miércoles, 10 de septiembre de 2014
Campesinos del Aguán denunciaron secuencia de violaciones ante los tres poderes del Estado
Por Sandra Rodríguez
Una comisión de la empresa asociativa campesina “Gregorio Chávez”, del Bajo Aguán, vino a Tegucigalpa a entregar un documentos donde recopilan los hechos sucedidos en la comunidad Panamá, en la que habitan 450 familias que luchan por la recuperación de tierras en la zona.
“Hemos dejando constancia de estos hechos, en el Congreso Nacional; en el Instituto Nacional Agrario, INA; en Casa Presidencial; en el Ministerio Público; en el Comisionado Nacional de Derechos Humanos; en la Secretaria de Justicia, Gobernación, Descentralización y Derechos Humanos; y Ministerio de Seguridad”.
Los campesinos y defensores de derechos humanos plasman en el historial los ataques que han tenido sucesivamente desde el año 2009 cuando empezó a perderse el ganado, cerdos caballos y gallinas. Ellos manifestaron que sospechan siempre de empleados de la corporación DINANT.
En agosto2011 habíamos encontrado una tumba clandestina, la del compañero Ramón Lobo, que había desparecido unos días antes, denunció uno de los campesinos.
Ese mismo año, los guardias de seguridad en varias ocasiones abusaron sexualmente de la compañera Juliana Velásquez, quien padece de epilepsia y a veces pierde el conocimiento, y aun así, los tipos se la llevaban de la calle.
Y en 2012 desparece el compañero Gregorio “Goyo” Chávez, y la comunidad tuvo acceso a la finca Paso Aguán, custodiada por guardias de seguridad de la corporación DINANT, propiedad de Miguel Facussé, y encontramos tumbas clandestinas, incluso la de Gregorio, y después fosas con restos de huesos de vacas, que habían sido destazadas, aseguran los campesinos.
También desapareció el compañero Francisco Pascual, cuyo paradero aun es desconocido.
En 2012 también encontramos el cuerpo del compañero Antonio López Lara, que había desaparecido un año atrás. En este caso, un guardia de seguridad que había trabajado en la empresa DINANT, llamó a un compañero campesino, que le diría donde estaba enterrado un señor que andaba pescando, a cambio de diez mil lempiras.
Entonces como empresa campesina pagamos el monto para dar con el cuerpo del compañero y para tranquilidad de su familia, y el guardia nos dio la información, después se llevó a cabo la exhumación y demás trámites judiciales, y se comprobó que era Antonio, aunque por sus rasgos, ropa e indumentaria de trabajo, estábamos seguros que se trataba de su cuerpo.
Todos estos hechos nos obligaron a tomar la decisión que en junio de 2012, hasta mayo del 2013, nos mantuviéramos en posesión de la tierra del Paso Aguán, porque solo así pararíamos que el lugar continuara siendo un cementerio clandestino o escenario de abusos contra nuestros compañeros y compañeras, además iniciamos los trámites para constituirnos como empresa asociativa campesina “Gregorio Chávez”, quien era un hombre íntegro, reconocido por su intachable labor social y nos dejó un gran vacío en la comunidad, afirmó la comisión.
En reiteradas ocasiones denunciamos todo lo que sucede en nuestra comunidad, donde no tenemos libertad, es prohibido entrar en ciertas zonas que están a nombre de los terratenientes, y por eso los guardias atacan.
Pero la situación se ha hecho más complicada porque son armas del gobierno con las que nos apuntan los militares, miembros de la tropa de tarea conjunta Xatuch III, hay unos 60 elementos custodiando la finca Paso Aguán, bajo la dirección del coronel Jovel Martínez, y hace unos días, y antes del ahora jefe de la Fuerza de Interinstitucional de Seguridad Nacional, FUSINA, Germán Alfaro.
“Es preocupante que los militares dan seguridad a los guardias privados y a la propiedad que es de Miguel Facussé, donde cultiva unas 1000 hectáreas de palma africana, y luego en la empresa DINANT la procesan en aceite, jabón, manteca y alimento concentrado para cerdos” dijo uno de los denunciantes.
Y en 2014 hemos enfrentado desalojos violentos donde fueron tiroteados los compañeros, incluso arrestado mujeres y menores de edad, lamentaron.
Los campesinos del bajo Aguán sienten que los militares han establecido una guerra contra ellos, porque cualquier cosas que hagan, inciden para que se libren ordenes de captura contra ellos, han sacado a compañeros de sus propias casa y los tienen firmando cada lunes.
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