martes, 3 de septiembre de 2013

¡A tomarnos las calles!

Radio Progreso

Todos los jueves en la noche, centenares, digamos que miles de personas, mayoritariamente jóvenes, de manera voluntaria, por su propia cuenta y con una sonrisa al viento, se reúnen en un punto específico y comienzan a trotar a lo largo de doce kilómetros por las calles de San Salvador, la capital salvadoreña.

La iniciativa la tomaron unos poquitos jóvenes, comenzaron a usar las redes sociales y se autoconvocaron para caminar en la noche por las calles de la ciudad. “Unámonos para que entre nosotros mismos nos protejamos”, se dijeron. Y así se ha iniciado lo que se ha convertido en los jueves de trote por la libertad. Es una avalancha ciudadana.

Con su hermosa iniciativa la juventud de la capital salvadoreña recuperó el espacio público de las calles, ha experimentado que sin conocerse, se une y se cuida a sí misma a partir de la construcción de propuestas sanas, públicas, compartidas y contagiosas. Cada jueves se suma mucha más gente.

Ya no solo son los jóvenes. Profesionales, obreros y obreras, amas de casa y hasta personas de la tercera edad, algunos jalando a sus perros, se les ve caminando con su rostro alegre y con sus zapatos deportivos, unos muy buenos, otros maltrechos, eso es lo de menos. Lo hermoso es la decisión de salir a las calles en las noches de los jueves para dejar constancia de la pertenencia a una ciudadanía activa, creativa, propositiva y constructora de espacios públicos comunes, sanos, seguros.

Mucha de la gente que ve pasar la larga mancha de los que trotan, se suma. Otros observan con rostro satisfecho. Son los jueves nocturnos de la seguridad ciudadana. No se ha tenido que recurrir a militarizar las calles para que la gente se sienta segura. La gente misma se da seguridad con iniciativas de paz y de deporte. Un ejemplo incuestionable de que no se necesitan militares para promover la paz y la seguridad ciudadana. Un ejemplo irrefutable de que los militares siempre se asocian a la fuerza, a la amenaza al miedo, y a fin de cuentas a la paz del cementerio.

Y nosotros, hondureñas y hondureños, ¿cuándo nos convocamos para tomarnos las calles y parques y convertirlos en espacios públicos de deporte y cultura? Eso sí, sin militares y sin armas. La paz se construye con gestos y acciones de paz. La ciudadanía se construye con gestos y acciones ciudadanas. Y al militarismo y a sus promotores desde la política electoral se les desautoriza con gestos pacíficos y ciudadanos.

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