jueves, 10 de julio de 2014

Lacan, José Lezama Lima y el espectáculo mediático de los cuatro ejércitos del apocalipsis neoliberal


Rebelión

Por Luis Eustáquio Soares

Traducido para Rebelión por Luis Carlos Muñoz Sarmiento

1. En Consideraciones sobre el marxismo occidental  (1979, Siglo XXI) y en Tras las huellas del materialismo histórico (1986, Siglo XXI), el historiador Perry Anderson (1938) analizó detenidamente la historia de la teoria marxista occidental, denunciando su confinamiento académico y su diálogo con los que él llamó intelectuales burgueses y pre-burgueses, no siendo, según su visión, circunstancial, presentar algunos nombres, la relación de Gramsci con Croce, por ejemplo; de Adorno y Horkheimer con Hegel y Schelling; de Sartre con Kierkegaard; de Althusser con Espinosa y Montesquieu.  2. Para Perry Anderson, el diálogo de intelectuales marxistas occidentales del siglo XX con el pensamiento pre-marxista o, igual, burgués, contribuyó negativamente a una producción teórica prácticamente inaccesible para los trabajadores, además de constituirse en una forma lamentable de división intelectual al interior del propio marxismo, creando falsas polémicas y disminuyendo la importancia de categorías marxistas fundamentales como las del materialismo histórico, la dialéctica, la alienación, el concepto de totalidad. 

3. Aunque sea correcto en su evaluación, Perry Anderson perdió su objetivo: más que concentrar la atención en el mundo de la teoría marxista académica sería necesario atenerse al propio conocimiento académico e incluso al saber en general, capturado y producido por arreglos civilizatorios marcados por la figura del soberano, con su tópico eterno vinculado al señor, al esclavo, al opresor, al oprimido. 

4. El saber capturado por sociedades oligárquicas occidentales y no occidentales se produce inevitablemente como división. Como en la escena del Evangelio, su nombre es legión, aunque de una forma específica, también tal como en el Evangelio: legión de señores y de esclavos, de opresores y de oprimidos y, en el campo ideológico, de izquierda y de derecha. 

5. El saber se constituye como el legionario Evangelio según el señor de las divisiones orquestadas entre súbditos y soberanos y de alguna forma tiene relación con los siguientes versos del poema Culebrinas del libro Aventuras sigilosas (1945) del poeta cubano José Lezama Lima (1910-1976): “La flor borracha como un gallo repetía: ubique daemon, ubique daemon, el demonio está en todas partes y su cabeza se esconde en la roja flor/ el pago de estas tres piezas fue que Dios lo roció con estigmas y lepra/ la lepra blanca une al escondrijo del Diablo con la alabanza del Señor/ el barítono indiferente al ver al leproso, decía: ubique Dios, ubique Dios,/ Dios está en todas partes, pero la lepra lo enredaba con suciedad y arena sulfurosa (Lezama Lima, 1994: 93).  

6. Al mismo tiempo como demonio y como Dios, así como con el Demonio y con Dios, el saber está en todas partes: ubique Demonio, ubique Dios y se produce como aventuras sigilosas de Dios y del Diablo, del opresor y del oprimido, de la izquierda y de la derecha. Es pues el reverso del reverso siendo, para seguir con el poeta José Lezama Lima, el “grotesco ruido de Jehová cabalgando el Gran Pan”. 

7. ¿Y qué sería el Gran Pan donde el conocimiento produce sus grotescos ruidos de Dios y del Diablo, orquestados? La respuesta es simple: las civilizaciones en las que Dios y el Diablo persisten, así como los amos y los esclavos, los opresores y los oprimidos, tal que la “lepra blanca une la guarida del Diablo con la alabanza de Dios”. El Gran Pan, pues, son las civilizaciones de tradición del oprimido, para dialogar con Walter Benjamin; las que se producen oligárquicamente o, dicho de otro modo, aquellas en las que los oligarcas roban y concentran la riqueza colectivamente producida. Ubique oligarcas, ubique oligarcas, esta es la palabra de orden de tales acuerdos históricos desiguales, injustos, opresores. 

8. Por lo tanto, el conocimiento divide sin dividir. Divide, separa, se multiplica, diluye, produce fragmentaciones, separaciones, para hacer que los opuestos se encontraran, de modo que no podemos más saber quién es quién, de modo que Dios es el Diablo y este es aquél, así como el opresor es el oprimido y este es aquél, en un mismo embrollo civilizacional oligárquico. 

9. Así como no podemos tomar en serio nuestro pacto social, la civilización burguesa, como una forma de descalificarla, de rechazarla, tampoco podemos tomar en serio al conocimiento, así como tampoco podemos tomar en serio ni a Dios ni al Diablo —y ni al opresor ni al oprimido. Las dualidades alimentan al Gran Pan (las civilizaciones oligárquicas), con sus grotescos ruidos. 

10. Jacques Lacan, en el Seminario 17, El otro lado del psicoanálisis (1970), voltea del revés el conocimiento como división orquestada entre Dios y el Diablo, entre opresores y oprimidos, volteando de lado el propio saber psicoanalítico, motivo suficiente para tenerlo como interlocutor, independientemente de los ruidos diabólicos ( o del próprio Dios) que lo acusan de haber sido un pensador burgués. 

11. Para Lacan, el saber tiene su propio mandamiento, el de saber más, así presentado por él en el Seminario 17: “Es imposible dejar de obedecer al mandamiento que está ahí, en el lugar de la que es la verdad de la ciencia —Va, continúa. No para. Continúa el saber siempre más. [...] De hecho como en todos los otros cómics o esquemas de cuatro patas, quien siempre trabaja es este que está aquí, en la parte superior derecha —para hacer brotar la verdad, pues este es el sentido del trabajo. Aquel que está en este lugar, en el discurso del maestro, es el esclavo, y en el discurso de la ciencia es el estudiante (LACAN, 1992: 98).  

12. En la civilización burguesa, el mandamiento del saber-más se constituye como el gozar-más del discurso del maestro o en el discurso del maestro a través del valor agregado, motivo por el cual, todavía con Lacan, “El señor (el burgués) hace, en todo esto, un pequeño esfuerzo para que la cosa funcione: quiere decir, ordena. Cumpliendo simplemente su función de señor él pierde alguna cosa. Por esta cosa perdida, es que algo del gozo debe serle restituído: precisamente, el gozar-más. Marx habría dado cuenta de que la plus-valía es el gozar-más. Todo esto no impide, es claro, que por él el capitalismo haya sido fundado y que la función de la plus-valía sea más pertinentemente designada en sus consecuencias devastadoras. [...] No es nacionalizando los medios de producción en el plano del socialismo en un solo país que se pone fin a la plus-valía —si no se sabe lo que es esto” (LACAN, 1992: 100-101). 

13. La plus-valía, en este sentido, podrá ser analizada como el gozar-más del maestro. Este en el límite es el propio Dios cabalgando en el Gran Pan: la civilización que vivimos. El gozar-más es la propia civilización burguesa, motivo por el cual el Señor, vale decir, el burgués, el dueño del medio de producción, siendo impotente, porque no es la civilización burguesa sino un esclavo de ella, da órdenes, esto es, exige que el gozar-más de la civilización burguesa produzca su saber-más para que el saber-más de la civilización burguesa continúe funcionando a pleno vapor, adquiriendo así su recompensa: la plus-valía. 

14. Con estos argumentos, se pretende llegar a la siguiente premisa: somos todos esclavos de la y en la civilización burguesa —opresores y oprimidos. Nuestra función es hacerla funcionar siendo lo que hemos sido —explotadores y/o explotados. 

15. Para no ser rehén, por otro lado, del nihilismo del y en el pensamiento de Lacan o, al menos, para no interpretarlo de forma nihilista, será necesaria una segunda premisa, que se contrapone a la primera. Lacan nuevamente nos servirá no de guía, sino de no guía, motivo por el cual esta segunda premisa, como un principio de esperanza, tal como es posible encontrarla en el Seminario 17, será: “Allí donde pienso no me reconozco, no soy —es el inconsciente. Allí donde soy, es más evidente que me pierdo” (LACAN, 1992: 96). 

16. La segunda premisa, pues, es el inconsciente civilizacional de nuestro arreglo socio-histórico, el capitalismo, la línea de fuga para salir de esta civilización, la burguesa, burlando el propio saber, com su más saber, como su gozar-más del maestro y con su plus-valía burguesa. Para ello, es preciso pensar contra el conocimiento, no reconociéndonos en el saber (en el discurso del maestro), a fin de no serlo y, no siéndolo, el discurso del maestro, perdemos el capital, el capitalismo, produciendo así el inconsciente de otro acuerdo socio-histórico, no fundado en el saber del opresor ni en el del oprimido, así que no estamos condenados a ser el esclavo del discurso del maestro: el saber saber-más de la civilización burguesa.   

17. Teniendo en cuenta la primera premisa, una pregunta, digamos, capital, será: ¿cómo hacemos funcionar la civilización burguesa en la actualidad? Si pensamos donde no somos o contra lo que hemos sido, ¿cuál es su peor modelo productivo, el más sabio discurso del maestro? 

18. Para responder a esta pregunta, es necesario ubicarnos (o por lo menos hacer un esfuerzo para ello) posicionándonos contra lo que hemos sido. ¿Y qué hemos sido? Hemos sido la civilización burguesa en su versión imperialista yanqui-occidental. Este es el peor escenario, porque es en él que Jehová produce en el Gran Pan, el capitalismo, en su versión desnuda, como saber desnudo, del capital desnudo. 

19. Si en la perspectiva de Lacan el esclavo es aquel que disfruta y en el discurso del amo, la ciencia, en el capitalismo, se constituye como discurso del maestro igualmente desnudo —del amo capitalismo. Es por esto que el conocimiento universitario se inscribe como el saber del maestro y el estudiante universitario tenderá a ser lo que piensa ser el maestro en su saber más. 

20. Existe, pues, el conocimiento del maestro y el disfrute en él y de él a través de su encarnación estudiantil. El estudiante universitario goza encarnando el saber del amo —el capitalismo. Existe también el gozo del esclavo, que encarna el conocimiento de la producción económica del gozar-más de la civilización burguesa. Somos el esclavo, en este sentido, del gozar-más de la civilización burguesa, o su gozo encarnado a través de lo que hemos sido, cuando no nos perdemos en ella. 

21. Lo que marca el momento actual de la civilización burguesa, bajo el dominio del discurso del amo, el imperialismo yanqui-occidental, tiene relación con el hecho de que todos gozamos en este discurso del amo. Todos lo encarnamos, sea como esclavos, sea como estudiantes. 

22. Esto plantea un problema para la versión yanqui-occidental del imperialismo del capital, cual sea: si todos gozamos el discurso del amo de la versión yanqui-occidental del imperialismo dominante, este se vuelve más impotente que nunca y tenderá cada vez más a pensar donde no es, y ser donde se pierde. Es en este sentido que es posible afirmar que el imperialismo yanqui-occidental está perdido y se encuentra en plena crisis de identidad, esto es, de gozo, de encarnación desnuda del capital. 

23. Tenemos, así, el siguiente escenario. De un lado Eurasia, con China y Rusia como protagonistas, así como los países del BRICS, así como los países de la periferia, teniendo a Cuba y a Venezuela como faro del discurso del esclavo que se pierde en el y del discurso del amo, pretendiendo dejar de encarnarlo; y de otro, el discurso del amo, el imperialismo yanqui-occidental.  

24. En conjunto, el primer bloque está gozando en el lugar del primero, sustituyéndolo. Evidentemente, esto no es gran cosa pues continuamos disfrutando el discurso del amo, el capitalismo, la civilización burguesa. 

25. Por otro lado, la pregunta que importa, en este momento, es: ¿cómo está reaccionando el segundo bloque, el imperialismo yanqui-occidental? ¿Cómo este segundo bloque da sus órdenes, como esclavo señor de la civilización burguesa actual, delante de un mundo que se hace cada vez más multipolar, en un contexto en que debemos entender el mundo multipolar como aquel en el que todos gozamos el discurso del amo de la civilización burguesa, sin que podamos siquiera distinguir quién sea el amo, como señor o rostro circunstancial de su producción de más-saber, que es producción de plus-valía o de gozar-más? 

26. Para responder a esta pregunta, la de la reacción del imperialismo yanqui-occidental, como el lugar de la impotencia del gozo del señor, el capitalismo, es preciso volver al Seminario 17. Para tal fin, en diálogo con Freud, consideremos la versión lacaniana de la histérica. ¿Qué es la histérica, según Lacan? La histérica es aquella que se niega a disfrutar el gozo del padre y delega al padre el gozo de su dominio. Si el esclavo es disfrutado por el padre, el señor, el patrón, la civilización burguesa, disfrutando su conocimiento, la histérica reclama del padre su saber. Con esto, lo depone y revela lo que el señor es: impotencia. 

27. La histérica tiene la ventaja de dejar al Rey desnudo pues se niega a disfrutar su falso poder. 

28. La ventaja ciscunstancial de un mundo multipolar o de una civilización burguesa multipolar o constituida por un escenario internacional de múltiples amos está en relación directa con dejar desnudo al imperialismo yanqui-occidental, pero no como la histérica, que delega en él la función del gozo, sino privándolo de su lugar privilegiado en la civilización burguesa. 

29. En esa situación, se reitera, ¿cómo reacciona el imperialismo yanqui-occidental? De la forma más previsible, gozando a través del esclavo. En el capitalismo, ¿quién es el esclavo, en el sentido mas obvio, más carnal? El esclavo es el lumpen-proletariado, que es también el lumpen del conocimiento. 

30. El imperialismo yanqui-occidental está reaccionando a la emergencia de una civilización burguesa multipolar gozando a través del esclavo o, para decirlo de otra forma, usando a los esclavos del mundo, el lumpen, para gozar o combatir en su lugar con el objetivo de volverse el único amo de la civilización burguesa.   

31. Es aquí que el amo y el esclavo se unen como nunca, gozando juntos. El peor escenario del mundo actual es el del imperialismo yanqui-occidental porque usa y abusa del gozo de los esclavos, el lumpen, para evitar a toda costa la emergencia de un mundo burgués multipolar. Y, claro, para evitar ante todo un mundo pos-burgués, sin amos ni esclavos — sin el conocimiento del maestro. 

32. Y, ¿quién es el lumpen? Delante de esa perturbadora pregunta, por paradójica que parezca, no existe outra respuesta posible. Si el lumpen somos todos nosotros, incluso el burgués, para el saber-más de la civilización burguesa, en su versión yanqui-occidental, el lumpen se constituye a través de las dos figuras del gozo, en la versión lacaniana: el esclavo, para el Amo, y el estudiante para el discurso del maestro. 

33. El lumpen convocado a disfrutar del modelo civilizatorio impuesto por la versión gringa-occidental está formado por dos extremos: el fundamentalista, aquel que cree piadosamente en algo; y el laico, aquel que se inscribe en el horizonte del conocimiento, como siervo del conocimiento, que cree en el conocimiento científico, como conocimiento desnudo del capitalismo.   

34. Si el Señor es aquél que da las órdenes, siendo también un esclavo del sistema, al recibir de este la recompensa de la plus-valía, el Señor yanqui-occidental combate a una civilización burguesa multipolar dando órdenes a los estudiantes y a los esclavos. 

35. Si el esclavo es aquél que goza por el Amo, es obvio que su versión, digamos, más original, será aquella que cree, que es fiel al Amo. No es circunstancial que los esclavos por excelencia sean el fundamentalismo islámico, el neonazismo, el narcotraficante. El primero porque cree en el Señor en su versión más antigua, Dios, Alá, las identidades personales. El segundo, a su vez, porque cree en su versión europea, sea cual sea: el blanco colonizador, de modo que su fe es la fe fundamentalista en la superioridad genética del colonizador europeo. El tercero, en fin, es el narcotraficante porque encarna como ninguno el gozo de la mercancía, ese otro Dios del capitalismo, haciendo circular las mercancías que el capitalismo elige, no por casualidad, como ilegales: las drogas ilícitas. 

36. Bajo el punto de vista laico, por otro lado, el imperialismo yanqui-occidental pone, a su servicio, para gozárselo, al estudiante, principalmente al universitario, que es el elegido para gozar en el lugar del maestro, a saber: el propio imperialismo yanqui-occidental, con su saber fundado en el capital desnudo. Es así, pues, que el laico y el fundamentalista se encuentran como servidores o gozados fieles/laicos del imperialismo yanqui-occidental. 

37. Este es, pues, el peor escenario: los esclavos y los estudiantes obedeciendo (en verdad, gozando) con las órdenes del imperialismo yanqui-occidental. A eso hemos llamado, actualmente, revolución. Las izquierdas laicas (¿serán los estudiantes universitarios?) gozan la revolución del modelo gringo de vida. El neonazismo goza el modelo gringo del capitalismo matándose y matando por los blancos europeos, como blancos europeos. Los narcotraficantes se constituyen como el simulacro de simulacros, las mercancías, entendidas como la materialización capitalista del tráfico de la plus-valía. Por último, los fundamentalistas islámicos, principalmente en sus versiones y conversiones sunitas, gozan el Dios american way of life, la religión-mayor, deseando fielmente matar a todos los laicos del mundo. 

38. Esos son, por lo tanto, los cuatro ejércitos de reserva del imperialismo yanqui-occidental: los fundamentalistas islámicos, los neonazistas, los narcotraficantes y los estudiantes universitarios. Como ejemplos, consideren la reciente invasión de Irak realizada por el Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL), grupo que representa la primera línea de la versión fundamentalista del ejército del lumpen religioso accionado (u ordenado, en nombre del Señor) para combatir, y gozar, en nombre del estilo gringo de vida, aunque crean que sea por Alá. Consideren igualmente el caso de los neonazistas ucranianos, atrincherados en el Sector Derecho (Right Sector), sindicato compuesto por nacionalistas ucranianos, fascinados por la violencia callejera y que se visten al estilo skinhead; así como por el Svoboda, constelación de partidos neonazistas afiliados a la Alianza de Movimientos Nacionales Europeos —la “nata” u OTAN o la NATO, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en su versión ciertamente etnocéntrica. 

39. Los gozados estudiantes universitarios laicos encuentran su versión o conversión estadounidense a partir de una no menos gozada edición televisiva de los Black Blocs en el Brasil. La televisión privada brasileña, el dia del juego inaugural de la Copa del Mundo, en São Paulo, mostró el caso de un joven Black Bloc cuyo padre, quitándose su máscara en público, le reclamó que volviese a casa, obteniendo la siguiente respuesta: “Padre, yo quiero escuela”. A lo que el padre respondió: “Hijo, ya te pago una escuela privada. Vuelve a casa”. 

40. ¿Qué significa esta respuesta, “Quiero escuela”, salida de la boca de un joven que estudia en escuela privada y se presenta como argumento para una revolución en las calles, en teoría contra el capitalismo? Será una respuesta que, pese a haber sido expresada en primera persona del singular (“Yo quiero escuela”), deba ser comprendida en primera persona del plural: “Padre, queremos una escuela mejor para todos los brasileños”. 

41. Deduciendo que la segunda respuesta solo sería coherente si el hijo Black Bloc abandonara el privilegio de una educación privada, matriculándose en la red pública de enseñanza (situación que parece no estar en el escenario), consideremos como más verosímil el siguiente argumento: el hijo es el histérico que, frente a la impotencia del padre, le dice: “Padre, estoy en la calle gozando en nombre del discurso del maestro, como el propio maestro encarnado: el imperialismo yanqui-occidental. Yo quiero a su escuela —la del maestro, el imperialismo yanqui-occidental, por eso, al mismo tiempo que gozo en su lugar le reclamo que disfrute su poder imperial en Brasil, en el mundo”.  

42. Si, en la perspectiva de Lacan, la histérica, además de ser aquélla que se niega a disfrutar el gozo del padre, delegando en este la función de gozar, es también la que mete a todo el mundo en la historia, revelando a todos que ella se niega a gozar, a fin de reclamar del padre la intervención de su gozo, en su lugar de gozo, el caso del joven Black Bloc brasileño constituye um curioso híbrido. En nombre del conocimiento del maestro, él va a las calles con el objetivo de poner a todo el mundo en la historia, reclamando del padre la intervención del imperialismo occidental-yanqui en los destinos del Brasil, imponiendo su escuela. 

43. Para Lacan, aunque él no lo admitiese, el inconsciente como el no lugar en que somos burgueses es lo que constituye la vía para salirnos del gozar-más del capitalismo. 

44. En conferencia realizada en Brasil en 1994, intitulada Más allá del neoliberalismo, Perry Anderson defendió tres principios y principalmente un valor innegociable para finalmente vencer las asechanzas del neoliberalismo. Los tres principios mencionados son: 1) No tener ningún miedo de estar contra las corrientes políticas de nuestro tiempo; 2) No transigir con las ideas, no aceptando ninguna dilución de los principios; 3) No aceptar ninguna institución establecida como inmutable (ANDERSON, 1995: 197-198). A su vez, el valor de referencia para los tres principios precitados es: la igualdad, como el valor de los valores. 

45. ¿Y qué es el neoliberalismo? Si la histérica, al negar ser el gozo en conocimiento de la supuesta potencia sexual del padre, lo pone al desnudo, develando su impotencia, es porque ella sabe o intuye que el padre, así como todos nosotros, somos impotentes y lo somos porque somos todos iguales donde no somos. Y ser iguales en nuestras impotencias, todavía con Lacan, no constituye demérito alguno, ya que es a través de la impotencia que el inconsciente emerge como la pérdida del gozar-más de la civilización burguesa, del capitalismo. 

46. La impotencia, para citar a Marx, sabe que todo lo que es sólido se desvanece en el aire y puede generar igualdad eliminando las falsamente sólidas instituciones del discurso del maestro, que son las que producen desigualdades. 

47. En ese sentido, el neoliberalismo puede ser definido como la fase actual del imperialismo yanqui-occidental. Este, sabiéndose impotente, al revés de ponerse al desnudo en el horizonte de la igualdad sin fin, destituyéndose como poder, porque no es sólido, realiza un movimiento inverso: empareda la igualdad acusándola de no ser sólida. Atacándola sin cesar, en un contexto en que disfraza su propia impotencia ordenando a los esclavos y a los estudiantes universitarios no aceptar ninguna institución (las de igualdad) establecida como sólida. 

48. Es por eso que el neoliberalismo puede ser analizado como el capital desnudo en el gozo de los esclavos y de los agentes del conocimiento del discurso del maestro. 
49. Si no queremos transformarnos al mismo tiempo en la histérica y en el esclavo del neoliberalismo, como el saber del imperialismo yanqui-occidental, no existe otra alternativa sino la de la apertura sin fin de la impotencia de la igualdad, produciendo el gozar-más sin fin de igualdad. 

50. Para ello, un principio se hace más necesario que nunca: no transigir ante el imperialismo yanqui-occidental, realizando un movimiento inverso al suyo, que tiene dos ejes: uno basado en la financiación de la vida, a través del imperio de los bancos; y otro basado en la sociedad del espectáculo, que se realiza a través de la cultura mediática planetaria [en realidad, semicultura, que es “la ilusión de saber” y cuyos “ministros por antonomasia del reino de la semicultura” son los medios de información, como sostiene Rossellini en su libro Un espíritu libre no debe aprender como esclavo (2001: 102-103): Nota del Trad.]. 

51. La financiación de la vida y la cultura mediática planetaria son dos caras de la misma moneda y están al servicio del ubique oligarquía, ubique oligarquía, en defensa de la oligarquía-mayor, la estadounidense, entendida como el espectáculo financiado del gozar-más del capitalismo contemporáneo. 

52. Si el dinero, en la perspectiva de Marx, es abstracción sin fin imponiéndose sobre el trabajo concreto y si en el dinero no se ve el sudor del pan de cada día, la cultura mediática como disfrute del gozar-más de la civilización burguesa existe para parodiar, ridiculizar y volver invisible la vida concreta, común, sin engaños. 

53. La cultura mediática al servicio del imperialismo yanqui-occidental y la financiación de la vida tiene como contraparte precisamente al fundamentalismo religioso, al neonazismo, a los narcotraficantes y a los estudiantes universitarios, pues son los que creyendo (sea en el poder de Dios, en el poder de la raza, en el poder del narcótico, en el poder del saber del discurso del maestro), sustituyen la impotencia positiva de la vida común a través de la potencia caricatural de sus histerias. 

54. Los fundamentalistas religiosos, los narcotraficantes, los neonazistas y los estudiantes universitarios son los histéricos que agitan al mundo contemporáneo no para afirmar la impotencia, a la que eligen como destino humano común, sino para esconder la impotencia del imperialismo yanqui-occidental. 

55. Para tal fin, ellos gozan en las calles del mundo actuando como pantomimas de potencias inexistentes de la civilización burguesa. Con eso ocupan el lugar del mundo concreto, el de la impotencia de todos nosotros. 

56. Sin los medios masivos corporativos oligárquicos, entretanto, ellos jamás conseguirían gozar sus pantomimas espectaculares, motivo por el cual sin el apoyo de la sociedad del espectáculo el imperialismo yanqui-occidental sería incapaz de ocultar su desnudez intrínseca, su impotencia. 

57. Por eso ellas, las corporaciones mediáticas, son los verdaderos dioses contemporáneos. 

58. La verdadera revolución en la era de las tecnologías de información [ya que no de comunicación: Nota del Trad.] comenzará cuando el ubique pueblo impotente las tome para sí, descartando cualquier oligarquía mediática. 

59. Cuando eso ocurra, ya no existirán ni dioses ni diablos, ni opresores ni oprimidos —y seremos el no estamos en el donde estamos donde nos perdemos— de tanto inventarnos fuera de las civilizaciones oligárquicas, como la impotencia concreta en el infinito de la igualdad a inventarse en el vacío en que nos criaremos siempre otro de otro, fabulosamente. 

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