miércoles, 17 de septiembre de 2014
Padre Guadalupe sigue vivo en la lucha del pueblo por la tierra
La lucha del padre Guadalupe Carney, SJ, sigue más vigente que nunca en un país donde existen más de 350 mil familias campesinas sin tierra, sometidas a una crisis agraria y alimentaria de grandes dimensiones. La represión, la persecución y asesinatos que están a la orden del día solo reviven ese mismo sistema que desapareció físicamente al sacerdote hace 31 años.
El pasado 27 de agosto, fue asesinada la dirigente popular y campesina Margarita Murillo, quien se convirtió en la víctima campesina número 140, asesinadas en los últimos tres años y medio en nuestro país de acuerdo a datos que manejan organizaciones campesinas. Cuando esto sucede es como que, el padre Guadalupe, que amó tanto al pueblo campesino, sea asesinado de nuevo. Sin embargo, también hay luces de organización campesina que mantienen vivo a este sacerdote que le apostó a la capacitación y acompañamiento a las personas más desposeídas, víctimas de la exclusión.
A 31 años del desaparecimiento físico del padre Guadalupe, la Reforma Agraria se presenta con nuevos enfoques, nuevos elementos y como una cuestión de urgente necesidad. El acaparamiento de tierras, la promoción de los monocultivos como palma africana, caña de azúcar, banano y la industria minera e hidroeléctrica sitúan el tema de la tierra en el centro del debate.
“Las plantaciones, los embalses para la construcción de represas hidroeléctricas, minerías a cielo abierto, concentran y quitan la tierra a las familias campesinas e indígenas, desplazándolas hacia los cinturones de miseria y hacia el éxodo masivo, son parte del modelo económico que está relegando la agricultura y la alimentación de los pueblos”, manifestó el ingeniero Gilberto Juárez, especialista en desarrollo rural al periódico A Mecate Corto en el marco del 30 aniversario de desaparecimiento del Padre “Lupe”.
Las víctimas de esta grave violación se ocultan bajo el fenómeno “natural” de la pobreza, sabiendo que hay victimarios que se lucran del hambre y de comerciar con los recursos naturales, haciendo creer sus mentiras basadas en los mitos que se han acuñado sobre que la tierra es más productiva y generadora de empleo cuando está en poder del gran capital, de acuerdo a Gilberto Juárez.
El sacerdote de los empobrecido
Guadalupe Carney nació en 1924 en Chicago, Estados Unidos. Su nombre original es James Francis Carney, participó activamente en la Segunda Guerra Mundial como miembro del ejército estadounidense.
En 1948 ingresó a la Compañía de Jesús y aun siendo seminarista conoció la misión de los jesuitas en Honduras. Tras su ordenación en 1961, sus superiores lo destinan al trabajo en la parroquias de Minas de Oro, Sulaco y posteriormente en El Progreso, Yoro.
Su cercanía con los campesinos lo llevó a renunciar a su nacionalidad norteamericana y adoptar la hondureña, pero en noviembre de 1979 miembros del ejército nacional lo capturan y expulsan del país por una decisión gubernamental.
Carney se trasladó a una parroquia en Nicaragua y ahí siguió trabajando con campesinos durante los primeros años del gobierno sandinista. No obstante, continuaba manteniendo profundos lazos con Honduras. En 1983, se convirtió en capellán de un grupo de 96 guerrilleros hondureños del Partido Revolucionario de los Trabajadores de América Central que se entrenaba en Nicaragua.
Su misión era regresar a Honduras y lanzar una ofensiva para conseguir la reforma agraria y justicia social. Este grupo armado entró en Honduras en julio de 1983 y fue rápidamente derrotado por las tropas hondureñas, con apoyo logístico de EE.UU. Algunos miembros del grupo resultaron muertos, otros fueron capturados.
Como consecuencia de esta labor profética enmarcada en la opción preferencial por los pobres, el 16 de septiembre de 1983 el Padre Guadalupe fue declarado desaparecido, hecho por el cual se responsabiliza a tropas norteamericanas y hondureñas destacadas en la zona de El Aguacate, departamento de Olancho. A la fecha, la ubicación de sus restos se mantiene en la incertidumbre.
En su autobiografía el Padre Lupe “Sólo dígame Lupe” cuestionó: “¿Por qué los campesinos son tan pobres en este valle tan rico? ¡Son agricultores sin tierra! Nos rebelamos contra esto, aunque nos llamen comunistas, aunque nos maten. Tenemos que despertar a nuestra gente, decirles que se organicen, ayudarles a cambiar la situación”.
Nunca usó la violencia
Los que conocieron al padre “Lupe” aseguran que él nunca tomó las armas y por el contrario siempre fue fiel a su pensamiento de no optar por las armas, esto sobre todo porque al participar como ciudadano norteamericano en la segunda Guerra mundial se apartó del uso de las mismas ante la crudeza de la realidad de la guerra.
Es verdad que él viajaba con la columna guerrillera pero lo hizo como de Capellán ya que como manifestaba “si los ejércitos represores tienen un capellán con mucha más razón estos hombres patriotas merecen también uno”.
En los últimos cinco años se ha agudizado el conflicto en el Bajo Aguán, donde las campesinas y campesinos reclaman una real y efectiva Reforma Agraria, frente al acaparamiento de los terratenientes quienes amparados al conflicto político y al papel injerencista de las fuerzas armadas dificultan la solución de los problemas.
En el Valle de Sula se sigue viendo la desigualdad con la que están distribuidas las tierras. En el resto del país, esta misma inequidad está expulsando gente del campo a la ciudad y el éxodo sigue hacia países del norte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario