadores de derechos humanos.
- A partir del golpe de 2009, Honduras fue incluida en el Capítulo Cuarto, sin embargo el artículo 59 del reglamento de la CIDH establece que cuando se hace una visita “in loco”, el país sale de esa lista negra. Por lo tanto, la CIDH está cumpliendo con un procedimiento previsto por su reglamento interno.
Esto en ningún momento significa que Honduras ha cambiado su práctica en violación a los derechos humanos, sino que hay que darle la oportunidad a un país para ver si recapacita. Lamentablemente estamos viendo como el gobierno maquilla cifras para que el país y el mundo crean que los índices de violencia están bajando.
- El Ministerio de Seguridad acaba de dar a conocer cifras sobre homicidios que defieren enormemente con los datos de la OMS.
- He dejado de sacar números estadísticos porque siento indignación por algo que se ha convertido en una maniobra política.
- El gobierno asegura que esta supuesta tendencia a la baja es el resultado de su política de “mano dura”.
- Es una estrategia mediática y refleja lo deshumanizado que es el actual gobierno. Estoy segura que esconden resultados y cifras, pero lo peor es que estamos perdiendo colectivamente el significado del valor de la vida y que lo ponemos en mesa de negociación.
Ni en pesadilla voy a creer que la mano dura pueda dar resultados….lo que hay es impunidad y ocultamiento de la verdad. Esto es vergonzoso.
Fuente: Rel-UITA
"Militar al frente de Secretaría de Seguridad es un retroceso democrático en el país"
Para el doctor en Derecho Internacional y experto en Derechos Humanos, Joaquín Mejía Rivera del Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación (ERIC) de la Compañía de Jesús, el nombramiento del militar Julián Pacheco Tinoco como Ministro de Seguridad que fue anunciado esta semana, significa un retroceso para la democracia hondureña y un reflejo del proceso de militarización en Honduras.
“Yo creo que eso refleja ese proceso de militarización que se ha venido señalando, incluso por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Lastimosamente la mayoría de los gobiernos que hemos tenido han puesto, por lo general, a militares retirados en los puestos de la Secretaría de Seguridad”, asegura el doctor Joaquín Mejía.
No obstante, dice Mejía, son pocos los gobiernos en los cuales se han nombrado a civiles en la Secretaría de Seguridad. En el periodo de Carlos Flores, Gautama Fonseca fue el primer ministro civil, seguido de Oscar Álvarez en el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, luego Arturo Corrales Álvarez en los últimos meses de gobierno de Lobo Sosa y parte del gobierno de Juan Orlando Hernández.
El general Julián Pacheco Tinoco, es un experto en inteligencia, durante el golpe de Estado fue el subdirector de inteligencia del ejército en Honduras, por ahora funge como jefe de la División Nacional de Investigación e Inteligencia.
"Julián Pacheco Tinoco es un militar activo lo cual refleja claramente ese proceso de militarización, que implica un retroceso en Honduras", menciona el abogado Joaquín Mejía.
A Julián Pacheco se le considera un hombre muy poderoso en Honduras. “Quien maneja la información es el que tiene el poder aquí (en Honduras), evidentemente el general Pacheco Tinoco al contar con información de inteligencia, tiene mucho poder. Yo creo que uno tiene que reconocer que el general Tinoco es una persona muy capacitada, eso nadie se lo niega, sin embargo eso no impide señalar que esto es peligroso para lo poco que nos queda de institucionalidad en el país, porque quiéralo o no, cuando se coloca un militar que tiene una visión “militar” de la seguridad, evidentemente esto refleja un retroceso e implica militarización”, argumenta el experto Joaquín Mejía.
Dirección de Investigación e Inteligencia
La Dirección de Investigación e Inteligencia se creó para combatir la criminalidad en el país, pero el doctor Joaquín Mejía cataloga esa dependencia como un ojo estatal que vigila a los ciudadanos y ciudadanas sin ningún tipo de control judicial.
“En teoría, en la Dirección de Investigación e Inteligencia, recae información que tiene que ver con el crimen organizado, narcotráfico, terrorismo, información que tiene que ver con las extorsiones o con delitos de alto impacto como el sucedido con el hijo de la rectora Julieta Castellanos y de Aurora de Pineda, y dentro de la dirección está la unidad de intervención de las telecomunicaciones, por tanto, es una dirección que tiene muchísimo control de información, y es información en temas de investigación y de inteligencia”, explica Mejía.
¿Qué hay detrás de la salida de Arturo Corrales?
Esa es una pregunta que todos y todas nos hacemos dice el experto en derechos humanos Joaquín Mejía, sobre todo porque últimamente hubo movimiento fuerte dentro de la policía. El reciente escándalo, fue el alboroto que se armó cuando se nombró al nuevo jefe de la policía, Félix Villanueva en noviembre pasado.
Según versiones oficiales Tinoco asumirá como secretario de seguridad el 15 de enero del próximo año.
Lo cierto es que Honduras sigue reflejando cifras alarmantes de hechos violentos. Desde que Arturo Corrales asumió la Secretaría de Seguridad el 01 de mayo de 2013, la criminalidad y violencia sigue intacta en el país. El discurso del funcionario ha sido únicamente que los hechos delictivos han disminuido, sin embargo en el país a diario 19 personas pierden la vida de forma violenta.
Mientras que desde el gobierno se sigue apostando a la militarización de la sociedad, rechazada por diversas organizaciones de derechos humanos del país.
Las alternativas al desarrollo se debaten en la Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático
Por Orlan Cazorla *
Durante cuatro días se celebró en el Parque de la Exposición de Lima (Perú) la Cumbre de los Pueblos frente al Cambio Climático con la participación de aproximadamente tres mil personas, provenientes en su mayoría de América Latina. La Cumbre tenía como objetivo fortalecer una agenda común de los movimientos sociales y presentar argumentos alternativos a la vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP20). “Es un espacio para recoger todas las propuestas y convertirlas en vinculantes. Esta es la exigencia que vamos a hacer a los Estados”, explicaba el portavoz de la Cumbre, Antolín Huascar. A la Cumbre de los Pueblos también asistieron algunas personas acreditadas como observadores de la COP20 oficial. Es el caso de Chavannes Baptiste, de la Confederación Nacional Agraria de Haití. “Ahorita vengo de la COP20 y aquello es un espacio de locos en donde nadie escucha a nadie. Es un lugar de negocios donde las transnacionales están defendiendo sus intereses para utilizar el calentamiento global para hacer más plata”. Crítico porque a la sociedad civil le tienen vetada la entrada, Baptiste se mostró confiado en la posibilidad de que desde la Cumbre de los Pueblos se lleguen a articular propuestas reales.
Ocho ejes temáticos y múltiples voces
La Cumbre de los Pueblos, que surgió como respuesta a la crisis civilizatoria ocasionada por un mal llamado modelo de desarrollo que ha mercantilizado la vida humana y la naturaleza, se estructuró en ocho ejes temáticos. Crisis de civilización y modelos alternativos de vida social; calentamiento global y cambio climático; soberanía y transición energética; agricultura y soberanía alimentaria; gestión sustentable del territorio y los ecosistemas; financiamiento y transferencia de tecnología; mujeres y sostenibilidad de la vida; y las falsas soluciones, fueron las grandes temáticas en torno a las cuales giraron los debates.
“La Cumbre es una gran oportunidad para hacer visible todas las demandas, y es un punto donde podemos iniciar un movimiento ambiental sólido con un mensaje regional; y si se puede a nivel global, mucho mejor”, aseguraba Stefani Acosta, del Comité Juvenil de la Cumbre de los Pueblos.
Para el colectivo ecuatoriano Yasunidos, la Cumbre era una oportunidad para posicionar una demanda muy concreta. “Creemos que hasta este momento la única forma conocida y real de luchar contra el cambio climático es dejar el petróleo en el subsuelo. Se ha manifestado que hay que cambiar el sistema y no el clima, pero este sistema no se cambia cambiando los discursos, se cambia modificando las prácticas y las políticas”, afirmaba Pato Chávez.
Cambio climático y transiciones
Entre las más de 150 actividades que se celebraron durante la Cumbre de los Pueblos destacó la organizada por la Red Peruana por una Globalización con Equidad (RedGE) y el Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES) denominada “Cambio climático y transiciones”. Entre los ponentes, se encontraba el investigador uruguayo de CLAES, Eduardo Gudynas, que presentó una propuesta de transiciones con énfasis en las regiones andino-amazónicas, para iniciar una salida al actual modelo de desarrollo. Además, también intervino el ex presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador, Alberto Acosta, que habló sobre el concepto del Buen Vivir destacando que no se trata de una alternativa de desarrollo sino de una alternativa al desarrollo, que abre la puerta a nuevos horizontes.
Durante su intervención, Acosta aseguró que hay que aprovechar la posibilidad de reconstruir en el buen sentido las propuestas indígenas y además construir otras opciones para tener una forma de vida diferente que garantice dignidad a los seres humanos y armonía para vivir con la naturaleza. “Este es el punto de partida para transitar de lo que no queremos a lo que queremos construir. Y tenemos que ir desechando algunos conceptos tradicionales, para construirlos de otra manera e ir desarrollando nuevos indicadores”, afirmó.
Por su parte, Gudynas se mostró crítico con la falta de voluntad política. “En CLAES creemos que las negociaciones en marcha en la COP ya han llegado a un punto de sucesivos estancamientos y no podemos seguir esperando, sino que tenemos que iniciar nosotros las transiciones inmediatamente”. Estas transiciones, según el investigador uruguayo, deberán ser transformaciones democráticas, consensuadas, y que sirvan de ejemplo para avanzar hacia esa salida del desarrollo con una orientación clara hacia el Buen Vivir.
La propuesta de “alternativas al desarrollo para un clima seguro” se compone de dos ejes principales. El primero tiene que ver con anular o reducir las emisiones internas y se centraría en las transiciones post-petroleras, transiciones de energía y transiciones en ambiente, bosques y agricultura. El segundo eje consiste en tratar de anular o reducir exportaciones de recursos energéticos o recursos que generan emisiones en otros países, avanzando hacia la desvinculación selectiva de la globalización y el regionalismo autónomo.
También puso énfasis en señalar que, ante la réplica de gobiernos y empresarios que cuestionan la falta de alternativas, la respuesta desde la sociedad civil es que existen, son viables y aseguran mejores condiciones para la sociedad y el medio ambiente. “Y ante las retóricas presidenciales de compromiso con la naturaleza, nuestra posición es que tomen ese compromiso en serio y defiendan los derechos de la naturaleza y comiencen las transiciones ya, en el día de hoy, porque éstas son posibles”, concluyó.
* Orlan Cazorla (@orlancazorla) es periodista freelance en América Latina. Autor de www.orlancazorla.net
La abolición de la abolición
Por James Carroll
Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Riba García
El Pentágono, la gran ballena blanca del presidente Obama
Introducción de Tom Engelhardt
Al fin una buena noticia para la renovación de la Fe. Estoy hablando, por supuesto, de la fe en el arma nuclear. Si acaso lo habíais olvidado, aquella creencia propia de la Guerra Fría de que un arsenal nuclear estadounidense lo suficientemente grande como para destruir varios planetas del tamaño de la Tierra y una alerta permanente siguen siendo cruciales para la conservación del “estilo americano de vida” y, en un nivel más mundano, una carrera en la Fuerza Aérea de “misilero” no es un trabajo sin porvenir en este siglo obsesionado por el terrorismo. Durante años, eso de estar sentado en un silo en el Oeste de EEUU con el proverbial dedo en el gatillo fue visto como la definición del sinsentido de lo militar. No ayudaba que el presidente Obama, tempranamente en su primer mandato, se comprometiera a prohibir esas mismas armas que los “misileros” estaban cuidando y preparando para lanzarlas un día de estos, ni que haya habido discusiones en el seno del Pentágono sobre la reducción de la fuerza. Conversaciones sobre temas corrosivos o, como dijera un subcomandante de operaciones y “misilero”, ¡“descomposición” en la tropa! En términos religiosos, pensadlo como una pérdida de confianza del clero militar en lo que antes había sido la Única Fe Verdadera y un temor a que “pensar lo impensable” –como se le llamó en el apogeo de la Guerra Fría– podía algún día realmente llegar a ser impensable.
Cómo lo señaló una avalancha de crónicas en años recientes, la “descomposición” ha sido algo muy real. Hubo aquel escándalo por “engaños”, sobre el que se informó generosamente, cuando se hicieron unos exámenes de “competencia” nuclear que acabaron en el despido de nueve comandantes de la Fuerza Aérea; hubo esos artefactos nucleares que por error atravesaron los cielos de Estados Unidos, esas puertas blindadas de un silo que se dejaron abiertas mientras sus guardianes dormían a pierna suelta y esas suspensiones de “misileros” por “incompetencia”, problemas con drogas y acoso sexual, entre otras cuestiones. Hubo el despido de un general a cargo de “tres grupos de misiles balísticos intercontinentales nucleares con 450 ICBM” por “mala conducta” durante una visita a Moscú, incluyendo varias borracheras, “relaciones” con dos mujeres que podrían haber sido espías, ofensas a sus anfitriones, etc. Incluso hubo una muy bíblica plaga de ratas en una fuerza de la que se dice que está “oxidando su camino al desarme”.
Y por último pero no precisamente lo menos importante, hubo la pérdida de fondos cruciales para “apretar los tornillos en la cabeza de guerra del proyectil Minuteman 3” que la FED tuvo que repartir entre tres bases de ICBM –North Dakota, Wyoming y Montana–. Por supuesto, este problema podría haberse resuelto si, en línea con el pensamiento explícito del presidente, dos de esas tres bases se hubiesen cerrado y desmontadas y destruidas sus armas. Pero estábamos hablando sobre la renovación de la fe en nuestro país, nada que tenga que ver con utopías como el desarme nuclear, por lo tanto, de eso ni hablar. En lugar de eso, la fuerza nuclear de Estados Unidos se ha de “modernizar”, es decir, reacondicionarla con un costo estimado de unos tres billones [1012] de dólares en las décadas venideras; nuestro presidente del desarme acaba de nombrar como su nuevo secretario de defensa a un hombre comprometido desde hace mucho tiempo con este rumbo de acción.
Si hay alguien capaz de ver la dimensión de este momento de la “renovación” nuclear, es James Carroll, columnista del Boston Globe. Él, después de todo, en su juventud vivió personalmente el culto estadounidense a la violencia; esas vivencias le han llevado a dedicarse a la exploración de las raíces religiosas de la violencia. Su padre fue uno de los directores fundadores de la agencia de inteligencia de la defensa, algo que James Carroll ha descrito en su obra American Requiem: God, My Father and the War That Came Between Us. Ha escrito con elocuencia sobre ese culto estadounidense a la violencia al que llamamos Pentágono en su libro House of War y sobre las más tradicionales raíces de la violencia en su éxito editorial Constantin’s Sword y en Jerusalem, Jerusalem. Su nuevo libro, Christ Actually: The Son of God for the Secular Age, se centra en la forma en que se ha utilizado a Jesús en la historia para justificar la misma violencia que él rechazaba. Por eso, la pertinencia de la mirada que Carroll echa sobre la urgencia que hoy tiene Washington de renovar la languideciente fe del estadounidense medio en el arma nuclear.
* * *
De cómo el presidente que pedía la prohibición de las armas nucleares está autorizando su renovación
Tomad nota de estos días. La tan temida transformación de la esperanza en fatalidad se está produciendo a medida que Estados Unidos conduce el mundo hacia el camino sin retorno de la devastación nuclear. Una vez, pudimos creer que había otro camino para transitar. Ciertamente, fuimos invitados a tomar ese camino por el hombre que, incluso hoy, esta supervisando la forma de bloquearlo, probablemente para siempre.
Fue uno de los discursos más conmovedores que un presidente de EEUU haya pronunciado en la historia. Fue en Praga, en 2009, y el presidente era el que había jurado su cargo poco tiempo antes: Barack Obama. La promesa hecha ese día merece ser recordada detenidamente, sobre todo porque hoy ha sido en buena parte olvidada:
“Por ser la única potencia nuclear que ha utilizado un arma nuclear, Estados Unidos tiene la responsabilidad moral de actuar... Por eso, declaro hoy públicamente y con convicción el compromiso estadounidense de buscar la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares. No soy ingenuo. Este objetivo no se alcanzará rápidamente, quizá ni siquiera mientras yo viva. Debo tener paciencia y persistir. Pero, además, ahora debemos ignorar las voces que nos dicen que el mundo no puede cambiar. Debemos insistir: ‘Sí, nosotros podemos...’.”
Obama llevaba solo tres meses en su cargo cuando, reclamando audazmente su lugar en la escena internacional, se comprometió –él y su país– inequívocamente a crear un movimiento por la abolición de las armas nucleares que hasta entonces como mucho había existido en algún sitio muy lejano y ajeno a la política de las potencias.
“Sé”, agregó, “que hay algunos que cuestionarán el hecho de que podamos hacer algo en una agenda tan vasta. Hay quienes dudan que sea posible la cooperación internacional... y quienes oyen hablar de un mundo sin armas nucleares y dudan si vale la pena plantearse un objetivo aparentemente imposible de conseguir. Pero no os equivoquéis. Sabemos adónde lleva este camino.”
La existencia de las armas nucleares, declaró un presidente de Estados Unidos, allana el camino hacia el desastre para la humanidad.
Obama, el capitán Ahab de las armas nucleares
Por cierto, hasta ese momento, los cimientos de un imaginario mundo abolicionista eran modestos, pero no inexistentes. Por ejemplo, el tratado de no proliferación nuclear de 1968 había conseguido una negociación entre los países “ricos” y los “desposeídos” en materia de armas nucleares en la que el camino hacia la abolición era tratado como si fuese real. El acuerdo parecía bastante claro: los países sin armamento nuclear prometerían renunciar a la obtención de bombas nucleares y, en compensación, las principales potencias nucleares del mundo prometerían tomar –según las palabras del tratado– “medidas efectivas en la dirección del desarme nuclear”.
Sin embargo, antes del momento Obama, durante décadas los arsenales de cabezas nucleares de las superpotencias continuaron creciendo como setas; mientras tanto, nuevos países nucleares –Israel, Pakistan, India, Norcorea– construyeron su propio e impresionante arsenal. En esos años, con la única excepción de Suráfrica, los países con armas nucleares sencillamente ignoraron la parte que les correspondía de la negociación de no proliferación, y la cláusula crucial que mandaba progresar en el camino de un eventual desarme fue prácticamente olvidada.
En 1991, con la desaparición de la URSS, terminó la Guerra Fría; al año siguiente, los estadounidenses eligieron como presidente a Bill Clinton, que se había hecho famoso por su oposición a la guerra de Vietnam. Lo menos que se podía imaginar entonces era que las bombas atómicas seguirían el camino de prohibición internacional que habían recorrido las armas químicas. Pero Washington eligió otro camino. A pesar de la escasez de enemigos a la vista en el planeta, la Revisión de la Postura Nuclear del Pentágono de 1994 insistía en el mantenimiento del arsenal nuclear de Estados Unidos en los niveles de la Guerra Fría, a modo de “salvaguardia”, de política de prevención, contra un imaginario regreso del comunismo, el fascismo, o algo terrible en Rusia, lo que fuera... y Clinton aceptó la posición del Pentágono.
Sin embargo, bastante pronto algunos prominentes halcones de la era de la Guerra Fría empezaron a sentirse preocupados por el hecho de que una política preventiva nuclear podía por sí misma dar inicio a una hoguera de alcance mundial. En 1999, un arquitecto jefe del pensamiento atómico, Paul Nitze, dejó a un lado su obsesión de toda la vida por la construcción de un poder nuclear para decir que las bombas atómicas eran “una amenaza, sobre todo para nosotros mismos” y para llamar explícitamente a un desarme unilateral, Otros antiguos apóstoles de la realpolitik nuclear abrazaron también el objetivo de la abolición. En 2008, cuatro altos sacerdotes del culto de la normalidad nuclear –el ex senador Sam Nunn, los ex secretarios de estado George Schultz y Henry Kissinger– dieron a conocer una sacrílega renunciación conjunta a su fe atómica en la página editorial del Wall Street Journal. “Refrendamos el establecimiento del objetivo de un mundo sin armas nucleares”, escribieron, “y trabajaremos con energía en lo que haga falta para conseguir ese objetivo.”
Desafortunadamente, estos personajes se acercaron a Jesús solo después de dejar su cargo, cuando ya estaban exentos de la responsabilidad de hacer concordar su retórica de alto vuelo con la valiente tarea de hacerla realidad.
Obama en Praga fue otra cuestión. Él estaba en el inicio de los que serían sus ocho años de presidencia y su rechazo al fatalismo nuclear resonó en todo el mundo. Solo unos meses más tarde, se le concedió el Premio Nobel de la Paz, debido en buena parte a su sensacional compromiso. La esperanza del desarme nuclear era el meollo mismo del movimiento por la paz surgido después de la Segunda Guerra Mundial; aunque siempre marginal, al fin había sido abrazada por alguien con un sillón en el poder. Aunque parezca mentira, un año más tarde, atendiendo directivas de Obama, el Pentágono, en su Revisión de la Postura Nuclear de 2010 dio un paso más en la dirección de lo dicho por el presidente, comprometiéndose a “un esfuerzo multilateral para limitar, reducir y eventualmente eliminar todas las armas nucleares del mundo”.
“Estados Unidos”, prometía el documento, “no desarrollará nuevas ojivas nucleares.” Sobre el futuro del arsenal nuclear, se preveía un programa de mantenimiento responsable, pero ahí acababa la cosa. El Pentágono prometió “programas de extensión de vida útil que solo utilizarán componentes basados en diseños ya probados y no recurrirá a nuevas misiones militares ni proporcionará nuevas capacidades”.
En 2009, los tiempos de Obama eran críticos. Las armas y los sistemas de aprovisionamiento del arsenal nuclear estaban envejeciendo rápidamente. Los proyectiles, las cabezas de guerra, los bombarderos estratégicos y los submarinos nucleares de muchos países eran de los primeros tiempos de la Guerra Fría y su fecha de caducidad se estaba acercando. En otras palabras, era necesario que comenzaran reducciones a gran escala en el arsenal antes de que las presiones para comenzar el reemplazo total de esos sistemas de armas crecieran demasiado y ya no fuera posible resistirse a ellas. Un programa como este, al mismo tiempo, significaría necesariamente combinar las últimas innovaciones tecnológicas con una letalidad cada vez mayor lo que en cierto modo estimularía la totalidad de la empresa en todo el mundo, es decir, lo diametralmente opuesto a “medidas eficaces en la dirección del desarme nuclear”.
Para decirlo de otro modo, Obama estaba presidiendo un momento de oro, pero se estaba acercando una apocalíptica fecha límite. Efectivamente, la fecha límite llegó estrepitosamente cuando ocurrieron tres cosas: el resurgimiento de Vladimir Putin en la forma de un incipiente intento fascista para recuperar el estatus de gran potencia por parte de Rusia; los extremistas republicanos tomaron el Congreso como rehén; y Barack Obama se encontró amarrado –como el capitán Ahab, de Herman Melville– a “la monomaníaca encarnación de esas maliciosas agencias en las que algunos hombres profundos creen estar comiendo en ellas, hasta que son abandonados para vivir con apenas medio corazón o un solo pulmón. Los que pertenecen a ese mundo a menudo comparan el Pentágono con Moby Dick, la Gran Ballena Blanca; Obama aprendió el porqué. Las pacíficas intenciones con las que empezó su presidencia recibieron la bofetada de las aletas del monstruo, como muchos remeros noveles en su esquife ballenero.
De ahí los reveses de Obama en Iraq, Afganistán y Siria; de ahí los tropiezos de la Casa Blanca, entre ellos la insólita sucesión de secretarios de defensa, con el cuarto de los cuales, Ashton Carter, puede contarse confiadamente para avanzar en la renovación de la fuerza nuclear. La “intangible malignidad” –según la expresión de Melville– del Pentágono fue azuzada tanto por Putin como por los republicanos, pero el corazón a medias devorado de Obama en nada se deja ver tan notablemente como en la total marcha atrás, tanto en lo retórico como en lo político, de la abolición de las armas nucleares.
Un artículo reciente de William J. Broad, corresponsal del New York Times señaló lo dramático del fracaso del presidente. Según Broad, los recortes en las reservas nucleares empezados por los Bush, padre e hijo, afectaron a 14.801 armas; hasta ahora, las reducciones de Obama alcanzaron a 507 armas. En 2010, el nuevo tratado START, entre Moscú y Washington limitó el futuro despliegue de armas atómicas en 1.500; en octubre pasado, EEUU todavía tenía 1.642 y Rusia 1.643, es decir, ninguno de los dos países alcanzó los guarismos marcados por START, que solo cuenta loas armas desplegadas (si se incluyen las que están en almacenes pero listas para ser provistas de sus ojivas, el arsenal de EEUU hoy día es de unas 4.800 armas nucleares).
Para poder contar con los votos de los senadores republicanos necesarios para la ratificación del START, Obama hizo lo que se ha convertido en el “acuerdo del diablo”. Estuvo de acuerdo en permitir los trabajos preliminares de una vasta “modernización” del arsenal nuclear estadounidense que, con al excusa de la actualización de un sistema anticuado, ya está transformando el antiguo stock de armas en una completa renovación con un costo estimado de un billón [un uno seguido de 12 ceros] de dólares. A todo esto, la Marina quiere –y puede conseguir– 12 nuevos submarinos estratégicos; y la Fuerza Aérea –y puede conseguir– una nueva fuerza de bombarderos de ataque de largo alcance. Bombarderos y submarinos estarían, no faltaba más, dotados de misiles de la próxima generación; así habremos dado el pistoletazo de salida de la carrera. La carrera armamentística.
Todo esto se revela mientras Putin calienta el corazón de los entusiastas nucleares de todo sitio no solo con su agresión en Ucrania sino también por el debilitamiento del hito 1987, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Mediano Alcance con las pruebas de un nuevo misil de crucero lanzado desde tierra. Por cierto, justo este otoño, Rusia lanzó con éxito un nuevo proyectil balístico intercontinental. Da la impresión de que Moscú también puede modernizar.
En el camino de la perdición del siglo XXI
En respuesta a la temprana visión de Obama de unas “medidas eficaces” hacia el desarme nuclear y en seguimiento de la Revisión de la Postura Nuclear 2010, los jefes más importantes del Pentágono continuaron sus serias discusiones sobre las medidas prácticas para reducir el arsenal nuclear. Los expertos de primera línea abogaron por un alejamiento de la doctrina de la selección de blancos de ataque de los tiempos de la Guerra Fría que continúa necesitando un arsenal de miles de armas nucleares.
De hecho, para responder a las limitaciones presupuestarias, a las obligaciones legales surgidas de un tratado de no proliferación que está en peligro y al urgente mandato moral que enfrenta el país, la estrategia nuclear estadounidense puede girar sin desgarradoras dificultades, al menos, hacia una de “disuasión mínima”. Nos lo dicen los expertos más comprometidos de la seguridad nacional. Un giro como este implicaría una reducción del arsenal nuclear de unas 500 ojivas de guerra, tanto desplegadas como guardadas en los almacenes. Incluso si este objetivo fuese perseguido unilateralmente, dejaría más armas de las necesarias para desalentar cualquier tratado nuclear, incluyendo Rusia, más allá de lo que Putin pudiera hacer.
De 500 a ninguna, por supuesto, hay un largo trecho; lo mismo vale para el objetivo de abolición del presidente en 2009; aun así la oposición en Washington a ese nivel sería feroz. A pesar de que desmontar y deshacerse de miles de armas nucleares costaría mucho menos que reemplazarlas, seguiría siendo un gasto importante; es posible contar con que los partidarios del arma nuclear en el Pentágono encontrarían firmes aliados entre los congresistas republicanos, que aborrecerían financiar semejante retirada del virtual Armagedón. Mientras tanto, frente a semejantes recortes, los samurai de los grupos de presión de la industria de la defensa desenvainarían su espada.
Pero si un vehemente Obama fue capaz de pintar un mundo libre de armas nucleares en Praga en 2009, ¿por qué no apelar hoy directamente al pueblo de Estados Unidos con los mismos argumentos? Por supuesto, ya no hay ninguna señal de que el presidente tenga intención de hacer algo así, pero si el comandante en jefe ordenara una reducción sustancial del arsenal nuclear, el resultado podría ser la transformación de la conciencia política de los estadounidenses. En ese quehacer, podría revitalizarse el gran sueño de un mundo libre de armas nucleares y podría rescatarse el compromiso de los países sin armas nucleares –incluyendo Irán– de renunciar a desarrollarlas. Más decisivamente aún, ya no habría ninguna razón para la renovación a gran escala del arsenal nuclear de Estados Unidos, un funesto proyecto que nuestro país está ahora mismo preparándose a poner en marcha. Al menos, una nueva apelación retórica a un desarme total, a la abolición real de las armas nucleares, mantendría abierto el camino para que lo transite un futuro presidente.
Lamentablemente, los defensores de la “disuasión mínima” ya han sido anulados. La convicción fieramente mantenida una vez por el presidente ahora es una mera sombra de lo que fue. Como al maltrecho ballenero del capitán Ahab, olas tumultuosas se abaten sobre la esperanza que una vez atrapó la atención del mundo. Dad por sentado que en su retiro y apartado del poder, el ex presidente Obama volverá a descubrir su compromiso de otrora con un mundo liberado de la pesadilla nuclear. Sentirá la especial responsabilidad apropiada para un ciudadano “de la única potencia nuclear que utilizó una arma nuclear”. Los discursos del entonces ex presidente sobre la cuestión serán fascinantes y su filantropía estará en la mira. Todo para nada.
Debido a las decisiones que probablemente se tomen este año y el siguiente, ningún presidente de Estados Unidos podrá volver a hacer suyo este propósito como lo hizo Obama una vez. En vez de eso, las armas nucleares se convertirán en una parte normal y permanente del arsenal estadounidense del siglo XXI y, por lo tanto, del de muchos otros países; vale decir, las armas nucleares serán un elemento esencial del futuro del género humano... mientras dure ese futuro.
Entonces, sí, tomad nota de estos días. La abolición nuclear, en sí misma, está siendo abolida, Mientras tanto, aceptamos, como el esperanzado y joven presidente nos dijo, que sabemos adónde conduce este camino.
* James Carroll es columnista del Boston Globe y distinguido becario residente en la Universidad de Suffolk. Es autor, entre otros trabajos, de House of War: The Pentagon and the Disastrous Rise of American Power y, más recientemente, Christ Actually: The Son of God for the Secular Age.
martes, 30 de diciembre de 2014
Migrar construye un mundo diferente
Alex* (15), Ana*(9) y Daniel*(17) tuvieron que huir de su comunidad en La Lima, una pequeña ciudad a 20 km de San Pedro Sula, conocida como la ciudad más violenta del mundo. Dos intentos hicieron hasta llegar a Estados Unidos donde estaba su padre a quien no veían desde hace 8 años.
“Por la mara, nos estaban diciendo que si no nos metíamos a la mara nos iban a matar junto a toda nuestra familia. Yo preferí irme a algo peor”, dijo tímido Alex el día que fue deportado en su primer intento en saltar fronteras. De Méjico los regresaron a los tres junto a cientos de niños y niñas que viajaban con el mismo destino.
Hoy es el Día Internacional de las personas migrantes, y en este día diversas organizaciones que constituyen la Campaña por la hospitalidad, impulsada por la Red Jesuita con Migrantes pretenden devolver voz y rostro a cada una de las personas migrantes, reivindicando su derecho a desear y buscar mejores condiciones de vida y celebrar su valentía por dejarlo todo y apostar por una realidad mejor. El lema de este año: Migrar construye un mundo diferente.
Datos del Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) afirmaban en 2013 que cada 15 minutos salía un hondureño del país de forma irregular hacia Estados Unidos. Pero en 2014 se vivió una de las mayores crisis migratorias desde 2005.
De octubre de 2013 a julio de 2014, la Patrulla Fronteriza estadounidense detuvo a 62,998 niños y adolescentes no acompañados menores de 17 años, el doble que en el mismo periodo del año fiscal anterior, cuando se detuvo a 31,491 niños y adolescentes que viajaban solos. Honduras es el país del que procede la mayoría de estos menores (17,582), seguido de Guatemala (15,733), El Salvador (14,591) y México (13,675), precisó la Patrulla Fronteriza en un comunicado.
Daniel, Ana y Alex son parte de estas cifras y Radio Progreso pudo acceder a ellos cuando llegaban deportados de Méjico la primera vez en uno de los tres buses que vienen desde Méjico a San Pedro Sula entrando por la frontera de Corinto cada semana.
“Yo quería conocer a mi papá y además tuve problemas con los mareros, nosotros un día íbamos caminando y los mareros nos persiguieron y nos desnudaron para ver si teníamos tatuajes, nos vaciaron el bolsón con el que íbamos al colegio. Ellos sabían dónde vivíamos y allí nos dijeron que si no estábamos en la mara nos iban a matar”, contó Daniel, el mayor. Esto es una sentencia clara de muerte en la colonia en la que viven, que a pesar de no ser controlada por mara o pandilla, el camino de la misma hacia el colegio está minado por la guerra territorial de estos grupos criminales.
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Daniel se fue con su hermanita y su hermano sin decir a su madre. Ella ya sabía que se irían, pero la despedida la evitaron por dolorosa.
“Hay que hacerle wuevos (aguantar) a las cosas. Yo no quisiera que se fueran pero quiero su bienestar, su estudio. Aquí no hay nada, ellos estaban en el colegio pero como los maestros tampoco los querían, es mejor que se vayan”, dice su mamá, una mujer robusta a quien la vida no la ha tratado muy bien. Con 5 hijos, sin apoyo de nadie más, esta mujer se rebusca la vida vendiendo agua ardiente, pimienta y de vez en cuando aseando escuelas. Ella sabe bien qué es el estigma. Sus hijos parecen haberlo heredado por la zona donde viven y ser hijos de madre soltera en la pobreza.
Después de la llamada “crisis migratoria” por el incremento de niños y niñas detenidas en Estados Unidos que intentaban entrar a la frontera irregularmente, el Estado de Honduras determinó que la Dirección Nacional de Niñez y Familia (Dinaf) se hiciera cargo de los menores que vinieran deportados. La institución que se ha encargado de la infancia y la familia, el Ihnfa, fue eliminada en un proceso que diversos analistas han catalogado como retroceso en materia de derechos humanos.
La Dinaf ha recibido a estos menores, y según Daniel, los han recibido bien entregándoles un kit de limpieza, un tiempo de comida y llamando a sus familiares para que los vayan a recoger. Una alegría pasajera en medio de la tormenta, porque a Daniel, Ana y a Alex, ni la Dinaf ni nadie les garantiza que al volver a su barrio, del cual huyeron, podrán mantenerse con vida.
“Me dio mucha lástima que me regresaron, ya había pasado lo peor. Por un tiempo estaré encerrado en casa con mi familia y luego me iré de nuevo, no tengo de otra. Vivo en La Lima, allí manda más El Barrio que la policía”, cuenta Daniel.
Geraldina Garay del Centro de Atención al Migrante Retornado, quienes atienden a los deportados que vienen en avión, dice que las deportaciones de niños y niñas no son nuevas. “Lo hemos venido viendo desde 2005, se comenzó a deportar niños de Méjico y actualmente llegan 3 buses a la semana con menores deportados de Méjico. Ocho mil van en el año”, dice.
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La Red Jesuita con Migrantes manifestó en un comunicado que: “la realidad de la migración en nuestro continente es cada vez más intensa, interconectada, compleja y se desarrolla a menudo en perjuicio de la dignidad o hasta de la vida de las personas. Las deportaciones de un país a otro se han intensificado rompiendo familias y proyectos de vida, y se sigue negando el acceso a los derechos básicos de salud y educación a las personas migrantes “en condición irregular”, mientras que las posibilidades de regularizarse se restringen.
Señalamos las especiales circunstancias de violencia y desprotección social de las personas que migran desde Honduras, El Salvador y Guatemala, que requieren nuevas medidas de protección que amparen sus derechos fundamentales. Según un estudio reciente del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sobre niños, niñas y jóvenes centroamericanos detenidos en México, “el 48,6% de ellos señalan distintas formas de violencia y persecución como el principal motivo”.
A Daniel, Ana y Alex no solo los expulsó la violencia, los expulsó todo un ambiente que amenaza la vida en diversas formas. El ambiente que impera en uno de los países con más altas tasas de asesinatos del mundo (85 por cada cien mil habitantes). No se puede señalar un solo factor para la migración. La violencia, la crisis económica, la reunificación familiar, convergen en una situación donde migrar se convierte en la única opción para seguir con vida.
Solidaridad
Alex y Daniel cuentan que el camino es muy difícil pero confirman que en las precariedades, las solidaridades van por montones.
“Los hombres cuidábamos de los niños y las mujeres, no dormíamos para que ellas estuvieran bien, cuidándolos de los animales u otros peligros, y cargábamos las cosas de las mujeres que andaban con los niños”.
La RJM destaca con su campaña Migrar construye un mundo diferente, que es necesaria la hospitalidad y que los Estados tanto expulsores como receptores orienten sus políticas con respecto a la migración a la defensa de la dignidad humana y en el caso de los menores en la defensa del interés superior del menor. Que esa solidaridad de la que cuentan Ana, Daniel y Alex bañe todo el proceso migratorio que va haciendo más diversas las sociedades.
Con reducción de fondos al agro y la educación, el Congreso Nacional aprobó el Presupuesto 2015
En medio de la desaprobación de miembros de la bancada de Libertad y Refundación –LibRe-, y algunos del Partido Anticorrupción-PAC-, por considerar que no cuenta con ninguna estrategia para la reactivación de la economía interna, y muchos menos la generación de empleo; el Congreso Nacional aprobó en su último ciclo de sesiones 2014 el Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la República para el ejercicio fiscal 2015, que asciende a 185 mil 482 millones 013 mil 773 lempiras.
El Presupuesto 2015, que fue aprobado por mayoría simple, contiene una reducción de 2 mil 700 millones de lempiras; perjudicando a entes como el Instituto Nacional Agrario –INA-, pues durante el 2014 contaba con una asignación presupuestaría de 356 millones de lempiras y para el 2015 se le asignarán 256 millones, es decir, una reducción de 100 millones.
El diputado del partido LibRe y coordinador de la Vía Campesina, Rafael Alegría, comenta que con la reducción de presupuesto, el INA, encargado de velar por el sector agrario del país “está camino a su cierre. Será imposible manejarlo, aunque le están dando un 30 por ciento de las ventas de la tierra, esa es otra cuestión que van a querer fomentar para financiar el Instituto Nacional Agrario, eso es indebido y, realmente, preocupante".
La Secretaría de Agricultura y Ganadería –SAG-, al igual que el INA, es otra de las instituciones que serán afectadas con el nuevo Presupuesto General 2015; la SAG contaba con un presupuesto de mil 339 millones 874 mil 787 lempiras y para 2015 ejecutará su trabajo con mil 284 millones 804 mil, lo que es igual a una deducción de 55 millones de lempiras.
“En este presupuesto se discutió y aprobó lo que ellos querían -refiriéndose a la Junta Directiva del Legislativo-; usted miraba como se saltaban artículo tras artículo, o sea, ha sido para nosotros lamentable y triste cómo se ha aprobado este presupuesto 2015. El sector agrario entrará en una mayor crisis”, comentó Alegría.
Sin embargo, para el integrante de la bancada Liberal, José Alfredo Saavedra, a pesar de la reducción de 174 millones de lempiras en el sector salud y 677 millones en educación, el no aumento de impuestos es un “avance significativo” dentro del nuevo Presupuesto General de la República.
“El no establecer cargas tributarias, como en el presupuesto del año pasado que tiene de rodillas al sector productivo del país, es una oportunidad; es un presupuesto balanceado donde hubo un gran esfuerzo, aparente, en el gasto corriente”, dijo Saavedra.
Presupuesto General 2015 no reactivará economía interna
Un análisis realizado por la bancada de Libertad y Refundación, apoyada por el Foro Social de la Deuda Externa de Honduras –FOSDEH-, indica que el Presupuesto 2015 no cuenta con “ninguna estrategia para reactivar la economía interna ni generación de empleo e infraestructura”.
Rasel Tomé, diputado de Libertad y Refundación, asegura que en “su gran mayoría” el presupuesto está destinado para el gasto corriente y pago de la deuda interna y externa.
“El principio que debería de aplicarse es el del tributo progresivo: el que más gana más paga, ese debería de ser, pero aquí se fueron a la clase trabajadora, el pueblo, los sectores populares con el impuesto indirecto, cuando usted compra un huevo ahí está pagando el impuesto”, opinó Tomé.
Según el análisis, el Presupuesto 2015 fue aprobado bajo una deuda interna y externa que podría andar por los 15 mil millones de dólares.
“La proyección presupuestaria para el 2015 es ficticia e irracional, parten de un crecimiento económico del 3 por ciento, cuando los indicadores proveen un 2 por ciento, y los niveles de recaudación del 2014 fueron menores a los estimado”, indican en el análisis llamado: Lineamientos Generales del Presupuesto 2015.
Contrario a dicho análisis, el ministro de Finanzas, Wilfredo Cerrato, asegura que el gobierno de Juan Orlando Hernández cuenta con fondos para la inversión pública y el desarrollo social.
“El presupuesto de la república tiene 13 mil millones de lempiras en inversión pública y programas sociales, a eso hay que sumarle cuatro mil 500 millones de lempiras en programas sociales producto del tres por ciento”, dijo Cerrato en una conferencia de prensa, al finalizar la aprobación de los fondos para el ejercicio fiscal 2015.
Asimismo, dijo que dos mil 500 millones de lempiras serán invertidos en “proyectos ya adjudicados a las alianzas público privadas”.
Las observaciones realizadas por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales –ICEFI-, remarcan que la inversión pública contenida en el Presupuesto General 2015 es de las más bajas en los últimos años, es decir, 0.9 por ciento del Producto Interno Bruto, lo que compromete las posibilidades de crecimiento económico en el futuro.
Áreas o rubros que contarán con mayor presupuesto en 2015:
1.- Seguridad (Policía Militar)
2.- Bono Diez Mil
3.- Pisos Saludables y Techos Dignos
4.- Programa Para Una Vida Mejor
5.- Eco Fogones
En datos:
1.- Ingresos para la Administración Central: 105 mil 011 millones de lempiras
2.- Ingresos tributarios: 66 mil millones 571 mil lempiras
Preocupación y rechazo causa el aumento al peaje en San Pedro Sula
Las jornadas de cabildeo y discusión sobre la aprobación del presupuesto fiscal de la Municipalidad de San Pedro Sula para el 2015, finalizaron con la aprobación de un monto de 2,280 millones. La aprobación contiene la implementación de un nuevo plan de arbitrios que deja incrementos que han causado molestia en muchos sectores de la población, como el aumento al 100% del costo del peaje.
El acuerdo fue sacado en sesión de corporación, realizada el pasado martes 16 de diciembre en horas de la tarde; en la votación que decidió la aprobación de la iniciativa, se dio un resultado apretado, específicamente en el plan de arbitrios que fue aprobado por seis votos a favor y cinco en contra.
En cuanto al presupuesto aprobado, la única regidora que votó en contra fue la abogada Gloria Milián del Partido Anticorrupción, argumentando que no recibió en tiempo y forma el borrador para ser analizado detenidamente.
Incrementos aprobados
Como ya lo establece la Ley de Municipalidades, cada cinco años las corporaciones municipales están en el derecho de aprobar ajustes a los impuestos tributarios y también a modificar los planes de arbitrios, este fundamento bastó para que en la capital industrial se aprobara una nueva tasa de cobros.
Según el regidor del Partido Libertad y Refundación (Libre), Samuel Madrid, el reajuste es necesario, siempre y cuando los aumentos no sean escandalosos y que no afecten en gran medida al bolsillo de la gente.
En ese enfoque Madrid, dijo en varias ocasiones a Zona Informativa de Radio Progreso, que él estaba a favor de algunos incrementos, pero dejó clara su negativa en cuanto al incremento del peaje.
En la propuesta destacó la propuesta del alcalde Armando Calidonio, quien dijo que el dinero recaudado es insuficiente para la construcción de obras, por lo tanto propuso el cobro de seis lempiras por cada eje vehicular.
Luego de la iniciativa, el proceso de discusión a lo interno de la municipalidad como en el exterior se agudizó, consumándose en la sesión de corporación número 36, en la que cinco regidores votaron a favor y cinco en contra, dejando el voto de calidad de Calidonio quien definió su aprobación.
Los regidores que votaron a favor son: Jorge Canahuati del Partido Liberal, Guillermo Milla, Partido Anticorrupción (PAC), Ítalo Godoy (PAC), Luis Cardona (Partido Nacional), Doris Sunseri (Libre) y el alcalde Armando Calidonio.
En contra votaron: Samuel Madrid (Libre), Antonio Rivera (Libre), José Jaar (Partido Nacional(, Juan Zúniga (Partido Liberal) y Gloria Milián (PAC).
Para los dirigentes populares, queda en evidencia que varios regidores del PAC y de Libre no significan ninguna oposición a lo interno de la comuna, así lo expresó Ruy Díaz, al referirse a la actuación de Doris Sunseri de Libre y de los regidores del PAC, que votaron a favor del incremento.
Díaz dijo que en el caso de Libre, se debe sancionar a la regidora Sunseri, a quien se le hizo un llamado para que votara en contra del aumento, pero aun así ignoró el llamado del pueblo.
En criterio de Díaz, el nuevo plan de arbitrios es un nuevo paquetazo económico que afectará a la población de escasos recursos económicos.
El impacto económico del aumento al peaje
La preocupación y rechazo de la población en cuanto al aumento, se ha visto en las manifestaciones realizadas antes, durante y después de la decisión final, por lo que desde ya varios sectores discuten los efectos que causarán y también las acciones legales a implementar para tratar de detener la implementación de los nuevos cobros.
El aumento del 100% al costo del peaje, tendrá un efecto negativo en la economía de la población de San Pedro Sula y alrededores. Mercy Ayala integrante del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ) lamenta que la medida causará aumentos a la alimentación y pasajes urbanos y de taxis.
Por esa razón Hermes Reyes, también miembro del MADJ, afirma que si el pueblo no se organiza y no se moviliza, no podrá revertir el nuevo plan de arbitrios.
A la oposición también se ha unido el sector de taxis, quienes el pasado jueves 18 de diciembre realizaron un plantón frente a la municipalidad, en donde dejaron claro su rechazo al incremento.
Alexis Ramírez representante de los taxistas, dijo que en el término de diez días, presentarán un recurso de impugnación, para dar la batalla a lo que ellos consideran un atropello a sus intereses.
El recurso de impugnación, desde ya es manejado por las posturas opositoras, por lo que no se descarta la presentación del mismo en los días siguientes.
Entre tanto los demás grupos transportistas tienen otra decisión, ya que las declaraciones del presidente de la Asociación de Motoristas Profesionales de Honduras (Asomoproh), Ramón Velásquez, deja clara su posición de apoyo al alcalde Calidonio, en la determinación aprobada.
Para los próximos días, los sectores en oposición al nuevo plan de arbitrios realizarán más acciones, tanto legales como de protesta.
División del presupuesto municipal
Según los datos proporcionados por las autoridades municipales, el presupuesto para el año 2015, será de 2,280 millones de lempiras que se dividirán de la siguiente forma:
Administración superior, tesorería, secretaría, 6.82%, alcaldía, vicealcaldía, asesor legal, ecosocial, 2.29%, gerencia de participación comunitaria, 13.61%, gerencia de infraestructura, 30.33%(la que tiene más fondos destinados), gerencia de desarrollo económico, 0.77%, gerencia de prevención, seguridad y transporte, 8.41%, gerencia legal, 0.61%, gerencia administrativa, 2.65%, gerencia de desarrollo humano, 7.33%, gerencia de tecnología 21.20%, gerencia de finanza, 1.32%, gerencia de apoyo de servicios sociales, 4.65%.
En conclusiones de la regidora Gloria Millián, el presupuesto aprobado no deja suficiente claridad sobre la cifra destinada para el pago de la deuda municipal, por su parte Samuel Madrid, afirmó que es necesario invertir en obras, pero no aprobando paquetazos que afecten a las grandes mayorías.
Las torturas de la CIA y los “paladines de los derechos humanos”
Por Paco Azanza Telletxiki
Hace unos pocos días trascendió la noticia de una desclasificación. Se trataba de un documento sobre las torturas producidas por la CIA a los detenidos tras el atentado de las torres gemelas, en Nueva York. Que los detenidos habían sido torturados ya se sabía; lo que ha horrorizado y sorprendido a la opinión pública y mundial es el carácter de las torturas que, al parecer, fueron brutales.
Tratándose de la Central de Intelligence Agency que, para derrocar gobiernos legalmente constituidos, siempre ha utilizado el sabotaje, la persecución, el secuestro, la extorsión, el asesinato y la tortura más cruel —la práctica del terrorismo más salvaje, en definitiva—, a nadie debería sorprenderle tan repugnante noticia. ¿No es eso lo que han hecho siempre? ¿Saben acaso hacer otra cosa?
Por otra parte —esto tampoco debería sorprender a nadie—, ha trascendido también que los responsables, cuyos nombres y apellidos de sobra se conocen, no serán juzgados.
Los responsables directos de las citadas torturas son los gobiernos de los Estados Unidos —el actual con un premio Nobel de la Paz a la cabeza—. Con la administración de Bush comenzaron las citadas detenciones y torturas; con la de Obama se siguió torturando y, a pesar de prometer cerrar los centros de tortura de la base naval de Guantánamo en su primera campaña electoral, cuando solo le falta un año para concluir su segundo mandato aún no ha cumplido la promesa.
Pero conviene recordar que para que aquellas torturas fueran llevadas a cabo, los torturadores debieron contar con la complicidad de ciertos gobiernos y personas que ahora, cuando ha trascendido la noticia, han guardado un silencio tan hipócrita como sospechoso.
Sabemos que algunos gobiernos europeos albergaron en su territorio cárceles secretas de la CIA, donde se torturó a no pocos presos. Sabemos que otros gobernantes, europeos también, permitieron la ilegal utilización de sus aeropuertos en los vuelos secretos de la CIA para trasladar a los detenidos hacia centros de tortura, incluido al de Guantánamo. Curiosamente, cuando la complicidad de los mandatarios europeos quedó al descubierto, éstos la negaron con rotundidad. Pero Colin Powell, quien fuera secretario de Estado estadounidense por aquel entonces, arremetió desenmascarando a los mandatarios europeos: “Lo que son es unos fariseos, porque allí todo el mundo sabía que eso estaba pasando”.
Según investigaciones de la propia ONU, en 68 de los 1.245 vuelos ilegales realizados por la agencia norteamericana, éstos utilizaron diez aeropuertos del Estado español, durante los mandatos de los presidentes José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, ambos, cómo no, autoerigidos a la categoría de “paladines de los derechos humanos”, a pesar de que en su propio país y bajo sus nefastos mandatos también se cometieron torturas en las dependencias policiales.
En 2005, Cuba presentó una propuesta para que la ONU investigara acerca de las condiciones en que se hallaban los presos recluidos en la ilegal base naval estadounidense de Guantánamo. El resultado fue sin duda elocuente. Algunos países de la Unión Europea se abstuvieron, otros votaron en contra; ninguno a favor de que se llevara a cabo la investigación. ¡Qué extraña paradoja! ¡Cuanta hipocresía y cuanto cinismo! Mientras con una mano torturan o facilitan las torturas, con la otra enarbolan la bandera de los derechos humanos.
Un recuerdo que insiste y resiste
Rebelión
Por David Pavón-Cuéllar
Versión oficial: Narcos locales y policías municipales
Recordemos. Era la noche del viernes 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, al norte del estado de Guerrero. Policías atacaron a estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Mataron a tres normalistas, a la pasajera de un taxi que pasaba por el lugar, a un conductor de autobús y a un joven de 15 años de edad, integrante del equipo de fútbol de tercera división Los Avispones. Hubo un total de seis muertos y 22 heridos. Además los policías detuvieron y desaparecieron a 43 estudiantes normalistas.
La versión oficial es que todo fue decidido y perpetrado por narcotraficantes locales y autoridades o policías de los municipios vecinos de Iguala y Cocula. Según esta versión de los hechos, los policías municipales de Iguala detuvieron a los estudiantes y luego se los entregaron a policías municipales de Cocula. Éstos, a su vez, tomaron a los estudiantes y se los pasaron a miembros de un cártel de narcotraficantes, quienes habrían asesinado y quemado a los 43 jóvenes en una hoguera extraordinaria que desintegró incluso los huesos de los cadáveres, pero que no quemó las hojas de los árboles más próximos, no fue vista ni olida por ninguno de los lugareños y se mantuvo encendida varias horas bajo la lluvia.
La versión oficial contradice múltiples evidencias y ha sido suficientemente refutada por testigos presenciales, expertos con autoridad y periodistas dignos de confianza. La gran hoguera no puede ser más que un producto de la imaginación macabra de nuestros gobernantes. Ni siquiera tenemos la certeza de que los narcotraficantes participaran de algún modo en los hechos. Sus confesiones, único fundamento real de la versión oficial, fueron obtenidas bajo torturas brutales que se han hecho constar en sus declaraciones.
Crimen de Estado: Policías federales y poderes económicos
Al menos sabemos con certeza que unos estudiantes fueron asesinados por los policías y que otros desaparecieron después de haber sido arrestados también por los policías. Ahora, gracias a las informaciones que se han difundido en los últimos días, hemos confirmado además lo que ya sospechábamos desde un principio: que los policías fueron federales y no sólo municipales. Por lo tanto, la más alta responsabilidad por la matanza y desaparición de los normalistas recae en el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, del tradicionalmente sanguinario Partido de la Revolución Institucional (PRI), y no en el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, del cada vez más degradado Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Todo lo que se ha ido revelando poco a poco nos permite resignificar lo ocurrido en la noche del 26 de septiembre. Ahora podemos afirmar, sin temor a simplificar lo ocurrido, que el gobierno mexicano atacó a estudiantes que se caracterizaban precisamente por sus acciones de protesta contra el gobierno mexicano. Evidentemente el ente gubernamental no flota en un espacio vacío y etéreo, sino que está sostenido por el sistema capitalista neoliberal y por sólidos poderes económicos en los que resulta difícil distinguir el narcotráfico de la minería, la industria, el turismo y ciertos medios masivos de comunicación.
Al día siguiente de los ataques, el sábado 27 de septiembre, el Diario de Guerrero se refirió a lo sucedido en una portada que desgraciadamente se ha echado en el olvido. El autor de la nota fue Abel Miranda Ayala, incondicional del gobierno y enemigo virulento de los normalistas. El título de su primera plana: “Por fin se pone orden”. El subtítulo resaltado: “La acción de la Fuerza Estatal y de los Militares para evitar que vándalos de Ayotzinapa robaran autobuses fue motivo de público aplauso”. Con su tono torpe, conservador y provinciano, el periódico ya confesaba, el mismo 27 de septiembre, que no era un asunto ni municipal ni tampoco directamente relacionado con el narcotráfico. Hay gente que ya sabía de lo que se trataba desde un principio. Los demás lo sospechábamos. Ahora todas y todos tendríamos que saberlo con certeza.
El mismo día en que políticos y comerciantes guerrerenses leían el Diario de Guerrero y aplaudían públicamente la represión gubernamental, apareció el cadáver de uno de los estudiantes normalistas, Julio César Mondragón, alias El Chilango, de 22 años de edad. Su cuerpo mostraba rastros de tortura. Tenía el rostro desollado. Luego se difundió la información de que se le había arrancado la piel cuando aún estaba con vida. Fue así como el gobierno mexicano habría conseguido poner orden.
Contrastes: Corrupción del gobierno y movilización de la sociedad
Como sabemos, tras unos días en los que reinó el desconcierto, la matanza y desaparición de estudiantes desencadenó una inmensa movilización colectiva en México y en otros países. Centenares de miles de personas salieron a las calles a exigir la aparición de los estudiantes y a protestar contra el gobierno mexicano. Entre los meses de octubre y noviembre, hubo marchas cada vez más numerosas, así como paros de universidades, asambleas estudiantiles, mítines en plazas públicas, protestas frente a embajadas mexicanas, bloqueos de carreteras y aeropuertos, destrucción de vehículos y edificios públicos, lanzamiento de bombas molotov, proliferación de pintas y mantas y consignas, escenificaciones callejeras de la matanza y otras manifestaciones artísticas de protesta.
En el mes de noviembre, mientras la movilización arreciaba en lugar de apagarse, vimos difundirse informaciones en torno al papel protagónico de Peña Nieto en una escabrosa historia de favoritismo, cohecho y tráfico de influencias. Esta historia vino a confirmar, por si quedaba alguna duda, que el crimen organizado estaba gobernando el país. Corroboramos que estábamos gobernados por ladrones y no sólo por asesinos. Las multitudes exigieron la renuncia de Peña Nieto con una fuerza cada vez mayor. Mientras tanto, el señor presidente se fue a viajar al Extremo Oriente con su esposa, el maquillista de su esposa y otros miembros de su gabinete.
Hay que poner de relieve que Peña Nieto fue a China y Australia antes de ir a Guerrero, el estado en el que tuvo lugar la matanza y desaparición de estudiantes de Ayotzinapa. Estos hechos no merecieron que el presidente se desplazara un par de horas a Guerrero, al menos para simular que se preocupaba y que no estaba involucrado en lo sucedido. En cambio, por asuntos económicos al otro extremo del mundo, Peña Nieto viajó 15 mil kilómetros. Considerando que Iguala se encuentra sólo a 200 kilómetros de la Residencia Presidencial de Los Pinos, podemos decir que los negocios asiáticos fueron al menos 75 veces más importantes que la matanza mexicana. Menciono estos números porque sé que el pensamiento de nuestros gobernantes, como el de todos los hombres de negocios, tiene un carácter marcadamente cuantitativo.
Correlaciones: Aburrimiento del procurador e impaciencia del presidente
Hubo que esperar hasta el 5 de diciembre, unos setenta días después de los hechos en Iguala, para que al presidente se le ocurriera visitar Guerrero, aunque no Iguala ni Ayotzinapa, desde luego, sino la Perla del Pacífico, la bella ciudad costera de Acapulco. Ahí al lado, en el puente de Coyuca de Benítez, Peña Nieto pronunció un discurso en el que pidió literalmente a los mexicanos “ir hacia delante y realmente superar este momento de dolor”. Sí, así es, y hay que recordarlo una y otra vez: el presidente nos ha exhortado a que ya lo superemos, que lo dejemos atrás, que sigamos adelante, que pasemos a otra cosa, que ya dejemos de insistir, que olvidemos.
El olvido promovido por el presidente provocó tanta irritación como el cansancio confesado por su procurador Jesús Murillo Karam, el cual, exactamente un mes antes, había proferido el famoso “ya me cansé”. Aparentemente no hay ninguna consonancia entre el cansancio del procurador y la impaciencia del presidente. Sin embargo, cuando consideramos que es el mismo gobierno el que se expresa por la boca de ambos, sus palabras se explican y se completan unas a otras. El “ya supérenlo” de Peña Nieto, en efecto, permite aclarar y profundizar el “ya me cansé” de Murillo Karam.
Nuestro gobierno ya se cansó de que no lo hayamos superado. Somos unos pesados que no dejamos de insistir y es perfectamente comprensible que nuestros gobernantes ya estén cansados, fastidiados, aburridos. El cansancio de Murillo Karam no describe sino el aburrimiento que tan claramente se pinta en su rostro. Y este aburrimiento, como pudimos comprobarlo en la urgencia por terminar su conferencia de prensa, no es más una expresión de la misma impaciencia del “ya supérenlo” de Peña Nieto. El presidente nos pide, impaciente, que ya lo superemos tal como el procurador nos pide, también impaciente, que ya terminemos con esto y dejemos de hacer preguntas.
Podemos decir que Murillo Karam también solicitó a los periodistas que ya lo superaran, así como Peña Nieto nos ha confesado que ya se cansó de que no lo hayamos superado. El mensaje es el mismo. Se entiende y se disculpa que pensemos un rato en que se nos está matando, pero no hay que exagerar. Todo tiene un límite.
Ahora debemos calmarnos y dejar de fastidiar a nuestros gobernantes como lo hicieron los normalistas. Ya sabemos por qué les pasó lo que les pasó, como lo reconoció recientemente una joven del Partido de la Revolución Institucional (PRI). Los normalistas se lo buscaron. Lo importante, ahora, es que hayamos aprendido la lección. Debíamos reconocer quién tiene el poder. Las cosas son así. Hay que resignarse. Hay que olvidar.
Memoria colectiva: Recordar juntos Ayotzinapa
El problema es precisamente que no dejamos de recordar. Peña Nieto diría que no superamos el recuerdo. Murillo Karam diría que no nos cansamos de recordar. Y es verdad. Cada marcha es una forma de recordar y de mostrar y mostrarnos que estamos recordando. La memoria es la que mantiene viva la movilización colectiva. Y así como la movilización es colectiva, la memoria también es colectiva. Recordamos juntos. Nos juntamos al recordar y porque recordamos, pero también recordamos al juntamos y porque nos juntamos. Si no hubiera colectividad, tampoco habría memoria. Nuestra memoria es colectiva y no individual. Es de todas y todos y no de cada una o cada uno.
Debo confesar que Ayotzinapa se me olvida todo el tiempo. Cuando estoy solo, puedo pasar un día entero sin pensar en lo que ocurrió el 26 de septiembre. Sólo así puedo concentrarme y trabajar. De hecho, para ser franco, debo decir también que hago todo lo posible para que Ayotzinapa se me olvide, ya que me distrae de mis obligaciones y me hace perder mucho tiempo. Sólo me permito pensar en Ayotzinapa en ciertos momentos. He bloqueado las redes sociales y los sitios periodísticos en mi computadora personal. Y nadie me enoja tanto como quien me habla de Ayotzinapa en horas de trabajo.
Cuando recuerdo el tema de Ayotzinapa, es cuando me lo recuerdan. Los recordatorios son invariablemente las otras y los otros: mis estudiantes y mis colegas, los manifestantes y los vendedores de periódicos, los periodistas y quienes frecuentan las redes sociales. Es la sociedad la que mantiene vivo un recuerdo que se iría extinguiendo sin ella y sin su memoria. Desde luego que yo puedo bastarme para evocar Ayotzinapa sin auxilio de semejantes ni periódicos, pero mi recuerdo sólo será posible al recordar a las otras y a los otros con sus gestos y sus palabras. Todo lo que puedo recordar proviene de una colectividad que sigue haciendo recordar al no cansarse del recuerdo, al no superarlo, al no resignarse a olvidar.
Tendremos que ser todas y todos quienes olvidemos. Nuestro olvido tendrá que ser colectivo porque nuestra memoria es también colectiva. Sólo colectivamente podremos guardar Ayotzinapa en la memoria. Nuestra memoria será colectiva o no será.
Memoria y palabra: El recuerdo en la comunicación
Nuestra memoria colectiva es un fenómeno bien conocido por los sociólogos y los psicólogos sociales. El primer estudio elaborado y sistemático sobre esta memoria colectiva fue el del sociólogo francés Maurice Halbwachs, discípulo de Henri Bergson y de Émile Durkheim, quienes tuvieron una gran influencia en su obra. Halbwachs muestra cómo la memoria no depende totalmente de las facultades mentales del individuo, sino también de un contexto social en el que se decide qué recordar y cómo recordarlo. Muchos recuerdos no serían más que representaciones colectivas en el sentido durkheimiano del término. La colectividad recordaría, sería la depositaria de nuestra memoria y nos haría cobrar conciencia de sus recuerdos. Así, en el caso de Ayotzinapa, yo sólo recordaría lo recordado por la colectividad que guarda lo sucedido en la memoria y que no deja de evocarlo en lo que leo y escucho, pero también en lo que digo y escribo. Ahora mismo sería la colectividad, nuestra colectividad, la que estaría dedicándose a recordarnos Ayotzinapa mediante mis palabras.
Es en la palabra pronunciada y escuchada en la que el recuerdo insiste y resiste. Su trinchera es lo que nos decimos, y es por esta razón, por ésta y por muchas otras, que no debemos callar. Nuestro mutismo sería signo y causa del olvido. Sería la muerte y la sepultura de lo que nos queda todavía de los normalistas.
Si queremos guardar Ayotzinapa en la memoria, no debemos dejar de hablar de Ayotzinapa. Nuestra palabra será el nombre de nuestra memoria. Sólo recordaremos lo que nos comuniquemos. La comunicación mantendrá viva nuestra memoria colectiva.
Los psicólogos sociales Derek Edwards y David Middleton, especialistas en el tema que nos ocupa, mostrarán claramente cómo la memoria colectiva no es una actividad interior del individuo, sino una actividad exterior de comunicación. Comunicando, recordamos. El recuerdo no está dentro de nuestras mentes, sino ahí afuera en lo que nos comunicamos, en las consignas que vamos coreando en las marchas, en las intervenciones de las asambleas, en las mantas y en las pintas.
El mundo que nos rodea, siempre saturado por las palabras, es el órgano con el que recordamos a los estudiantes de Ayotzinapa. Si no se han muerto ni han desaparecido por completo, es porque están afuera en las calles, en sus retratos y en sus nombres, en los conteos del 1 al 43, en cada uno de nosotros cuando nos manifestamos contra el olvido. Somos ellos y nuestra presencia es también su presencia.
Memoria e identidad: Todos somos Ayotzinapa
Los normalistas están entre nosotros, no sólo porque hacemos que estén aún aquí al salir a la calle por causa de ellos, sino también porque ellos y nosotros somos los mismos y porque nos recordamos al recordarlos. Tenemos razón cuando afirmamos que “Ayotzinapa somos todos”. Es así como expresamos lo mismo que otros dos psicólogos sociales, Henri Tajfel y John Turner, concluyen al demostrar que nuestra memoria colectiva resulta indisociable de nuestra identidad colectiva. Somos colectivamente lo que recordamos colectivamente. Y es por eso que al recordar Ayotzinapa, somos Ayotzinapa. Somos los normalistas a los que recordamos.
Tan imbricada está la memoria con la identidad, que nos perderíamos totalmente al olvidar todo lo que recordamos. Es bien sabido que el individuo completamente amnésico, el que pierde toda la memoria, pierde también toda su identidad. Lo mismo ocurre con las colectividades. Una vez que olvidan, se olvidan, y cuando se olvidan, se pierden, ya que sólo existen en su memoria. Esto es algo que Maurice Halbwachs ya intuía cuando comparaba la memoria colectiva con la historia de un pueblo. Mientras que la historia se caracteriza por sus discontinuidades, por sus etapas y rupturas, la memoria colectiva constituye, según Halbwachs, “una corriente de pensamiento continuo” que “retiene del pasado lo que aún vive o es capaz de vivir en la conciencia del grupo que la sostiene”. Y sociólogo francés agrega: “por definición, la memoria colectiva no atraviesa los límites de un grupo”. Y concluye: “cuando una etapa deja de interesar a la siguiente, no es el mismo grupo el que olvida una parte de su pasado, sino que son dos grupos que se suceden”.
Seríamos otros que los que somos si pudiéramos olvidar Ayotzinapa. Superar su recuerdo, como parece recomendarlo Peña Nieto, sería perdernos a nosotros mismos. Cansarnos de Ayotzinapa, como lo hace Murillo Karam, sería cansarnos de lo que somos, aburrirnos de nuestra identidad, fastidiarnos de lo que todavía subsiste de nosotros.
Al recordar a los normalistas de Ayotzinapa, no sólo permitimos que sobrevivan a su destrucción, sino que también conseguimos nosotros mismos sobrevivir a todo lo que intenta destruirnos a través de nuestro gobierno y de los poderes económicos a los que representa. Nos dejaríamos vencer y terminaríamos desapareciendo al olvidar lo que aún somos a través de nuestra memoria colectiva. No debemos olvidar el 26 de septiembre de 2014 por lo mismo que tampoco debemos olvidar el 2 de octubre de 1968. Ambas matanzas de estudiantes forman parte de lo que somos.
Los normalistas, de hecho, estaban organizando la conmemoración del 2 de octubre cuando se les mató y desapareció. Fueron héroes de la memoria y siempre honraron a sus muertos. Hay buenas razones para seguir su ejemplo. Si dejamos que los muertos entierren a sus muertos, nosotros mismos seremos los muertos que se estarán enterrando en el olvido.
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