lunes, 22 de septiembre de 2014

Expolicía hondureño revela vinculación de organismos de seguridad con ejecuciones extrajudiciales



Un exagente de la Policía Nacional de Honduras reveló la manera de cómo trabajan los escuadrones de la muerte en el cuerpo armado.

Esta denuncia la hizo hoy el director de Radio Globo, David Romero, que tuvo acceso a documentos que comprometen a altos mandos del organismo de seguridad.

La declaración fue ofrecida por el exmiembro de la Policía fue contratado en la sección de Análisis donde prestó servicios por varios años y en una declaración que hizo sin coacción narró que tuvo conocimiento de las ejecuciones porque estuvo en cada una de las acciones.

Entre ellos, el secuestro de una persona de 65 años en Copán, zona occidental de Honduras, en los que estuvo involucrado el exdirector policial Juan Carlos “Tigre” Bonilla, comisario Zavala Vásquez, otros oficiales y miembros de la Policía de Colombia, de apellidos Morera, sargento Palomo y otro agente de apellido Gaviria.

En cuanto al secuestro, las llamadas salían de El Paraíso, Copán, y la intercepción fue hecha por los tres agentes colombianos; el equipo antisecuestros se encontró con Bonilla alrededor de las 3:00 de la tarde con base a la información.

En La Entrada, Copán, se encontraba el autor intelectual que fue capturado horas después mientras conducia una mototaxi y dio la información de donde tenían al secuestrado que era cuidado por tres secuestradores.

Se planificó llevar la comida en la mototaxi y lo hicieron llevar y fue esposado al timón, acompañado por Bonilla y Turcios Andrade, dirigiéndose al punto donde se entregaba la comida.

Llegaron dos de los secuestradores que llegaron con mucha cautela y los oficiales los dispararon, logrando matar a uno y el otro se dio a la fuga, en tono burlesco los funcionarios se disputaban quién le había dado el tiro de calibre 38.

Despues del crimen, pusieron al secuestrador que se movilizara al secuestrado al punto de encuentro, cuando salieron, 30 policias dispararon indiscriminadamente contra el secuestrador, Bonilla con un subfusil UZI le disparó en varias ocasiones hasta causarle la muerte.

Al segundo caso lo llevaron a los bordos de SPS a asesinar a una persona; dos miembros de Análisis fueron encomendados a la misión, los policías le dispararon sin reparar que la víctima quedó vivo, salió a la carretera y fue trasladado al hospital donde declaró y los policías lo quisieron ejecutar.

Uno de los comisionados sugirió que se le podía matar y para eso fue asignada una policía que a su vez es enfermera para realizar la acción; le dieron permiso cuando surgió el escándalo y fue trasladada a GEAS donde hizo varias acciones administrativas.

El tercer caso –prosigue– es el secuestro de una señora con un niño en el Barrio Cabañas de San Pedro Sula, norte de Honduras y fue interceptada en tres vehículos bajo el aval del exjefe policial, comisionado Héctor Iván Mejía.

En esa acción se estaba el jefe del GEAS, comisionado Turcios Andrade y otro alto oficial de apellido Zavala juntos a 16 miembros más. La señora fue trasladada a una casa de seguridad a la exclusiva colonia Trejo donde fue interrogada por 48 horas y después fue ahorcada y desaparecida.

A la fecha, familiares de la dama siguen exigiendo a los operadores de seguridad y justicia que se dé con el paradero del cuerpo sin vida de la dama, cuyo nombre no ha sido revelado.

En cuanto al cuarto caso, un grupo de policías secuestraron en la localidad de Choloma a una joven, a fin de presionar a su madre para que esta diera con la ubicación de una persona conocida por el mote de “Amílcar El Renco”.

La muchacha fue trasladada a la misma casa de seguridad. En ese lugar fue violada por varios elementos de la unidad de Análisis; la madre los llamó porque dio con la ubicación de “el Renco”…este fue torturado y asesinado días después.

El denunciante reveló que quienes dieron la orden fueron los comisionados Heberto Arias Aguilar, López Flores y Turcios Andrade y contaron con el apoyo de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) y la unidad de Análisis.

En el quinto caso, añadió, hubo tres muertos de la denominada banda “Agua de Mayo”, a estos los interceptaron en un punto no determinado, trasladados a una casa de seguridad en la colonia Jardines del Valle de la capital industrial donde fueron torturados y ahorcados.

Luego, fueron decapitados y los cuerpos aparecieron en distintos puntos de San Pedro Sula. A cada cadáver le pusieron una cabeza distinta para dificultar la identificación de los fallecidos.

En esta ejecución, reveló el exagente, participaron los comisionados Arias Aguilar, Mejía, López Flores, Turcios Andrade y Zavala con el apoyo de GEAS y DNIC y los matones hicieron fiesta.

En la sexta ejecución extrajudicial, denunció que Arias Aguilar se molestó por la falta de respeto que un policía, conocido como “El chelito”, le hiciera; ordenó que se le asesinara al menor descuido.

Al agente del orden, Arias lo encontró ingiriendo bebidas alcohólicas en una cantina del barrio sampedrano Miguel Paz Barahona. El oficial aprovechó la coyuntura y acompañó al policía en la ingesta de alcohol hasta que no tuviera capacidad para reaccionar.

De inmediato, el jefe policial llamó a un grupo de subalternos para que se prepararan para la operación, por lo que interceptaron a “El chelito” y fue trasladado a una casa de seguridad a la marginal colonia San José V donde fue torturado y el cadáver fue tirado en la cañeras ubicadas en la periferia sur de San Pedro Sula.

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