lunes, 12 de noviembre de 2018

¿Quién está detrás de la caravana de hondureños que se dirige a EE.UU.?


CLAE / Rebelión

Por Matías Caciabue y Paula Giménez *

En el contexto de las elecciones de medio término en EEUU, ¿George Soros dispara contra Donald Trump? ¿Neoconservadores vs globalistas? La oligarquía financiera opera acciones locales de alcance global. La “glocalidad” ha llegado para quedarse como estrategia política de la actual fase del capitalismo.

La ya mundialmente conocida caravana de migrantes hondureños pareciera no ser un hecho aislado. Sus implicancias guardan una profunda relación con los conflictos que están sucediendo a nivel mundial. Desde la crisis de 2008, la lucha intercapitalista se encuentra atravesando un momento político. Algunos actores, como el Papa Francisco, se atreven incluso a plantear una Guerra Mundial “por partes”.
Lo cierto es que, por dónde se lo mire, las distintas facciones de la oligarquía financiera mundial han puesto en marcha una guerra que combina todos los medios de lucha y despliega sus hilillos en todos los territorios (Guerra de Redes, Guerra de Quinta Generación).

En esta oportunidad, la fracción globalista dominante, de la cual el multimillonario George Soros es un actor, ha tomado una iniciativa desestabilizadora contra la fracción neoconservadora, anclada con más fortaleza en el sistema institucional estadounidense a partir de la presidencia de Donald Trump.

La realidad económica, política y social transita un momento de crisis orgánica, estructural y multidimensional. Hay autores que plantean que las fracciones más avanzadas de la oligarquía financiera esgrimen un proyecto revolucionario, para dar un salto hacia un sistema social más opresor que el capitalismo y para eso necesita la desintegración de los Estados nacionales.

¿Acaso una táctica en esta guerra multidimensional es el envío de miles de “caravanas” de migrantes que marchan como “misiles” humanos por el mundo, con el blanco fijo de romper las fronteras de los Estados? Quizás el comportamiento de los medios hegemónicos de comunicación, la manipulación en y de las redes sociales y el financiamiento direccionado de Fundaciones ligadas directamente a lo más concentrado del poder financiero, sean una pista a seguir minuciosamente.

Lo mismo parece repetirse en varias partes del mundo y los gobernantes actuales parecen no poder hacerle frente al grave y deshumanizante problema migratorio. Turquía ya acogió 2,7 millones de refugiados (mayoritariamente sirios) y la Unión Europea casi dos millones (sobre todo Alemania, Austria, Hungría, y Suecia).

Del otro lado de la disputa de proyectos estratégicos, la fracción neoconservadora parece luchar para sostener el orden mundial vigente, con sus instituciones y su forma social de producción financiera con mayor asiento territorial-continental y “productivo” (el complejo militar-industrial-farmacéutico estadounidense).

En los últimos días aparecieron otros preocupantes “mensajes”: En el medio de la elección estadounidense de medio término, donde la caravana migrante se ha convertido en un tema central, cartas-bombas fueron enviadas a los principales articuladores de la oposición a Trump en territorio propio.

Los Obama, los Clinton, el magnate George Soros, la cadena de noticias CNN, y el diario The New York Times, todos actores de la fracción globalista de la oligarquía financiera angloamericana, fueron los blancos directos de ataques terroristas “en defensa de Trump”.

La Caravana

San Pedro Sula, una ciudad en el norte de Honduras, se convirtió en el epicentro de la Caravana con destino a EEUU que ya congrega a más de 7.200 personas. La ciudad, conocida por ser uno de los principales centros de transporte del país, que cuenta con una población de unos dos millones de habitantes, es protagonista de un hecho de alcance global.

Testimonios que integran el éxodo aseguran que la convocatoria surgió en grupos de noticias comunitarias de Facebook. Un posteo que decía: “Una avalancha de hondureños se prepara para ir en caravana a EEUU. ¡Compártelo!” y una intensa cobertura televisiva de HCH (el canal de noticias más popular del país) hicieron que el 13 de octubre, miles de personas se congregaron para emprender el largo camino hacia “el sueño americano”.  

Ya desde septiembre circulaban en las redes sociales los planes de la caravana y, en marzo de este año, partió desde México una caravana más pequeña pero que consiguió cierta presencia mediática.

En el medio de este conflicto humanitario, algunas voces de peso político han salido a jugar. Kelly Johnston, vicepresidente de Asuntos Gubernamentales de Campbell Soup Co. desde el 2002 (en su cuenta de Twitter @johnston_kelly), apuntó contra la Open Society, la fundación del magnate financiero George Soros: “Ves esos caminantes verdad? lo que no ves es el transportista de tropas y vagones que los llevan al norte. @OpenSociety planeó y está ejecutando esto, incluso donde defecan. Y tienen un ejército de abogados de inmigración estadounidense esperando en la frontera”.

Desde la empresa salieron a desligarse de los dichos del ejecutivo: " Las opiniones que expresa Johnston en Twitter son sus opiniones individuales y no representan la posición de Campbell Soup Company", dijo en un comunicado la empresa con sede central en la ciudad norteamericana de Nueva Jersey.

Esta campaña despertó la respuesta de Open Society, una de las dos fundaciones más importantes del globalista George Soros, referente de la también conocida Human Right Watch. En su cuenta de Twitter ( @OpenSociety) negó la vinculación del magnate y de la Fundación en el financiamiento de la caravana.

Justo en ese momento, Donald Trump salió al ataque desde sus redes sociales: “¡Los Estados Unidos han informado firmemente al presidente de Honduras de que si la gran Caravana de personas que se dirigen a EEUU no se detiene y regresa a Honduras, no se dará más dinero ni ayuda a Honduras, con efecto inmediato!”.

Y agregó: “Estoy viendo cómo el Partido Demócrata liderado (porque quieren Fronteras Abiertas y leyes débiles existentes) asaltan a nuestro país por parte de Guatemala, Honduras y El Salvador, cuyos líderes están haciendo poco para evitar que este gran flujo de personas, incluidos muchos criminales, entren desde México hacia EEUU...”.

La guerra intercapitalista, de alcances planetarios, parece disputarse por todos los medios y en cada rincón del mundo. Los hondureños más desamparados, que sufren un aumento de la violencia social y política desde el golpe de Estado de 2009, han sido lanzados cual ejército de infantería en un enfrentamiento entre diferentes fracciones de la oligarquía financiera que controla el globo.  

¿Por qué Honduras?

En el año 2009 se produjo un golpe de Estado contra el entonces presidente Manuel “Mel” Zelaya. Su caída inauguró una reapertura de las políticas neoliberales en el país. El golpe fue ordenado por la Suprema Corte de Justicia que acusó al mandatario de cometer delitos graves como traición a la patria, entre otros. Fue el primer golpe de Estado institucional exitoso que sucedió en América Latina desde la inauguración del ciclo popular tras la victoria de Hugo Chávez en 1998.

Desde ese momento, las organizaciones del campo popular hondureño se reagruparon en el Frente Nacional de Resistencia Popular, pero dicho movimiento fue parcialmente desarticulado mediante el asesinato de parte de sus principales dirigentes.

La violencia política y social lleva casi una década de sangre y fuego en aquel país centroamericano. Los asesinatos de Isy Obed Murillo en las inmediaciones del Aeropuerto de Tegucigalpa, capital de Honduras, un día que Mel Zelaya intentaba volver al país tras su derrocamiento el 5 de julio de 2009; y Berta Cáceres, la referente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) alcanzada por la bala de un sicario, fueron los casos más conocidos de una atroz carnicería humana.

El 26 de noviembre de 2017, las elecciones presidenciales le dieron la victoria a JOH (Juan Orlando Hernández) frente a Salvador Nasralla, el candidato apoyado por Manuel Zelaya y su Partido LIBRE.

Esta elección estuvo rodeada de maniobras fraudulentas, llegando a llamar la atención de la comunidad internacional. La Organización de Estados Americanos (OEA) recomendó celebrar nuevas elecciones ante las “serias dudas” que dejó el proceso y la “falta de certeza” respecto a los resultados finales.

Desde que el modelo neoliberal está en el gobierno, en Honduras hay cifras verdaderamente preocupantes:

● En 2009 había 58% de pobreza y en 2018 la misma asciende a 68%.

● 3 millones de personas comen una sola vez al día.

● Junto a Guatemala y El Salvador, Honduras tiene una tasa de 40 asesinatos por día, tres veces por encima de la media mundial, lo que lo posiciona como uno de los países más peligrosos del mundo.

● En Honduras circulan 4.5 millones de armas de fuego no registradas “made in USA”.

En ese contexto, se hace evidente que la democracia y el estado de derecho del país centroamericano ha quedado en un serio cuestionamiento. Allí sólo crece el crimen organizado especializado en trata de personas, narcotráfico, contrabando y asesinatos por encargo.

La caravana migrante se magnifica en el territorio mediático y virtual. Acciones locales con impacto global ocurren en cada territorio. La glocalidad es el concepto que explica este fenómeno. Se hace visible, una vez más, como el territorio virtual es un escenario de producción de fuerza social que luego se realiza en la calle y en la política.

El desafío, para los movimientos populares, es pensar cómo generar acciones glocales, colectivas y organizadas, que tengan el impacto de beneficiar el conjunto de los intereses del pueblo.

Fuentes consultadas:


















  • Matías Caciabue y Paula Giménez: Investigadores/as argentinos del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) ( www.estrategia.la )



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