sábado, 6 de junio de 2015
Pedro Brieger: La Dictadura naturalizó la idea de una educación de mercado
Por Patricio López
El periodista y sociólogo argentino Pedro Brieger analizó los componentes centrales del movimiento estudiantil chileno, a propósito de que este jueves en el país se vive una jornada nacional de protesta en rechazo a la violencia por parte de Carabineros en las marchas estudiantiles. También planteó que las dictaduras dejan huellas simbólicas muy fuertes en la sociedad y en este sentido afirmó que Chile necesitaba tener una Constitución forjada en democracia y ojalá con la mayor participación posible de la ciudadanía.
En entrevista con Patricio López, el analista internacional argentino Pedro Brieger se refirió a las construcciones mediáticas sobre el movimiento estudiantil chileno y sobre el modo de cómo este movimiento ha ido cambiado a los ojos de la opinión pública internacional, también abordó el tema de la Constitución de 1980 y de la necesidad de tener una Carta Fundamental elaborada en democracia.
El periodista y sociólogo indicó que desde el exterior hay dos imágenes respecto de Chile. En primer lugar, la presencia de un gran mito de una sociedad muy avanzada en donde no hay corrupción y donde todo funciona bien, pese a los militares o gracias a los militares. La otra visión, muestra a una sociedad que todavía tiene una “herencia pesada” de la Dictadura, que no ha reformado la Constitución y donde el poder de los militares es aún muy fuerte.
El sociólogo dijo que la irrupción del movimiento estudiantil, primero mediante los secundarios en el primer gobierno de Michelle Bachelet representó, para quienes viven fuera de Chile, un “sacudón”, porque el mito del Chile con grandes avances y ministros formados en Estados Unidos que no podían resolver el problema de la municipalización de las escuelas al poco tiempo de que asumiera Michelle Bachelet su primer mandato, entró en conflicto.
Al remontarse al movimiento de los secundarios de 2006, el periodista señaló que desde el extranjero pocas personas conocían lo que ocurría con el lucro en la educación chilena, o lo que había pasado con los fondos de pensiones de los trabajadores.
Respecto de la imagen que proyectan los grandes medios de comunicación sobre el movimiento estudiantil chileno de 2011, el sociólogo dijo que le llamaba la atención que las imágenes que llegaban a Argentina emitidas por la televisión chilena mostraran escenas de violencia. “Me chocaba mucho”, dijo, porque se preguntaba cómo los medios de comunicación chilenos priorizaran que 300 vándalos rompieran vidrieras, sin privilegiar la imagen de 200 mil personas marchando de manera pacífica.
Al preguntarle por la dicotomía que hay entre la gran convocatoria del movimiento estudiantil, desde su gran aparición en 2011 hasta la actualidad con decenas de marchas multitudinarias, pero que todavía no logra concretar sus objetivos, el especialista dijo que no era su rol juzgar la situación política del país, pero sí consideró que Chile desde hace mucho tiempo ha estado aislado del resto de Latinoamérica.
Pedro Brieger afirmó que le parecía “increíble” que los chilenos consideraran, por lo menos hasta 2011, como natural que la educación había que pagarla y señaló que el discurso de la Presidenta Michelle Bachelet es interesante cuando resalta la gratuidad de la educación y que ésta no tenía que ser vista como una mercancía.
Respecto del aislamiento de Chile en la región, el periodista ejemplificó este hecho en conversaciones que sostuvo con dirigentes estudiantiles y políticos chilenos en 2011, quienes desconocían el hecho de que la educación universitaria argentina era pública, libre y gratuita. No hay examen de ingreso, no hay que pagar y es totalmente abierta.
Pedro Brieger se explicó este desconocimiento de los chilenos sobre la realidad de los países latinoamericanos e incluso de un país vecino como Argentina, señalando que “forma parte de la herencia del pinochetismo, de haber convencido a los chilenos de que estaban aparte en la región, que Chile era un país desarrollado, tapando por ejemplo, el hecho de que el país todavía vive de las exportaciones de materias primas como son el cobre, el salmón, la madera y el vino”.
El analista dijo que está situación hizo que Chile perdiera puntos de referencia, por ejemplo, sobre lo importante que es en Argentina la educación gratuita y agregó que “la sociedad chilena hasta 2011 naturalizó y hasta convirtió en sentido común que la educación es parte de una mercancía por la cual hay que pagar y que esa idea va incluso en contra corriente del Chile antes del golpe de Estado de 1973″.
Respecto de cuánto podría seguir presente la dictadura cívico-militar en la sociedad chilena, el sociólogo indicó que puede que no haya una respuesta definida, pero puntualizó que muchas veces las dictaduras dejan sellos a través de cosas simbólicas, identificando en ese ámbito a la Constitución de 1980.
En este sentido, el analista dijo que “un país que en democracia todavía se rige por una Constitución elaborada en dictadura no puede creer que eso no afecta a la sociedad, más allá de que se hayan reformado cosas puntuales en algunos temas de la Carta Fundamental”
Pedro Brieger dijo que “para cambiar realmente el chip en los chilenos es fundamental que la Constitución elaborada por los militares no esté más y que se pueda decir, efectivamente, ahora tenemos una Constitución elaborada en democracia”, y agregó que sí este proceso se hace bajo un mecanismo de participación ciudadana es mucho mejor, porque los chilenos se sentirían formando parte y que es de ellos.
El analista trasandino concluyó que Chile está trabado en un aspecto fundamental, que es la Constitución de 1980.
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