martes, 30 de junio de 2015

Control de hospitales



El ciudadano presidente de Honduras, Don Juan Orlando Hernández, reconoce que el sistema de salud es un desastre. Y actúa en consecuencia. Toma decisiones, militarizando gran parte de los centros hospitalarios y con ello deja en claro el trasfondo de su proyecto autoritario.

En el sistema de salud se expresa el deterioro de la institucionalidad hondureña. No es un asunto que haya nacido con la actual administración pública, es el resultado de un prolongado proceso de más de tres décadas de acumulación de conflictos no resueltos. Los recursos del Estado destinados a atender el derecho de salud que tiene la población, han sido factor de despilfarro por parte de los funcionarios públicos, de manera directa por los dos partidos históricos tradicionales.

A lo largo de las más de tres décadas el conflicto de la salud se ha asumido a partir de cálculos políticos y de intereses particulares de quienes han conducido el sistema de salubridad. Para decirlo pronto y rápido: la salud y la enfermedad de la población hondureña han sido negociadas a partir de la comprensión de los políticos y de empresarios de que la salud es un negocio, de la misma manera que todo el Estado ha acabado siendo un negocio.

Lo novedoso de esta crisis en el sistema de salud --la cual se expresa en robo de medicamentos y de equipos médicos y la utilización clientelar de los empleos para intereses partidarios--, es la decisión del actual gobierno de dar respuesta a la misma a través de la militarización de los centros hospitalarios. ¿Es esa la función de los militares? ¿Es la militarización la respuesta para resolver un asunto fundamentalmente de corrupción y de latrocinio?

Ante todo, el sistema hospitalario no necesita militares. Lo que necesita es un proceso profundo de auditoría e investigación por parte de la fiscalía y los órganos contralores del Estado con el fin de establecer responsabilidades en el robo de medicamentos y equipos médicos, y llevar a los delincuentes ante los tribunales de justicia.

Este es el paso necesario, como condición para que se proceda a una reestructuración a fondo del sistema de salud, la cual ha de estar unida a la reestructuración general de la institucionalidad del Estado. La militarización lo único que hace es crear una falsa apariencia de seguridad, un ambiente de amenaza, al tiempo que desnuda el talante autoritario y de fuerza de un gobierno que está recibiendo el repudio de amplios sectores de la sociedad hondureña.

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