lunes, 7 de julio de 2014

Frijoles etíopes

Diario Tiempo

El gobierno ha anunciado el arribo a Honduras de la primera entrega de frijoles importados de Etiopía para satisfacer la demanda local, a precios accesibles a la mayoría de los consumidores, garantizando a la población una temporal seguridad de alimentación primaria.

Esa entrega, de 5,000 quintales, estará disponible a los consumidores de inmediato, lo mismo que los 41,000 quintales restantes que, según la Secretaría de Desarrollo Económico, entrarán por Puerto Cortés la próxima semana. El ministro Alden Rivera estará allí para recibir el granel personalmente, ante las cámaras y los micrófonos de los medios de comunicación social.

Es obvio que esta importación de frijoles ha sido rápida y oportuna, dado que la cosecha de primera en Honduras ha sido muy baja, casi insignificante, por la irregularidad climática y también por las pérdidas ocasionadas por una virosis. Lo del acaparamiento de granos fue, al parecer, un mal cálculo con pésimo referente para los productores locales.

Aunque los frijoles etíopes son similares a los catrachos, no hay duda que, en último análisis, el consumidor local siempre preferirá los de aquí porque ése es uno de los pocos elementos de identidad nacional que aún nos quedan. De hecho, los productores nacionales no han mermado su entusiasmo para la siembra de postrera, Dios mediante, dicen.

Dios mediante porque, de momento, lo que importa es el adecuado abastecimiento de semilla de las variedades nuestras, que, dicho sea de paso, son las mejores del mundo, tanto por su sabor especial como por sus facilidades de cocción, que, en resumidas cuentas, significa ahorro de energía.

Por el momento hay escasez de semilla, y este es, en verdad, un problema que debe ser atendido de inmediato para asegurar una producción de postrera alentadora. La escasez de semilla, según los conocedores del tema, obedece a que no se hicieron las debidas reservas por el exceso de la demanda alimenticia, y, como ya hemos explicado, por el daño de la virosis.

El problema de la escasez de semilla es de menor impacto en el sector de la agricultura comercial y el asociativo, pero sí es supuestamente más incisivo entre los pequeños productores, vale decir los de subsistencia familiar, que, dicho sea de paso, son los más urgidos de asistencia gubernamental.

La producción y diversificación de la distribución de las semillas, no solamente de frijol sino de los granos básicos de nuestra dieta alimenticia, es un asunto de máxima prioridad. Se trata, en primer lugar, de poder lograr una abundante oferta comercializable en los mercados zonales y locales, algo hasta ahora fallido.

Eso se debe en sustancial medida a que no ha habido, ni la hay, una política definida en materia de producción alimenticia, excepto en los estudios y programas retóricos, necesariamente engavetados por ser contradictorios como  resultado del desconocimiento de nuestra realidad y de la falta de voluntad política en materia de producción agropecuaria.

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