sábado, 1 de agosto de 2015

La derecha latinoamericana es cada vez más recalcitrante


Rebelión

Por Patricio Montesinos

La derecha latinoamericana es cada vez más recalcitrante: apuesta a la violencia, boicotea cualquier llamado al diálogo, pretende llegar al poder por la fuerza, y si esto último lo consigue vende su país al mejor postor y desfalca las arcas de su Estado.
Ante la escasez de credibilidad que padecen en sus sociedades, los partidos conservadores tradicionales utilizan los medios de comunicación como formaciones políticas de oposición que mienten, difaman y atacan constantemente a los gobiernos progresistas de la Patria Grande, sin respeto alguno por la “democracia” que dicen defender.
Desde Estados Unidos y Europa, la derecha de América Latina recibe el respaldo mediático de la banal pero llamada “gran” prensa internacional, además de abultados financiamientos para la subversión dirigida a revertir los procesos de cambios y unidad que tienen lugar hoy en la región.
El plan es similar para Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina, por citar algunas naciones blancos constantes de los poderes fácticos, y de la injerencia extranjera sin límite alguno y abiertamente en sus asuntos internos.
Los propósitos son también semejantes: crear descontentos en los pueblos boicoteando las economías, torpedear procesos de paz como el de Colombia, alentar conflictos de baja intensidad, fraccionar cada vez más las fuerzas de izquierdas, y dividir a Movimientos Sociales convertidos en peligrosos adversarios que necesariamente deben ser debilitados. 
Para ello son utilizadas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) norteamericanas y europeas que reparten dineros para supuestos proyectos de cooperación que terminan en los bolsillos de los representantes de la derecha, y de empleados de la subversión denominados “opositores” o “miembros de la Sociedad Civil”.
Por supuesto que delante y detrás de esas ONGs, figura, entre otras, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), una muy conocida filial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
La USAID y otras con diversos disfraces tienen ramificaciones en toda Latinoamérica, y operan fundamentalmente desde algunos países de la región considerados “amigos estratégicos” de Washington y de varios regímenes del Viejo Continente como el español.
Es evidente que contra la Patria Grande se escenifica actualmente una brutal arremetida de la oligarquía, cada vez más reacia a admitir las transformaciones en favor de los pueblos, y de los procesos de integración que abogan por la solidaridad, la cooperación, la independencia y la soberanía.
Claro que esos términos son ajenos para la siempre anexionista y pro-colonialista derecha de América Latina, que a través de la historia solo ha servido al Norte para, en recompensa, enriquecerse a costa de la pobreza de sus propios compatriotas.


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