lunes, 16 de septiembre de 2013
El vergonzoso rol del diario "El Mercurio"
Por Manuel Alfieri
El 40º aniversario del golpe militar en Chile sacó del baúl de los recuerdos muchos temas que parecían olvidados. Uno de ellos es el rol que cumplió la prensa en la llegada de la dictadura, cuestión retomada en la actualidad tanto por agrupaciones de DD HH como por el propio presidente Sebastián Piñera, quien hace unos días consideró que "los medios de comunicación podían haber investigado (…) y no quedarse con la versión oficial del gobierno militar".
Así como en nuestro país los diarios Clarín y La Nación brindaron un total apoyo al plan genocida de Jorge Rafael Videla, El Mercurio fue uno de los promotores del golpe de Estado en Chile y el panfleto que el general Augusto Pinochet tuvo en el poder.
Durante la gestión de Salvador Allende (1970-1973), el mayor periódico chileno realizó una campaña de desprestigio en la que llamó a desestabilizar al gobierno socialista. Así lo demuestran una serie de documentos de la CIA, que financió al diario con el objetivo de llevar adelante el golpe que se haría efectivo en septiembre de 1973.
"El Mercurio sigue practicando una oposición activa al régimen –informaba la CIA a la Casa Blanca a principios de 1971–, publicando ataques contra Allende." La central de inteligencia otorgó, con el aval del entonces presidente Richard Nixon, casi dos millones de dólares al matutino chileno para que "emprendiese un ataque público al gobierno de Allende que lo obligue a salir de circulación".
El Mercurio era considerado "esencial" para ayudar a los candidatos respaldados por Estados Unidos a ganar los comicios legislativos de marzo de 1973, que constituirían una prueba electoral de fuego para la popularidad de Allende. De hecho, la base de operaciones de la CIA en Santiago identificó al diario como una de las principales organizaciones privadas que desempeñó "un papel fundamental a la hora de crear el escenario que haría posible el golpe militar del 11 de septiembre de 1973".
Pero eso no fue todo. Durante los años del pinochetismo, El Mercurio silenció la tortura, el secuestro y el asesinato de miles de chilenos. Un ejemplo de ello es que durante mucho tiempo el periódico utilizó el calificativo "presuntos detenidos desaparecidos" para referirse a las víctimas de violaciones a los DD HH durante la dictadura.
En una entrevista del año 2000, Agustín Edwards, propietario de El Mercurio y quien cultivó estrechos vínculos con la CIA en los años de plomo, se defendió de las acusaciones y justificó el rol jugado por su diario. "Creo que siempre nos esforzamos por informar lo que ocurría. Pero existían limitaciones muy serias que ningún medio pudo superar", se defendió.
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