sábado, 6 de junio de 2015
El verdadero escándalo de Hilary Clinton es Honduras, no Bengazi
Por Emily Schwartz Greco/Traducción-Alvaro J. Pineda
¿Es demasiado pronto para predecir quien será el próximo presidente de EEUU?
Sin declarar oficialmente su intención de postularse de nuevo, Hilary Clinton ha acaparado el estatus de punta de lanza Demócrata. Debido a la debilidad y a la proliferación de candidaturas en el campo Republicano, ella es muy probablemente la próxima ocupante de la prestigiosa oficina que por cierto, no tiene esquinas –como observa el comediante Jon Stewart.
La aparente imbatibilidad de Clinton en esta ronda ayuda a explicar la histeria del ala derecha republicana sobre la tragedia de Bengazi. Las teorías conspirativas acerca del ataque que mató al embajador estadounidense en Libia se suman a los esfuerzos desesperados por desacreditar a la fuerte candidata de centro [derecha] del Partido Demócrata. No es de extrañar que esta trama no esté teniendo eco en su popularidad.
Me intriga porqué muchos demócratas no estén muy preocupados por la herencia del traspiés en la política exterior de Clinton en Honduras.
Quizás Ud. Haya olvidado lo que pasó en ese pequeño país durante el primer año de la administración Obama –tocaremos eso adelante. Pero seguramente Ud. Ha notado la desagradable oleada de xenofobia con que se ha recibido al creciente número de niños centroamericanos refugiados que llegan a nuestra frontera sur.
Algunos defensores del Presidente Obama tratan de culpar por esta crisis migratoria a la administración George Bush debido a la Ley contra el tráfico firmada por éste en 2008, especialmente redactada para proteger a los niños centroamericanos que anticipó un alza en las llegadas. Pero, ¿qué país es la principal fuente de niños que cruzan la frontera? Honduras, la tierra con las tasas de asesinatos más alta del planeta, con la peor desigualdad en toda Latinoamérica y con un régimen represivo sostenido por EEUU.
Cuando las fuerzas armadas de Honduras aliadas con legisladores de la extrema derecha derrocaron al Presidente democráticamente electo Manuel Zelaya en 2009, la entonces Secretaria de Estado Clinton se coludió con las fuerzas armadas y luchó contra la presión internacional para restituirlo.
Washington ejerce una tremenda influencia sobre Honduras por sus numerosas bases militares instaladas donde se realizan entrenamientos y tareas militares y anti narcóticas conjuntas. Desde el golpe de Estado, cerca de 350 millones de dólares de ayuda norteamericana, incluyendo más de 50 millones en ayuda militar, han fluido a ese país.
Esa es una gran inversión en un país donde la policía, los militares y las fuerzas de seguridad privadas están asesinando personas con una frecuencia e impunidad alarmantes, según Human Rights Watch.
En resumen, los niños hondureños huyen buscando refugio de una pesadilla de violación de derechos humanos, lo que formaría ahora mismo un oscuro nubarrón sobre la opción electoral de Clinton si los medios prestaran un poco de atención.
Esto no daría tanta ventaja a los republicanos, aun así. Mientras ellos no dejen de excluir a las mayorías de mujeres votantes y a las poblaciones de color, encuentro difícil que el partido de Mitt Romney y de John McCain lleguen a la Casa Blanca.
Debido a la ventaja demográfica demócrata, los reformistas no tienen nada que perder al aprovecharse de la debilidad Republicana para presionar por una alternativa viable para una segunda administración Clinton. La senadora Elizabeth Warren podría perfilarse como contrincante.
Desafortunadamente, la agitación del movimiento por los Derechos del Consumidor y los demócratas de Massachussets no tienen experiencia en política exterior.
Y la política exterior no es un lujo en estos días. Israel –que recibe 3.1 billones de dólares en ayuda militar norteamericana- está envuelto en una guerra en Gaza, y los problemas en el conflicto Rusia-Ucrania aumentaron con la caída del avión de Malasia Airlines. Además, Irak se torna más inestable y violento de nuevo. En estas cosas, Hilary es más filosa que la mayoría de la militancia demócrata.
Pero otros demócratas con amplias credenciales liberales y experiencia en política exterior están mostrando interés en lanzarse, especialmente si Clinton se retira a última hora de la competencia.
Pero aun si Clinton gana en 2016, un serio y prioritario reto podría ayudar a configurar su administración. Conforme más y más niños hondureños crucen la frontera buscando un lugar seguro, los votantes podrían volver la vista a su historial en el Departamento de Estado y reconsiderar la inminencia de otra administración Clinton.
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