jueves, 25 de junio de 2015
Asesinatos de Sindicalistas de la UNAH reviven los años ochenta
El asesinato del Presidente del Sindicato de Trabajadores del Centro Regional Universitario del Litoral Pacífico (CURLP), Héctor Martínez Motiño la noche del miércoles en Piedra Parada, Marcovia, evidencia la persecución de la que son víctimas los sindicalistas de la máxima casa de estudios.
Como en los tiempos más sangrientos de la década de los ochenta, Motiño fue asesinado cuando al salir de su trabajo se dirigía a su casa donde sujetos desconocidos lo interceptaron y le dispararon en varias ocasiones hasta arrebatarle la vida.
El dirigente sindical había denunciado ante los organismos defensores de derechos humanos nacionales e internacionales, amenazas, atentados y persecución por grupos interesados en destruir la organización sindical.
En repetidas ocasiones publicó en sus cuentas de redes sociales que no temía a las amenazas y que seguiría con su beligerancia al frente del sindicato.
Su situación permitió que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgara medidas cautelares para que el Estado protegiera su vida, pero según afirmaron familiares y conocidos la protección se daba a medias.
El asesinato de Martínez Motiño generó consternación de las seccionales del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, quienes pidieron al Estado que se investigue el suceso y se castigue a los responsables materiales e intelectuales del crimen.
La represión contra los sindicalistas universitarios se agudizó con este hecho y es que varios meses atrás Donatilo Jiménez sindicalista del Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico (CURLA) ubicado en La Ceiba desapareció misteriosamente sin rastro alguno.
¿Regresamos a los asesinatos selectivos?
“Los casos de Motiño y Donatilo no son aislados, es una cuestión sistemática que nos manda un mensaje para que no seamos más beligerantes, pero a pesar de eso no bajaremos la cabeza y seguiremos luchando para defender nuestros derechos así como lo hicieron ellos”, afirmó Carlos Leiva, presidente de la seccional número dos del SITRAUNAH.
Leiva aseguró que tanto Motiño como Donatilo se caracterizaron por ser dirigentes que por defender los derechos laborales, tuvieron problemas con las autoridades universitarias de los centros donde laboraban.
“Esto se suma a la represión que hemos recibido contra los dirigentes sindicales, para el caso Motiño había denunciado amenazas, atentados y persecución. No podemos decir de donde viene la muerte del compañero, pero él denunció todo tipo de acciones que atentaban contra su vida y está registrado en las organizaciones defensoras de derechos humanos.
Ojalá que se haga una investigación completa y que las autoridades no salgan con que es un asesinato pasional o hipótesis de ese tipo”, expresó Leiva.
El sindicalista culminó asegurando que no pueden descartar que tanto el crimen de Motiño como la desaparición de Donatilo se deban a persecuciones políticas que solo trae recuerdos de la década de los ochenta, cuando los dirigentes eran perseguidos, secuestrados y asesinados por escuadrones de la muerte.
En torno a la desaparición de Donatilo Jiménez, su esposa Sonia Martínez dijo: “él era una persona muy colaboradora, que luchaba por sus compañeros”.
Sin piedad
El caso del dirigente sindical Héctor Martínez Motiño se dio mediante un hecho sangriento en el que los responsables no tuvieron ni el mayor síntoma de piedad.
Según las versiones policiales, Motiño habría terminado su jornada laboral el miércoles 17 de junio del 2015 a eso de las nueve de la noche, donde salió hacia su casa, siendo perseguido por dos supuestos sicarios que se conducían en una motocicleta.
A la altura de Piedra Parada, los sicarios dispararon contra él, quien al ser herido perdió el control del vehículo y se estrelló en un árbol, el análisis de Inspecciones Oculares de la Dirección Nacional de Investigación Criminal encontró 12 casquillos de bala.
El crimen sigue en proceso de investigación y hasta el momento como la mayoría de casos en el país se desconocen las razones y también a los responsables materiales e intelectuales.
El crimen de Motiño tiene similitudes con la desaparición de Donatilo Jiménez en La Ceiba.
Una grabación revelada por medios de comunicación capitalinos donde se escucha la plática de los supuestos sicarios que secuestraron y luego habrían asesinado a Donatilo, muestra un nuevo acontecimiento sangriento que liga a los dos dirigentes sindicales.
La desaparición de Donatilo habría sido ordenada desde el Centro Penal y a cargo de supuestos pandilleros de la Mara Salvatrucha.
El suceso ocurrió el pasado ocho de abril cerca de las 11.30 am y según indica la grabación fue ordenada por el supuesto pandillero y recluso José Augusto Turcios Salinas, alias “Mayimbú”.
En una de las conversaciones se escucha: “No pues solo córtale los deditos, uno por uno papa, me entiende, y después bajan a un lugar seguro donde no vaya a haber mucha gente, pues, y después más adelantito lo saca y lo quema, pues, el carro mándelo a botar retirado del sector y mande todos los saludos para arriba compa, caleta, para ver qué consecuencias se pueden hacer con ese hijo de p...”
Según la cinta, los pandilleros habrían realizado el trabajo material en el que posteriormente de raptarlo habrían ordenado su muerte a través de métodos de tortura.
A pesar de los acontecimientos, las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras siguen sin pronunciarse al respecto.
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