martes, 31 de marzo de 2015
"La deuda es un elemento de chantaje para imponer políticas neoliberales"
Por Rosa Moussaoui
Kalvellido
Entrevista realizada por Rosa Moussaoui para el diario L’Humanité. Éric Toussaint es profesor en la Universidad de Lieja, presidente del Comité para la Anulación de la deuda del Tercer Mundo (CADTM) Bélgica. Es autor de, entre otras obras, Bancocracia, (Icaria editorial, Barcelona, 2014). Para Toussaint, el gran peso de la deuda griega está ligado al plan de rescate de la banca, consecuencia de la crisis financiera de 2008. El domingo 15/2/2015 por la tarde nos encontramos con Toussaint en Atenas. Participaba en la manifestación organizada en la plaza Sintagma en la víspera de la reunión del Eurogrupo.
¿Continúa vigente la propuesta de anular una parte de la deuda griega, tal como fue presentada por Syriza durante la campaña electoral?
Éric Toussaint: El gobierno dirigido por Alexis Tsipras considera prioritario obtener de las autoridades europeas la posibilidad de aplicar su programa de anti-austeridad. Debido a eso, se ha optado por evitar el enfrentamiento directo sobre la cuestión de la deuda. La propuesta de una conferencia internacional para reducir radicalmente la deuda ha dejado lugar a la de Yanis Varoufakis, que piensa que es posible mantener el stock de la deuda, a partir del momento en que el Banco Central Europeo (BCE) transforme los títulos griegos en títulos perpetuos, de los que no se reembolsa el capital y cuyo tipo de interés estará indexado al crecimiento. Dicho esto, si esta propuesta se aplica conllevaría, en concreto, una reducción radical de la deuda. Es una opción táctica. Esta claro que el gobierno Syriza avanza esa solución de compromiso pensando que Grecia no conseguiría una verdadera concesión sobre el stock de la deuda, y que vale más no llevar el debate a ese terreno ya que lo urgente es parar las políticas de austeridad.
¿Cuál es el origen de esa deuda insostenible? ¿Se puede incriminar a los planes de rescate posteriores a la crisis financiera de 2008?
Éric Toussaint: Por supuesto. En total, el 80 % de la deuda griega está en manos de la troika. El 20 % restante, que responde a las obligaciones emitidas por el Estado griego a tres y seis meses, fueron compradas por los bancos griegos que, por otro lado, dependen de la liquidez puesta a su disposición por el BCE mediante el mecanismo ELA. Es evidente que esta deuda remonta a 2010 y a 2012. Esta ligada al rescate de los bancos privados franceses, alemanes, italianos, luxemburgueses, belgas, principales acreedores de Grecia hasta 2010. Los bancos franceses tenían, solamente ellos, el 25 % de la deuda griega. Los bancos alemanes casi el 20 %, los italianos el 10 %, los belgas el 8 %. Algunos bancos privados (en el caso de Francia, el BNP-Paribas, la Société Générale y el Crédit Agricole) compartían lo esencial de la deuda griega. El plan de rescate de 2010 tuvo por función desbloquear los préstamos bilaterales por un monto de 52.000 millones de euros, correspondiendo a Francia 11.390 millones, antes que el mecanismo europeo de estabilidad (MEDE) no cogiera el relevo, así como un préstamo del FMI. Ese dinero sirvió para reembolsar los bancos franceses, alemanes, etc. acreedores de Grecia. Así fue como esos bancos se liberaron de la deuda griega y fueron reemplazados por la Troika. En 2012, la reestructuración de la deuda por supuesto no les afectó. Por el contrario, los bancos chipriotas, que habían comprado en el mercado secundario títulos griegos a precio de saldo, creyendo hacer un buen negocio, se encontraron al borde de la quiebra. En 2010, el «plan ayuda» sobre todo permitió, e insistieron en ello Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, garantizar el rescate de los bancos de los países centrales y sobre todo los bancos franceses y alemanes. Esos préstamos estaban por supuesto condicionados a un plan de ajuste estructural que implicaba graves retrocesos en los salarios y jubilaciones, sobre el derecho de negociación colectiva, sobre las privatizaciones.
Ese plan de ajuste estructural, que supuestamente debía sanear las finanzas públicas, finalmente condujo a la explosión de la deuda griega, que pasó del 113 % del PIBen 2009 al 185 % actual, según las últimas cifras publicadas por el gobierno griego. ¿Cuál es su explicación sobre eso?
Éric Toussaint: En 2012, mediante un hábil juego de prestidigitación, se presentó a la opinión pública griega y europea un plan de reestructuración que debía, decían en ese momento, aliviar la deuda en un 50 %. Pero este alivio estaba ligado a nuevos préstamos condicionados a los programas de la Troika, préstamos que aumentaron aún más el peso de la deuda. Era una falsa anulación de deuda, una superchería que costó caro a algunas estructuras públicas, a los bancos griegos y a las cajas de jubilación de la función pública que habían comprado títulos. Fueron golpeadas con fuerza por la reducción impuesta por esa reestructuración. Creo que esta deuda es, por lo tanto, ilegítima, ya que fue contraída, en gran parte, para satisfacer los intereses privados de los bancos extranjeros o de ciertos sectores griegos. El plan de ajuste estructural impuesto a Grecia es odioso, porque conduce a la violación de los derechos fundamentales de los ciudadanos griegos. Podríamos demostrar que también es ilegal, en la medida en que el programa de 2010 no respetó la Constitución griega. El parlamento no pudo deliberar, había sido desposeído por el procedimiento del voto bloqueado. Las reglas europeas habían sido también burladas ya que el artículo 125 del Tratado de Lisboa prohíbe a los Estados miembros responder a los compromisos de otro Estado miembro. Si se ha violado el Tratado, entonces los préstamos en cuestión son ilegales. En cuanto al FMI, también pisoteó sus propios estatutos que prevén que esa institución financiera solamente puede conceder préstamos a un país si ese préstamo hace sostenible el pago de su deuda. Ya está demostrado que ese no fue el caso. Así que existen contundentes argumentos para protestar la deuda griega. El discurso que culpabiliza a Grecia es mentiroso. Puesto que lo que está en juego no es en realidad el pago de la deuda, si no la continuación de las políticas de ajuste estructural, las privatizaciones, la precarización de los contratos de trabajo. La deuda es un medio de chantaje para que se apliquen las brutales reformas neoliberales.
Traducción: Griselda Piñero
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