martes, 9 de junio de 2015
Hablemos de Derecho y de Ética, Señor Presidente
Recientemente en el marco del día del periodista, el presidente Juan Orlando Hernández volvió a mostrar sus posturas autoritarias e intolerantes ante la crítica de quienes no piensan como él. En su discurso tildó de “seudoperiodistas” a quienes atacan con mentiras los logros del gobierno y del país, y los acusó de querer incendiar el país, generar el caos y la anarquía, y alejar la inversión extranjera y la ayuda internacional.
Conviene recordar al Señor presidente que desde el Derecho y la ética la libertad de expresión constituye, en primer lugar, una piedra angular en la existencia misma de una sociedad democrática; en segundo lugar, es indispensable para la formación de la opinión pública; y en tercer lugar, es una condición para que quienes deseen incidir sobre las políticas públicas, puedan desarrollarse plenamente.
El presidente Hernández debía saber que en una sociedad democrática las personalidades políticas y públicas están más expuestas –y no menos expuestas- al escrutinio y a la crítica del público.
Por tal razón, la necesidad de que exista un debate abierto y amplio, tan crucial para una sociedad democrática, ha de abarcar necesariamente a las personas que participan en la formulación o la aplicación de la política pública. Dado que en su condición de presidente está en el centro del debate público y se expone a sabiendas al escrutinio de la sociedad, debe mostrar mayor tolerancia a la crítica.
En este sentido, los medios de comunicación no sólo tienen el derecho sino también la obligación de mantener informados a los ciudadanos y ciudadanas sobre las acciones y omisiones de su gobierno que impactan directamente en la vida cotidiana de la gente.
Usted no puede, Señor presidente, invocar el orden público para atacar a personas críticas con su gobierno pues para refrescar su memoria, el orden público no puede ser invocado para suprimir o desnaturalizar derechos, sino que debe ser interpretado de acuerdo a lo que manda una sociedad democrática. De hecho, la defensa del orden público exige la máxima circulación posible de informaciones e ideas, es decir, el máximo nivel de ejercicio de la libertad de expresión.
Cuando usted, Señor Presidente, acusa como lo hace a quienes no pensamos como usted, y somos críticos de su gobierno, lo que está haciendo es intimidándonos para impedir la libre circulación de información, ideas, opiniones o noticias, y por tanto, afectando una de las condiciones básicas de una sociedad democrática.
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