lunes, 28 de julio de 2014

Migración y seguridad



Por Víctor Meza

El tema es, si se quiere, fascinante, tanto desde el punto de vista académico como desde el social. Pero es, también, terriblemente conmovedor desde la perspectiva puramente humana. Son personas, gentes como usted y como yo, en condiciones diferentes, por supuesto, las que están involucradas, los que afrontan los peligros, desafían los riesgos y asumen las consecuencias. Son, en definitiva, nuestros compatriotas.

A principios del año 2005, el Centro de Documentación de Honduras (CEDOH) inició un proyecto de investigación sobre el sugestivo tema de “Migración, política y seguridad”. Convencidos como estábamos entonces – y lo seguimos estando - en el Centro decidimos que el tema de la migración, multidimensional y complejo como es, merecía un enfoque académico serio, interdisciplinario e integral, a fin de encontrar la esencia de su naturaleza, sus características básicas y, lo que es más importante, medir y valorar el impacto que tiene sobre la sociedad y la vida nacional en su conjunto.

Fue así como iniciamos un proyecto de investigación, con el auxilio de nuestros investigadores asociados -sociólogos, periodistas, politólogos, etc.- para analizar el tema y generar conocimiento calificado sobre el asunto. El resultado fue un libro, que contiene el informe final de la investigación, cuyo título es el siguiente: “Honduras: migración, política y seguridad”. Fue publicado y divulgado en el año 2005, justo nueve años antes de que estallara la “crisis humanitaria” que hoy tiene en ascuas al gobierno. Si nuestros gobernantes  -y los dirigentes políticos en general- tuvieran la sana costumbre de leer e informarse adecuadamente sobre los hechos en torno a los cuales deberán tomar decisiones cruciales, seguramente ahora tendrían respuestas más racionales y lúcidas sobre lo que se debe hacer, las medidas a tomar y, sobre todo, el tipo de política migratoria que el Estado hondureño debe tener.

Somos un Estado que tiene -o padece- la triple condición de ser Estado emisor de emigrantes, receptor de migrantes repatriados y, lo que es especialmente sensible, territorio de paso de migrantes ajenos. Somos un país-puente, corredor de tragedias, pasillo de ilusiones desesperadas, canal de esperanzas y frustraciones. Como si no tuviéramos suficiente con ser considerados como el país más violento del mundo -en un mundo tan violento como nunca antes en la historia de la humanidad-  somos, además, un país que ha convertido la hipocresía en una forma sutil de diplomacia oficial. Exigimos trato justo para nuestros emigrantes, pero nos comportamos como torturadores otomanos contra los migrantes de otros países, que tienen la desgracia de pasar por nuestro suelo. Somos una nación de hipócritas, poseedores del repugnante discurso de la falsedad; abogamos por los derechos humanos, desde nuestras fronteras hacia afuera, pero irrespetamos y violentamos esos derechos todos los días en la vida cotidiana de nuestra sociedad. Somos falsos, incompletos en términos de condición humana. En eso nos han -y nos hemos-  convertido.

El libro del CEDOH, que es una herramienta útil para entender mejor y, lo que es más decisivo, en forma más apropiada las soluciones al problema, está ahí, es una herramienta básica, un insumo clave  para buscar soluciones oportunas al problema. Los dirigentes políticos, con un mínimo de lucidez, deben auxiliarse de los conocimientos que provienen del mundo académico, aprovechar sus conclusiones científicas, y convertirlas  en ejes de las políticas públicas. Eso es lo que hacen los  estadistas, los gobernantes con mirada de faro, con vocación de trascendencia histórica…

En la investigación del CEDOH, cuyo informe final está contenido en 218 páginas, hay material suficiente, con perspectiva premonitoria  

-fue hecho y publicado en el año 2005-  para diseñar lo que debería ser una política migratoria de carácter estatal, de largo plazo y con la sostenibilidad necesaria. La lectura de su Índice es condición suficiente para demostrar lo que aquí informamos: La migración: antecedentes, impactos y desafíos; el contexto de la migración: la percepción de la migración y su impacto; migración y seguridad; migración y voto en el exterior; conclusiones y perspectivas; ejes para una política nacional de migración…. ¿Qué les parece? No creen que es un exceso de desidia o, a lo mejor, una indiferencia calculada, de la llamada “clase política gobernante” para asumir los retos y encontrar las soluciones adecuadas. Ustedes saben la respuesta. El libro, como el dinosaurio de Monterroso, está ahí. 

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