jueves, 3 de julio de 2014

Minería: Ni desarrollo ni oportunidad


Radio Progreso

La industria minera en la historia de Honduras ha dejado más desolación y muerte que mejoramiento y vida para las comunidades. Cuentan que en tiempos de la colonia, ante tanta muerte de indios por la dureza de los trabajos en las minas, los maltratos y las enfermedades contagiosas extrañas para estos pueblos, los españoles decidieron reforzar sus industrias trayendo esclavos negros a las regiones de Comayagua, Minas de Oro y otras zonas del país.

La muerte y las enfermedades deambulan en los contornos de las explotaciones mineras. Desde que se aprobó la ley de minería a finales de los años noventa, ya van al menos doce personas muertas, han surgido unos 22 conflictos y decenas de personas enfrentan procesos judiciales acusadas de sedición, traición a la patria y amenazas a la inversión privada, por su decisión de rechazar la industria extractiva minera.

La industria minera dejó una Honduras exhausta en el pasado, en el presente está dejando muertes, deterior ambiental y conflictos y no tiene más futuro que el enriquecimiento de unas pocas personas y corporaciones y la depredación humana y ambiental en las zonas de explotación. La minería está en la vanguardia de la industria extractiva por el daño que produce. Pero la minería solo es la vanguardia de un modelo de desarrollo que se sostiene en la extracción de los bienes de la naturaleza. En nuestra Honduras le siguen la extracción del agua y los bosques y muy a la par la industria extractiva llamada palma africana que, como en el campeonato mundial de fútbol, se presenta como uno de los equipos que compite para ganar el primer lugar en la industria extractiva depredadora de los bienes y riquezas naturales.

¿Y el Estado? Muy bien, su política se basa en proteger esta industrias y abrir las puertas a las industrias extractivas que comenzando con la minería le siguen todas las demás que ven en la naturaleza y su ambiente la mayor oportunidad para hacer dinero. Un reciente estudio del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, utilizando los ejemplos de la mina de San Matías en el departamento de Francisco Morazán y San Andrés en Copán, confirma que la minería no genera ni desarrollo ni crea oportunidades de mejoras en la vida de las comunidades. Donde llega una minera, deja unos pocos centavos, ofrece unos pocos empleos, arregla unas cuantas cosas, y cuando se va, deja hundidas a las comunidades.

El modelo de desarrollo basado en el extractivismo no ofrece ningún futuro para la sociedad hondureña, ni el Estado puede jugar el papel de promotor de esta actividad si no es a costa de vender la soberanía y violar los derechos humanos de la población a la que está llamada a defender. El paso fundamental es el compromiso y la lucha organizada y articulada para defender los bienes naturales, nuestros territorios y la soberanía nacional basados en el Buen Vivir como un modelo alternativo que se sostiene en la relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza, y en donde el Estado garantiza esa armonía vital.

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