viernes, 25 de julio de 2014
Lo ocurrido con Galdamez
Por Gustavo Zelaya
Eso que le ocurre a Galdamez tal vez sirva para remediar crisis y poner en claro actuaciones. Digo esto porque hay personas que están escandalizadas por la actitud de Esdras o del personal de Cholusat. Además, hay personas que están sufriendo mucho y alguien debe consolarlos. Me refiero a las familias del taxista muerto y a la del hechor. Han de estar padeciendo mucho y necesitan alivio de sus allegados. Ese dolor merece ser respetado y evitar las manipulaciones y tergiversaciones sobre esa situación. Con las personas que se sorprenden se necesita ser más atento con lo que ocurre. Si se revisa el actuar de la mayoría de los miembros del gremio de los periodistas y de los que se llaman comunicadores las cosas que pasan entre ellos, reporteros, relacionadores, presentadores de noticias, locutores, directores de medios, propietarios de medios y similares, hombres y mujeres, y no sólo a partir de junio de 2009, sino desde más o menos 1982, por decir alguna fecha, nos daríamos cuenta que la cosa es muy compleja: mal pagados, obligados a la rebusca, a inventar contratos de publicidad, mal tratados, y si se le agrega una generalizada incultura con grandes dosis de arrogancia, nos podríamos dar cuenta que muchos hechos actuales son comprensibles. No hay circunstancia más temible que exista alguien que se diga periodista, incluso que crea que lo es, que tenga armas, conexiones con el poder, fanfarronería, arrogancia, prepotencia, una dosis de chantajista y otra de extorsionador, y el asunto se torna muy peligroso para él y para los que lo rodean. Y esto no es exclusivo de alguno de ellos. Está en casi todos independientemente de sus filiaciones políticas. Y el asunto sería mucho más claro si alguna vez aquí funciona algo parecido a los wikie leaks de Julian Assange que nos permita conocer el estado de las planillas que manejan los gobernantes y conexos en donde figuran no algunos, sino que casi todos los que se creen periodistas. Y más engorroso el asunto cuando se conozca los que reciben grandes tajadas al margen de las planillas. Será para irse de espalda cuando sepamos que es ahí en donde están los más gruesos, los power, los meros meros, los que simulan estar con el pueblo, incluyendo profetas, editorialistas, grandilocuentes, de gestos exagerados, tapudos, los que hablan como mables, los que agreden el lenguaje y a las personas, los elegantes y de habla fina, en fin son pocos los que se escapan a la marmaja. Por cuestión de coyuntura, Galdamez apenas es una dolorosa circunstancia, ojala que salga bien librado y que se haga la debida justicia. Pero muchos que andan rasgándose vestiduras deberían guardar tanta pasión y enojo para dirigirlo a favor de las causas populares, esas que se refieren a la injusticia y a la más que centenaria explotación del pueblo y de nuestros recursos. Está muy bien que se preocupen por la situación de Galdamez y que lo respalden si es tratado injustamente. Sobre todo no se debe permitir la arremetida cachureca contra ese diputado y hacerlo ver como violento porque es de Libertad y Refundación. Si acaso fuera violentos en sus acciones y sospechoso de muchas cosas no es porque sea de LibRe ni de la Resistencia Popular. Esa sería su condición particular. Todavía no ha desarrollado algo parecido a lo que mucha gente menciona como “nuestros” periodistas o los medios de la Resistencia. Alguna vez la Resistencia y toda la oposición al capitalismo será la expresión de la cultura, alguna vez vamos a distinguirnos por representar el pensamiento avanzado y por intentar transformar la injusta realidad, pero estamos todavía algo lejos. Esa ignorancia que portamos en distintos grados nos impide ver que la prensa nacional y los medios en donde dicen que se forma la opinión pública son propiedad privada, son de empresarios que negocian con la empresa privada y con el gobierno. Son lugares de “bisnes”. Incluyendo a los que muchos creen que son “nuestros”. No hay que tirarse piedras y lodo hasta provocar rencores. Hay que seguir educándonos, movilizándonos y organizándonos a pesar de los periodistas, de los caudillos y de los problemas y camarillas que hay dentro de las organizaciones cercanas al pueblo.
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