jueves, 10 de julio de 2014

A setenta años de la Masacare de San Pedro Sula: 6 de julio 1944



Arturo Rendón Pineda

“Aquellos tiempos de dolor y de ignominia”.

"El pueblo de San Pedro Sula  no podrá olvidar nunca el asesinato de sus gentes perpetrado por una pandilla famélica de odios y movida por el crimen al servicio del despotismo cariísta. Su recuerdo será eterno y vivirá  en el corazón de sus habitantes  como una conciencia acusadora, esperando el castigo que tarde o temprano tendrá que llegarle a los malvados”. (Dr.  J. Antonio Peraza, “Confinamiento, prisión y destierro”.)

Corría el año de 1944, en plena dictadura de Carias, cuando se acordó solicitar permiso para realizar una manifestación que tendría lugar en San Pedro Sula, permiso que fue concedido por el Ministerio de la Defensa, Lic. Juan Manuel Gálvez, que había llegado a la ciudad. Una comisión compuesta por varios dirigentes, entre los cuales figuraba el Dr. Presentación Centeno, se presentó al cuartel para hacer la solicitud ante el Lic. Gálvez y este contestó que podíamos hacer la manifestación con dos condiciones: que no se pronunciaran discursos y que no se pasara frente al cuartel. Se aceptaron las condiciones y atenidos a eso se improvisó una manifestación el 6 de julio. La gente acudía espontáneamente y como a las 4 de la tarde se inició el desfile en el Boulevard Morazán. La manifestación se componía de hombres, mujeres y niños. Las madres iban con sus hijos. Nadie llevaba armas de ninguna clase”.
Ese fatídico 6 de Julio de 1944 cuando yo contaba 13 años de edad, los matones del dictador Tiburcio Carías cometieron la más horrible carnicería contra civiles indefensos que produjo en nosotros -siendo adolescente- un sentimiento de repulsión y de odio. La ciudad de San Pedro Sula en esa fecha sangrienta fue escenario de una de las más crueles masacres. Los trabajadores, gente de clase media, fuerte grupo de  liberales y algunos nacionalistas de la referida ciudad que disentían del régimen, imitando lo que dos días  antes había ocurrido en la capital el 4 de Julio, se lanzaron a la calle del Comercio (3ª ave.) en una nutrida manifestación de brazos caídos, exigiendo elecciones libres para renovar el gobierno que ya llevaba años oprimiendo  arbitrariamente al país a espaldas de la voluntad popular.
A la altura de lo que fue  la Droguería Nacional en la casa de Jesús Sahury, mientras el Doctor J. Antonio Peraza -nacionalista que adversaba al régimen de su mismo partido- pronunciaba su discurso antes de disolver la manifestación, repentinamente irrumpió la tropa posicionada estratégicamente en las azoteas de los edificios vecinos, disparando indiscriminadamente a la multitud integrada por hombres, mujeres y niños, que frente a las nutridas descargas de fusilería, alocadamente corrían a refugiarse en los edificios vecinos, dejando sobre el pavimento una tendalada de muertos de todos los sexos y edades. Muchas personas importantes de la sociedad sampedrana sucumbieron ese día: Chichi Sunceri, Toñita Collier, Alejandro Irías, Irene Santamaria y muchos más fueron víctimas de la barbarie.
El Dr. Tulio Bueso, paisano amigo nuestro resultó herido con un balazo en una de sus piernas y  hubo que traerlo de escondidas a Santa Rosa para protegerlo de la persecución que se desato posteriormente.  El Dr. Bueso nos contaba  con lujo de detalles lo ocurrido ese fatídico día,  nos contó que inmediatamente de disolverse la manifestación donde entre cuerpos inertes de los caídos se hizo pasar por muerto, mandaron a los bomberos a recoger  los cadáveres, para echarlos en un camión  y proceder de inmediato a lavar con mangueras la sangre del pavimento y de las cunetas, donde la sangre de las víctimas de la barbarie corría profusamente, para no dejar vestigios de la carnicería ordenada por el propio General Tiburcio Carias Andino contra la multitud indefensa, ejecutada por el Mayor de Plaza Ángel Fúnes y secuaces.
Dada la circunstancia de que Juan Manuel Gálvez, Ministro de guerra del Gobierno de Carias se encontraba en San Pedro Sula el día de la masacre, no faltó quien le atribuyera la orden de acribillar al pueblo, posteriormente se dijo que Gálvez que no estaba enterado de la masacre ocurrida esa misma tarde -algo poco creíble- y que la orden para la matanza la había dado directamente Carías al Coronel Ángel Fúnez que no obedecía órdenes más que de don Tiburcio. Más de 70 ciudadanos sampedranos entre hombres y mujeres  habían sido vilmente masacrados, sin que a la fecha se haya condenado a los culpables no obstante que la historia los registra con nombres y apellidos.
Los responsables directos Juan Manuel Gálvez, Ministro de la Guerra.
Ángel Fúnez, famoso por los asesinatos de Jano, Olancho.
Agustín Tabora, copaneco de antecedentes delictuosos conocidos.
Ramón Rosa Galeano, pseudo periodista al servicio de la dictadura
Ramón Discua, abogado y ex juez de lo criminal, gobernador político de Cortés.
Donoso Cubero, Director de la Policía local.
Alfredo Zepeda, Comandante de Armas al servicio de la tiranía,
Santa Rosa de Copan 5 de Julio 2014

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