martes, 24 de septiembre de 2013

La senda: Del corazón a la memoria


Diario Tiempo

La defensa de los derechos humanos es tan antigua como pretérita es la humanidad; uno de los casos más impactantes es la detención, las torturas, después, y el asesinato de ese hombre cuya muerte y suplicio sigue conmoviendo a la humanidad; por la brutalidad del poder jurídico-romano. Dos mil años después de esa violación a la vida, a la integridad física y a la defensa de un debido proceso y el respeto a sus derechos individuales de Jesucristo, este caso se convierte en un referente para los y las juristas y las y los defensores de derechos humanos en el mundo. Por ello las naciones, Repúblicas y Estados del mundo luchan, legislan en pro del derecho a la vida y por el respeto a que, a cada ser humano le sean respetados sus derechos civiles así como sus derechos de Ser humano.

En materia de legislación moderna de los derechos humanos, veremos y comprobaremos que es en Inglaterra, en la famosa ley inglesa, votada en el año de 1679, surge como la garante suprema de la libertad individual, entre los regímenes de derecho y democracia. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, dos o tres años después, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) firma el tratado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos un 10 de diciembre de 1948, en la que los firmantes, jefes de Estado, gobiernos y presidentes del mundo se comprometen a incorporar en sus respectivas constituciones cada uno de los 30 artículos que constan en dicho contrato, para que ningún ser humano fuera víctima de persecución por razones de raza, ideología o credo religioso y político, esto implica el de no ser inquietado ni encarcelado por profesar "ideologías exóticas" como dice o decía la "ley frenada" en nuestro país Honduras, República de todo lo posible.

En meso-América y América del Sur, los derechos humanos empiezan a denunciarse en el año de 1970, la comunidad internacional conoció el lenguaje de los desaparecidos y sus derechos humanos que en su contenido es que los entendidos en esta materia jurídica designan como derechos de la personalidad o derechos individuales. En todo caso, cuando de derechos humanos se habla, tanto por diplomáticos, políticos y periodistas, se hace referencia casi siempre a una transgresión supuesta o real del respeto que el ser humano merece como individuo, como ciudadana y ciudadano integrante de una comunidad universal. De manera más singular aún, tales violaciones se denuncian en muchas repúblicas, es decir, desde el Río Bravo hasta la Patagonia, en donde en ciertas repúblicas se atenta en contra de los derechos humanos gobernados o jefeados por mandatarios demagógicos, despóticos disfrazados de "presidentes democráticos" verdugos de sus pueblos y esclavos dóciles y obedientes a la nación de Estados Unidos de Norteamérica, misma que tiene una bandera con 57 calaveras con barras blancas y rojas de tibias y perones como símbolo del pillaje y de la barbarie a naciones repúblicas o Estados que han desafiado y dicho basta al saqueo de nuestros recursos naturales y de la vida y les ha inquietado que los países iberoamericanos han decidido de una vez por todas "hacer y escribir nuestra propia historia".

En Honduras es hasta la Constitución de 1957, en el gobierno encabezado por la Junta Militar de Gobierno, cuando se incorporan a la legislación nacional las garantías individuales a que se comprometieron al firmar la ya mencionada Declaración de la ONU. Pero, como dice la sabiduría popular "la cuña para que apriete tiene que ser del mismo palo", y es así como en la década de los años 80s fueron y son hasta el día de hoy los violadores de manera brutal de los derechos y garantías sociales con el ya trillado pretexto de evitar el comunismo internacional y preservar la democracia, impusieron la Doctrina de la Seguridad Nacional, ordenada como dogma del pentágono; fue por estos años en donde en Honduras imperó la muerte, los desaparecidos y desaparecidas y el terror fue amo y señor en nuestra patria.

A contratiempo, fue en los años 80s cuando surge en nuestro país el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), organización hacha con todos los dolores y pesares juntos, con toda la dignidad posible y con el amor y la ternura suficiente para ganarse el respeto admirable de la comunidad nacional e internacional; por esa terquedad amorosa y persistente en defensa de los derechos humanos en Honduras. Producto de esa terquedad, por ese recordar y recordarles a los culpables del terror de la década infame y terrorífica de los 80s, fue que COFADEH obligó al gobierno a declarar el 30 de agosto como el Día del detenido desaparecido, según decreto Nro. 284-2002, en septiembre de 2002.

Y también es cierto que por esa perseverancia COFADEH y su conductora, Bertha Oliva, quien destinó el premio tulipán (consistente en un reconocimiento en metálico y una suma de dinero), otorgado por el gobierno de Holanda, en construir la Casa de la memoria, "El Hogar contra el Olvido" ubicada en el lugar de la "prolongación de los espejos". En Santa Ana, 30 kilómetros al sur de la capital de la república.

Allí nos convocamos el pasado 30 de agosto para conmemorar el día de los derechos humanos en Honduras. Ahí no dijimos nuevas verdades sino que afirmamos viejas verdades para las nuevas generaciones a quienes les recordamos que están en el deber de escribir la historia para no repetirla ¡Nunca Jamás! Y señalar aquellos monstruos del terror que si no podían edificar el respeto a la vida, tampoco tienen el derecho a destruirla y entender que nuestra misión por defender la vida implica deberes, razón que justifica luchar y defender nuestro ideal. Porque sabemos que por nuestra misión humanística bien vale la pena sacrificar nuestras vidas en vez de sacrificar a las y los demás; porque entendemos que la memoria es siempre un presente ayer y en el futuro y como estamos seguros de la memoria histórica nos abstenemos de mentir y sabemos que el recuerdo de nuestros seres amados desaparecidos es el perfume que nos enseñorea de ternura y dignidad.

¡Bienvenidos sean todos y todas a la casa de la memoria, a nuestra casa!

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