martes, 2 de junio de 2015
De la abundancia del corazón...
Hace unos días escuchamos, en una de las sesiones del legislativo hondureño, la participación del diputado Francisco Rivera, presidente de la Comisión de Presupuesto del Congreso Nacional. Es él, el encargado de coordinar una comisión que discute sobre los dineros que se manejan en los poderes del Estado. En dicha participación se desgalillaba diciendo que no se hace nada para acabar con la impunidad, por qué no meter presos a los responsables de actos bochornosos de corrupción, recordaba el honorable diputado Rivera, los cuarenta millones del carretillazo del Banco Central de Honduras, en el gobierno de Manuel Zelaya.
En marzo de 2014, el mismo diputado, decía en un periódico de la capital, que los recursos que reciben las corporaciones municipales como parte de las transferencias que hace el gobierno, deben auditarse y fiscalizarse porque algunos alcaldes despilfarran los recursos económicos.
“Aquí hay gato encerrado, aquí hay mano peluda” en actos de corrupción en la Secretaría de Salud, decía también el honorable diputado Rivera, preocupado por la corrupción. Eso lo decía en una emisora capitalina en agosto del 2014.
Al mes siguiente, el activo diputado en materia financiera, dijo, como reacción a las pláticas que el gobierno hondureño sostenía con la delegación del Fondo Monetario Internacional, que la firma con dicho organismo: “vendría a resolverle muchísimos problemas al país, porque nos abre las puertas con todos los organismos multilaterales de crédito, con todos los organismos internacionales y un apoyo y un apalancamiento al presupuesto nacional”.
El diputado Rivera es un experto en finanzas en el país, un hombre con mucha experiencia en asuntos de “pistos”. Por esa, y muchas otras razones, preside la Comisión de Presupuesto en el Congreso Nacional.
Pues el honorable padre de la patria ha dejado caer una perlita, una de esas frases que son para enmarcarlas en la historia politiquera de Honduras. Decía el diputado Rivera: "o es que acaso sólo los dineros que se roba uno es mala la corrupción y la de otros es buena"
Honorable Diputado Francisco Rivera, usted solito se ha quemado. Usted ha mordido su propia lengua y con ello nos confirma lo que es secreto a voces. Diputado Rivera, usted nos recuerda aquel texto evangélico que dice: “porque de la abundancia del corazón habla la boca."
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