El pueblo hondureño enfrenta una agudizada crisis política que avanza a paso lento, tras la elección en la que aún no hay un ganador claro. A la par de lo que se le ha denominado “fraude electoral”, está la manipulación mediática absoluta en los medios corporativos e incluso, en los que alguna vez se creyeron medios independientes.
“Los grupos de poder económico y político a través de los medios de comunicación crean fantasmas, provoca histerias, frustración, aterrorizan, todo con el propósito de imposibilitar la reacción organizada de la sociedad hondureña. De hecho, la figura de la ilegal reelección presidencial y el denominado fraude electoral de Juan Orlando Hernández, se blanquea desde esos medios”, aseguró el director ejecutivo del Comité por la Libre Expresión, C-Libre, Edy Tábora.
Desde el 27 de noviembre, un día después de las elecciones, decenas de miles de personas han salido a protestar en apoyo al candidato de la oposición, Salvador Nasralla, a quién consideran víctima de un gran fraude electoral por parte de Juan Orlando Hernández, puesto que el domingo a la media noche con 82,2% de las boletas contadas, le daba el triunfo irreversible a Nasralla, con 5% por encima de Hernández.
Sin embargo, después de una repentina caída de sistema del Tribunal Supremo Electoral, Hernández salió aventajando con más de 50 mil votos a Nasralla, según el tribunal y el Partido Nacional, la zona rural les dio la gran “remontada”. Ambos candidatos se han declarado ganadores de las elecciones.
Edy Tábora asegura que la situación que atraviesa Honduras, necesita la complicidad mediática para validar sus argumentos, como se demostró en el golpe de Estado del año 2009, donde hay sobrados ejemplos de esta confabulación.
“Los medios de comunicación propiedad de poderosos grupos económicos, silenció la reacción del 28 de junio, al punto de convertirse en portavoz del régimen de facto y hacer creer al mundo que nada estaba ocurriendo en el país, y eso mismo está sucediendo después de las elecciones generales del pasado 26 de noviembre, donde la Alianza Opositora Contra la Dictadura, denunció el fraude electoral”, indicó.
“Mientras en las calles el pueblo protesta, la policía y el ejército reprime, encarcelan y asesinan a los manifestantes; las televisoras, radios y periódicos afines al oficialismo callan o tergiversan la información criminalizando la protesta social del pueblo”, indica Tábora.
En el caso de Honduras, de acuerdo al mapeo de medios, al igual que ocurre en otras naciones del continente americano, existe una alta concentración en la tenencia de los medios de comunicación vinculados con los intereses económicos transnacionales y locales.
Así, por ejemplo, la familia del magnate Rafael Ferrari es propietaria de manera directa o indirecta de seis canales de televisión de la Corporación Televicentro y de varias emisoras aglutinadas en Emisoras Unidas.
Jorge Canahuati, relacionado indistintamente a los partidos Nacional o Liberal, que desde hace décadas se alternan el poder, es dueño de dos de los principales diarios El Heraldo y La Prensa y otras revistas. Otros dos periódicos de amplia circulación “La Tribuna” y El País, pertenece al ex presidente Carlos Flores Facussé.
“La mayoría de estos órganos ofrecen una información manipulada de los acontecimientos entorno al fraude electoral y se vuelven cómplices del candidato y actual presidente Juan Orlando Hernández”, indicó Claudio López, mientras participaba en una movilización en la ciudad de El Progreso, al norte de Honduras.
A renglón seguido dijo que estos medios ignoran las protestas populares, los bloqueos de carreteras, las marchas pacíficas, y califican las manifestaciones contra el fraude, como actos vandálicos provocados por simpatizantes de la Alianza.
“Lo interesante de todo esto es que las redes sociales rompieron el cerco mediático; los memes, los análisis, denuncias y pequeñas notas informativas llegan de forma efectiva a la población que tiene acceso al internet”, indicó Tábora.
Por su parte el dirigente popular Carlos Amaya indicó que la derecha que ideó el golpe de Estado el 2009, y el actual fraude electoral sigue entronizada en todas las esferas de poder y esto lleva a que la amplia mayoría de la sociedad quede expuesta a impensables vejámenes, muchos de ellos sin ser siquiera perceptibles para la mayoría.
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