martes, 10 de marzo de 2015

A paso de cangrejo camina la depuración policial



El proceso de depuración en la Policía Nacional inició durante el gobierno del expresidente Porfirio Lobo Sosa, ya que se consideró que era uno de los sectores del sistema de seguridad en los que sus elementos estaban vinculados a actos de corrupción y acciones ilícitas. 

A cuatro años de iniciado dicho proceso, la Alianza por la Paz y la Justicia –APJ- señala que avanza sin los resultados concretos en la acción penal en contra de los elementos separados e investigaciones de las personas que integran  la alta cúpula policial. 

Para ampliar el tema, entrevistamos a Omar Rivera de la APJ quien además señala que el gobierno de Juan Orlando Hernández debe revilitarizar e innovar el proceso de depuración policial, para  que garantice una mayor rigurosidad en la aplicación de las pruebas de confianza a los actuales integrantes de las entidades del Estado, especialmente a la Policía Nacional. 

Radio Progreso (RP): ¿Cuál es el resultado de la radiografía que  la Alianza por la Paz y la Justicia ha hecho al sistema de seguridad  y justicia nacional durante el gobierno de Juan Orlando Hernández?

Omar Rivera (OR): La delincuencia y la criminalidad, que a lo largo de las últimas décadas ha afectado a la población hondureña, ha tenido un impacto perjudicial en los ciudadanos y ha llegado a alcanzar niveles insospechados, somos el país más violento del mundo, aun y cuando el gobierno diga que se han reducido sustancialmente las tasas de homicidios seguimos triplicando la media de América Latina teniendo una tasa de homicidios diez veces más elevada que en el mundo entero.

RP: Algunos sectores de la sociedad atribuyen la captura de miembros o cabecillas de grupos del narcotráfico a órdenes del gobierno de Estados Unidos no a acciones concretas de la administración de Juan Orlando Hernández. 

OR: Este presidente, creemos que de forma pragmática ha llegado a un acuerdo con los estadounidenses y han ejecutado acciones que evidentemente responden a sus intereses, pero también resuelven algunos problemas en el país. Yo creo que seguir cohabitando con bandas de narcotraficantes como “Los Cachiros” y “Los Valle” a la vista y paciencia de todos los hondureños era algo inamisible, independientemente de que sea por presiones norteamericanas habrá que valorar el hecho de que este presidente ha tomado decisiones, lo que nosotros no vemos correcto es que se hayan tomado decisiones en aquellos temas que le interesen a los norteamericanos, pero aquel andamiaje que soportaba esa narcoactividad, sus nexos con el sector privado, el sector empresarial, sus nexos con los políticos y los partidos, eso todavía sigue.

RP: El proceso de depuración policial inició durante el gobierno del expresidente Porfirio Lobo Sosa, pues se evidenció que era uno de los sectores del sistema de seguridad en los que sus elementos estaban vinculados a actos de corrupción y acciones ilícitas ¿En qué momento está ese proceso de depuración?

OR: Según las estadísticas del gobierno, han salido de la estructura policial, más o menos, unos dos mil a dos mil 500 policías, no se ponen de acuerdo; el último reporte que dio el ministro de seguridad indicaba que habían salido unos  dos mil policías de escala básica y altos oficiales; el presidente habla de dos mil 500.

Nosotros valoramos como positivo que las manzanas podridas salgan. Yo creo que ha habido voluntad institucional, en el sentido de crear unidades que se dediquen a la investigación y evaluación de la carrera policial.

Nosotros estamos insatisfechos, y yo creo que es en el momento en el que estamos, es que todos estos casos, por los cuales esta gente salió de la estructura policial, en primer lugar, culminen en un expediente de investigación rigurosa que pueda identificar las faltas o los delitos cometidos;

Segundo lugar, que el Ministerio Público pueda iniciar las acciones respectivas para que esta gente sea juzgada, mediante un procedimiento que se le respeten sus derechos, pero en donde los entes encargados de impulsar la acción penal y aquellos que son los responsables de determinar si alguien es culpable o no tomen decisiones de manera expedita, y que nosotros podamos ver castigados a aquellos que abusando del uniforme mancillaron la imagen de una institución  sino que también le causaron un daño terrible al Estado  enriqueciéndose ilícitamente.

RP: ¿Qué avances reales ha tenido el proceso de depuración?

OR: El único avance real es haber expulsado a gran parte de la cúpula policial que dominó los últimos años la gestión del Estado en materia de seguridad y que lamentablemente demostró no solamente su incapacidad sino el estar coludidos con el crimen organizado y la delincuencia común o cometer crímenes, yo creo que ahí hay un avance importante. 

El problema es que no vemos concretizada la acción penal en contra de ellos y los que antes delinquían o cometían crimines vestidos de policías hoy lo pueden estar haciendo vestidos de civiles, por las calles y avenidas de las distintas ciudades del país, y eso se llama impunidad que es un caldo de cultivo para crear esas manifestaciones de la delincuencia. En términos concretos si hubo una acción de limpieza, pero ese nivel de limpieza se quedó únicamente en la expulsión de ellos, muchos de los cuales salieron con baja honrosa, aun y cuando fueron señalados por muchos miembros de la institucionalidad pública como sospechosos de haberse enriquecido ilícitamente.

RP: ¿Cuáles son las dificultades han identificado ustedes como organización en el proceso de depuración de la Policía Nacional?

OR: El primero es el enfoque estratégico con el cual se depura, han aplicado más o menos unas 12 mil pruebas de confianza, se han gastado, según la misma información de la DIECP –Dirección y Evaluación de la Carrera Policial-, 111 millones de lempiras, de los cuales una parte de ellos viene como consecuencia de los recursos que administra el Estado, unos 87 millones de lempiras y unos 24 millones de lempiras del Banco Interamericano del Banco de Desarrollo; 111 millones de lempiras gastados en una depuración que no ha focalizado su accionar, sino que ha hecho pruebas de confianza sin ningún tipo de enfoque en aquellos actores que son los que han causado el grave daño a la Policía Nacional.

Yo me pregunto: por qué no han investigado a todos esos oficiales que estuvieron a cargo de regiones como Colón, La Mosquitia, Islas de la Bahía y Atlántida mientras “Los Cachiros” hicieron y deshicieron en la última década, yo creo que ahí debería de impulsarse una investigación calificada.

AMC: Ante ese escenario que usted plantea ¿se puede catalogar a la Dirección y Evaluación de la Carrera Policial como un “elefante blanco”?

OR: En general, todas las instituciones llamadas a depurar han fallado iniciando por la Dirección y Evaluación de la Carrera Policial, pero también ha fallado el Ministerio Público y ha fallado el Tribunal de Cuentas. Creemos que todo ese andamiaje debería ejecutar una acción de depuración, al igual que otros órganos de control interno de la Policía. Han fracasado  en este esfuerzo, y como usted lo dice, muchos de ellos se han constituido en un “elefante blanco”. 

Nosotros le hemos demandado al presidente de la república, porque también él ha fracasado porque él lidera este proceso de depuración, la revilitización e innovación en el proceso de depuración policial que garantice una mayor rigurosidad en la aplicación de las pruebas de confianza a los actuales integrantes de las entidades del Estado, especialmente a la Policía Nacional, asimismo esperamos que esta depuración priorice las cúpulas no solamente las que están sino las que han salido y le de monitoreo seguimiento a aquellos que antes delinquían como uniforme y ahora, lastimosamente, están cubiertos con un manto de impunidad.

RP: ¿Qué podría esperar la población hondureña, en un futuro, en cuanto a la depuración policial?

OR: Si la cosa sigue así no va a haber depuración total de los distintos entes operadores de justicia y en el caso particular de la Policía vamos a tener siempre hechos bochornosos, como los que se dieron en las últimas semanas con ese acto corrupto de apropiamiento indebido de recursos por parte de la tropa TIGRES, en la acción en contra de los narcotraficantes Valle; o hechos bochornosos como los de la Policía Militar, unidad recién creada, teniendo entre sus filas a personas que tienen antecedentes penales, ordenes de captura vigentes , que en lugar de andar cuidando los intereses de la población ateten en contra de los derechos en el intento de secuestro de un empresario del Mercado Zonal Belén. 

Si no se avanza en un proceso de revilitización nosotros vamos a tener una institución, que lamentablemente, va a seguir dando tumbos y que no va a cumplir su mandato. El presidente de la república debe estar convencido que para que un proceso de reforma tenga éxito o que cualquier esfuerzo de fortalecimiento sirva para algo positivo, primero se tiene que depurar; como lo ha dicho Víctor Meza, ex integrante de la Comisión de Reforma a la Seguridad, puede haber depuración sin reforma, puede haber depuración sin fortalecimiento institucional, lo que no puede haber es exitoso proceso de reforma institucional de los órganos policiales sin la reforma del caso; antes de ir al proceso de reforma y fortalecimiento de la Policía tiene que haber un proceso de profilaxis, que implica sacar a las manzanas podridas y eso solamente se hace focalizándose en la cúpula y priorizando la investigación del enriquecimiento ilícito.

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