jueves, 22 de noviembre de 2018

Las propuestas políticas para enfrentar la nueva ruptura



Esta vez el quiebre político no vino a través de un golpe de Estado como en 2009 ni mediante otro fraude electoral vulgar como el de 2017. En octubre 2018 la nueva fractura ha comenzado con la gigantesca ola katracha que barre el territorio mexicano.

La dimensión de esta interminable crisis política hondureña es ciertamente gigante. Llegamos a un punto en que ningún país en el mundo puede desconocerla. La enorme ola de casi 20 mil demandantes de refugio atravesando México es una imagen obligada en todos los medios de comunicación del planeta.

Las cadenas de televisión BBC, Rusia Today, Alyazira, pero también Telesur, Cuba TV, CNN y Televisa, entre muchas otras multinacionales mediáticas, transmiten en vivo desde el seno de las caravanas del cometa social hondureño cuya cabeza se enfila hacia la frontera de Estados Unidos.

Un pueblo huyendo de las violencias atroces de la pobreza, la miseria, la corrupción y la impunidad que producen el cartel de delincuentes que ustedes ya conocen.

Es un hecho de tal magnitud social, humanitaria y de geopolítica que no podría ser ignorado por los liderazgos partidarios, religiosos y militares más cara dura de la tierra como son los hondureños.

De hecho, esta realidad no ha sido ignorada en Honduras. En este momento hay cuatro propuestas sobre la mesa para enfrentar la crisis con las herramientas nacionales, sin la intervención del Pentágono ni de la Casa Blanca con su nuevo embajador metiche.

La primera propuesta es de la Convergencia Contra el Continuismo. Se trata de una Consulta Popular que contiene tres preguntas. Una sobre la continuidad del impostor. Otra sobre la continuidad del modelo neoliberal extractivista. Y la tercera pregunta sobre la reelección presidencial.

La consulta está en marcha en varios municipios del país, incluyendo una muestra nacional cuyos resultados serán divulgados al final de este mes de noviembre. Los datos servirán a la Convergencia para definir una estrategia política de lucha unitaria para recuperar el país de la banda criminal que lo tiene secuestrado.

En contraposición han surgido tres otras nuevas propuestas. La del precandidato nacionalista Mauricio Oliva, miembro líder de la Red de corrupción investigada por la MACCIH, quien propone un plebiscito para votar si o no a la reelección.

La propuesta es tramposa. Es definitivamente perversa. El propósito del partido nacional es usar el mismo censo electoral y el mismo tribunal electoral del fraude para legalizar por esta vía el delito de la reelección del impostor Hernández.

A todas luces evidente el interés de Oliva, es usar los medios de propaganda al servicio de la dictadura para impulsar el sí y darle la bendición a la mascarada desde los púlpitos del otro cartel delincuencial que comercia con la fe de los incautos.

Esa propuesta del cacique del sur, de más está decirlo, debe ser rechazada absolutamente por improcedente e inconveniente, porque más bien nos lanzaría al abismo lejos de sacarnos de allá. Además, la guadaña del elector oculto está detrás de esa locura.

También el doctor muerte de la época rosuquista está detrás de esa otra iniciativa que propone el adelanto de las elecciones desde la plataforma ciudadana de las camisas blancas que en 2009 apoyaron el golpe.

Es extraño, son las mismas organizaciones que justificaron el rompimiento constitucional de 2009 las que hoy proponen la expulsión del impostor Hernández por la vía de nuevas elecciones. Y de relleno ahí están los liberales, los viejos demócratas y Salvador.

Hasta aquí hemos mencionado tres propuestas, la cuarta de ellas es del partido libre que no se pronuncia abiertamente contra la reelección pero desempolva una vieja propuesta del movimiento social: el diálogo pro constituyente. La Asamblea Nacional Constituyente, donde el poder originario haga todas las preguntas.

Es obvio que llegar a este momento de la reunión del poder originario no es un deseo de Navidad, supone la construcción de una correlación de fuerzas. Y supone trabajar un consenso nacional que está lejos de conseguirse en medio de posturas vanguardistas de cada uno de los actores en competencia.

Pero es la única salida cuerda. Si no volvemos a la fuente primigenia de los saberes y de los poderes, y volvemos a repartirnos el país como hizo Flores Facussé con Gustavo Álvarez en 1982, nos vamos a destartalar completamente. Eso es seguro.

Qué hacer, entonces? Bueno, para empezar tenemos el deber de producir datos concretos antes de las grandes decisiones. Por eso este próximo domingo 18 de noviembre en San José, La Paz, nos reunimos para recibir respuestas de todas las comunidades de esta parte de la sierra indígena.

Ahora es el turno de la Convergencia contra el Continuismo. Empecemos por preguntarle a la población. Luego nos organizamos para lograr el objetivo y nos movemos hacia él. Es el momento del pueblo, de éste que aún no ha perdido la paciencia ni la esperanza.

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