viernes, 12 de junio de 2015

¿Hacia dónde apuntan las recientes protestas en Honduras?



Las protestas contra las políticas de gobiernos poco transparentes se extienden por todo el mundo.

La última década ha dejado experiencias en Oriente Medio con la Primavera Árabe, las protestas en Europa contra la recesión, luego con el movimiento de indignados en Estados Unidos, las luchas estudiantiles en América del Sur,  y ahora en América Central con las protestas populares en Guatemala y Honduras.

Los procesos coinciden en el descontento hacia las autoridades gubernamentales, en nuestro país el contexto no cambia y factores como la corrupción, impunidad y falta de aplicación de justicia han ocasionado masivas protestas en casi toda Honduras.

El robo de más de siete mil millones de lempiras en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), generó descontento en la población, quienes exigen castigo para los principales responsables de los actos de corrupción.

Jóvenes indignados

El movimiento de jóvenes Indignados surgió desde hace varios meses, estos chavos y chavas decidieron hacer una experiencia que aglutine a distintos espacios para rechazar los abusos que ellos creen comete este gobierno.

En primera instancia los plantones convocados en Tegucigalpa contra temas como la reelección no tuvieron la respuesta que ellos esperaban, pero al pasar los días y ante las políticas erróneas y corruptas las cosas fueron cambiando.

Roberto Rivera, quien forma parte del Partido Anticorrupción y también del movimiento, dice que la idea es luchar contra la impunidad, corrupción e injusticias.

“Los motivos por los que estamos en las calles es porque nos cansamos de la corrupción y de las políticas erróneas del gobierno. No es una lucha política partidaria, acá están todos los sectores y son bienvenidos todos los que se indignen contra lo que ocurre en nuestro país”.
“Uno de los objetivos que persigue este movimiento es la instalación de una Comisión Internacional contra la Impunidad, así como la que existe en Guatemala. Este es un proceso positivo, iniciamos pocos en redes sociales, luego avanzamos  en cantidades y ahora somos miles en las calles; es decir este movimiento sigue creciendo”, concluyó Rivera.

Juan Carvajal, otro de los jóvenes que se moviliza dijo que buscan visibilizar el descontento de la población ante las injusticias que se dan en Honduras. 
Algunos analistas políticos ven el surgimiento de este movimiento como algo positivo, teniendo en cuenta la desmovilización a la que fue sometida el movimiento popular producto de la participación en el proceso electoral recién pasado. 
Para el caso Tomas Andino dice que: “es un gran progreso, este movimiento da la cara para reivindicar las conquistas del pueblo hondureño. Expresa el sentir de los jóvenes y del pueblo para defender una conquista como social, además de repudiar la corrupción que impera en el país”.
Por su parte el analista Domingo Godoy habló sobre el tema y afirmó que: “es un espacio desde las bases, desde la juventud que busca la movilización como alternativa de presión contra el gobierno”.

¿Hacia dónde se dirige el movimiento?

Las protestas toman fuerza cada vez más en las principales ciudades del país, municipios que han sido políticamente conservadores como La Ceiba registraron una de las protestas más nutridas evidenciando el descontento de la población ante las autoridades gubernamentales.

Para el sociólogo Julio Navarro, “este movimiento tendrá más fuerza, esas condiciones se darán por la causa que se persigue que es el combate a la corrupción y la exigencia de justicia, por lo tanto puede que obtenga más simpatía de la población inconforme”.

Navarro hace la caracterización retomando las acciones del Partido Nacional, quienes son los principales sospechosos del descalabro en el IHSS y han desatado el crecimiento de un descontento popular.

El docente Allan Núñez manifiesta que “son positivas las acciones que se están desarrollando, me parece que todo es importante siempre y cuando se den en el futuro inmediato pasos más contundentes”.

En ese sentido Roberto Rivera dirigente de jóvenes Indignados en El Progreso cree que: “si Juan Orlando Hernández no toma las decisiones correctas y no hace caso a nuestras peticiones, cualquier día de estos podemos amanecer a buen siete de la mañana en toma de carreteras y paralizando al país. No estaría sorprendido que el día de mañana se hagan paros cívicos nacionales, porque el grado de inconformidad de la gente nos lleva hacia ese camino”.

Asimismo Juan Carvajal dijo que: “si esto no funciona vamos a tener que tomar las calles para ejercer mayores medidas de presión contra el gobierno. Avanzaremos de a poco y dejamos como una última opción tomas de carreteras pero está en cuenta y todo dependerá de las respuestas gubernamentales, así demostraremos que la población ha despertado”.

El director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (Eric) Ismael Moreno cree que “en este momento yo no descartaría nada, porque cuando la indignación llega a estos puntos puede romper todas las trancas. El peligro es la respuesta represiva que se puede dar en los próximos días en la medida que las acciones se fortalezcan”.

Allan Núñez es del criterio que el nuevo movimiento debe dar paso para presionar más y eso se da mediante acciones de lucha que pongan en aprietos al gobierno. Es decir, desde paros cívicos nacionales que también tengan y formen parte de una organización donde participen todos los sectores descontentos”.

Acciones de este tipo son parte del menú de opciones que el nuevo movimiento tiene como agenda ante la agudización de la nueva crisis política.

Entre tanto Domingo Godoy agrega que es importante mantener el carácter popular de todos los sectores que están en la lucha contra la corrupción. Todos los sectores populares deben incorporarse a la lucha, desde gremios, sindicatos, organizaciones y no quedarse al margen. La desconfianza de la juventud en los liderazgos políticos refleja un vacío de dirección del movimiento popular quienes no estuvieron a la altura de encarar este tipo de acciones en el pasado”.

“Se puede correr el riesgo que esto se diluya, por eso es necesario que todos los sectores se unan al movimiento que servirá para sostener una lucha unificada y coherente contra el régimen”, dijo Godoy.

En ese sentido, el dirigente magisterial Carlos Lanza en representación del Taller Pedagógico “Paulo Freire” realizó un escrito donde hace referencia al tema citando varios elementos:

“Estas movilizaciones se caracterizan hasta ahora por la poca identidad de la gente con sus “banderas políticas, parece que la lucha contra la corrupción une a todos: derechista e izquierdistas, resistencias y golpistas.

Esta lucha hace olvidar que quien protesta a nuestro lado, hace seis años se sumó al acto de corrupción institucional más sonado de la últimas décadas: el golpe de Estado a Manuel Zelaya Rosales”.

“Las antorchas son una clásica protesta de clase media pero si éstas sirven para movilizar a un pueblo que fue sometido a una descarada desmovilización porque le prometieron el “paraíso electoral”, entonces bienvenidas sean. Las antorchas solo podrán incendiar los intereses de la oligarquía si se combinan con un paro cívico, de lo contrario terminaremos con un chispeante juego de luces artificiales que no le va a chamusquear el saco al gobierno”.

Las bases rebasan los límites desmovilizadores

Honduras vivió uno de los puntos más altos en protestas durante el periodo del 2006 al 2011, años donde el movimiento popular a través de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular y luego mediante el FNRP se movilizó en defensa de los intereses de la población.

Ese proceso que avanzó sustancialmente fue dirigido hacia un descenso abismal a través de las transiciones beligerantes hacia proyectos electoreros.

Para nadie es un secreto que la transformación del FNRP en un partido político como Libertad y Refundación (LibRe) significó el inicio de la desmovilización, desprestigio y pérdida de la beligerancia del movimiento popular hondureño.

Analistas hablaron sobre el tema y en este caso el director del Eric, Ismael Moreno afirmó que: “fue un error político que el FNRP haya sido captado por lo partidario electoral, ese error se ha pagado muy caro porque, de un avance importante en la movilización, hemos pasado a un proceso de desmovilización”.

“Se está pagando las consecuencias del error político de no saber interpretar los signos políticos de los tiempos”.

Los siguientes acontecimientos reflejan la crisis del movimiento popular que se expresan en la pérdida del poder de convocatoria, desmovilización, asambleas amarradas por la cúpula y la escasa confianza de la gente en la dirigencia actual.

Por su parte Tomas Andino piensa que: “la dirigencia del movimiento popular no ha sido capaz de superar las formas tradicionales de asociación y los jóvenes aglutinados en este movimiento de las antorchas han mostrado que se pueden hacer las cosas distintas, pero siempre y cuando haya voluntad para hacerlo”.

La nueva situación que se abre a partir de las protestas recientes, muestra que, a pesar de las políticas timoratas de la cúpula del movimiento popular, existe en la población hondureña, en su mayoría jóvenes, el deseo de movilizarse en defensa de los intereses de la ciudadanía.

Pero las manifestaciones se han caracterizado por el impulso de la juventud, quienes poco o nunca habían participado en protestas y en un gran porcentaje no quiere saber nada de los políticos tradicionales.

El surgimiento del movimiento que protesta es uno de los avances más importantes de los últimos años en materia de organización popular, pero no deja de mostrar un problema histórico de los procesos sociales: la falta de dirección y claridad política.

Ismael Moreno se refirió a ese tema: “en una sociedad con un bajo nivel educativo y con un rasgo alto de cultura patrimonial, el peligro del caudillismo está siempre presente. Las movilizaciones a través de su base han desbordado las políticas pasivas de los dirigentes históricos”.

“El FNRP como estructura dejó de tener vigencia y ahora han sido rebasadas por las movilizaciones que se dan y lo que nos queda es con alegría asistir al surgimiento de nuevas instancias populares y sociales donde nos podamos insertar y aportar sobre propuestas de luchas de políticas populares. Hay que aprender y estar cerca de los nuevos liderazgos que surgen de la juventud y también acompañarnos”, dijo Moreno.

El futuro de este nuevo movimiento se conocerá al calor de los acontecimientos de los próximos días, donde no se descarta el fortalecimiento de la protesta, la represión o en el peor de los casos la canalización política que diluya los intentos de lucha iniciado por la juventud indignada.

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