viernes, 26 de septiembre de 2014

La Comunidad Guadalupe Carney sigue apostándole a la vida a pesar de la persecución



Hace 14 años nació la comunidad Guadalupe Carney en el departamento Colón, a escasos minutos de la impresionante bahía de Trujillo. Un verdadero paraíso terrenal con tierras muy fértiles y hermosas pero acaparadas en pocas manos.

Inicialmente la comunidad de la Guadalupe,  aglutinó  habitantes de varios departamentos del país, en las tierras del antiguo Centro Regional de Entrenamiento Militar, CREM. Más de 3 mil personas organizadas en 45 empresas campesinas que forman el Movimiento Campesino del Aguán, MCA.

Muchos de sus pobladores fueron movidos por el ejemplo de vida del sacerdote Jesuita Guadalupe Carney, quien entregó su ser al campesinado hondureño y fue desaparecido por tropas norteamericanas y hondureñas hace 31 años. A raíz de esa entrega de amor, la comunidad lleva su nombre. Actualmente la Guadalupe está asentada en las tierras que estaban en manos de Temístocles Ramírez.

“La vida en la comunidad ha sido muy difícil. Llena de pobreza, conflictos, miedos, inseguridad, amenazas, muertes, persecución por parte de los terratenientes de la zona con el visto bueno del Estado”, manifestó Irma  Lemus, habitante de la Guadalupe y parte del Observatorio Permanente de los Derechos Humanos en el Bajo Aguán.

En Honduras, existen más de 350 mil familias campesinas sin tierras, sometidas a una crisis agraria y alimentaria de grandes dimensiones ante un Estado colapsado, incapaz de encontrar una salida a la crisis que se vive en el agro hondureño.

El acaparamiento de tierras, la siembra de la palma africana y la industria minera e hidroeléctrica,  son parte de los problemas que les toca enfrentar a los pobladores de la comunidad, donde los empresarios y terratenientes en complicidad con el Estado tienen controlado todo.

Para Juan López, representante del Observatorio Permanente del Valle del Aguán, las tierras de la zona están en manos de un trío impune, formado por Miguel Facussé, Reynaldo Canales y René Morales, con grandes cantidades de tierras y con un poder político, económico y social.

La organización frente a las amenazas


Irma Lemus es comunicadora social y defensora de derechos humanos, a  pesar del miedo y la tristeza nos compartió la situación difícil que está pasando. Irma, desde hace varios años ha colaborado en la comunidad a través de diferentes organizaciones y  en la actualidad acompaña el proceso de lucha de las organizaciones campesinas. Por este trabajo ha sido perseguida y acusada ante el Ministerio Público por hurto de ganado, usurpación de tierras y daños y perjuicios en contra del Fondo Ganadero. Son cuatro las personas acusadas: Sabas Ramos, Pedro Cano, Antonio Cano e Irma Lemus.

“A nosotros nos criminalizan por nuestra lucha. Las autoridades buscan mantener a todos los campesinos procesados para callarlos de esta forma y evitar que se siga denunciando tantas injusticias” dice Irma Lemus.  El peligro y la zozobra acechan a cada campesino o campesina que forma parte de movimientos en los procesos de recuperación de tierras en el Bajo Aguán.

Muestra de esa criminalización es el caso de José Isabel Morales, quien está privado de su libertad desde el 17 de octubre 2008. Lo condenaron por un homicidio en perjuicio de Carlos Manrique Osorto, familiar de Henry Osorto Canales, subcomisionado de Policía quien libraba un enfrentamiento por tierras en proceso de recuperación por la comunidad Guadalupe Carney en Trujillo, Colón.

Amparo Amaya, mientras escuchaba el relato de Irma y de Juan, y doblando con sus manos un pedazo de tela con que se espantaba los zancudos, dejó ver su desesperación por la terrible situación que vive la comunidad, pero a esto le sumó la grave amenaza que tiene fruto del monocultivo de la palma africana. En varias de las comunidades del Aguán la falta de agua ya se hace sentir.

A esta crisis se le suma que en Honduras ya hay 72 concesiones mineras metálicas vigentes. Según El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI),  la industria minera en Honduras sólo ha dejado como resultado una serie de conflictos relacionados con el deterioro ambiental, específicamente la contaminación de las fuentes de agua y la deforestación.

Guadalupe Carney: una voz que no calla

Para los habitantes de la Guadalupe, la organización puesta en movimiento es la única que puede salvarlos de una crisis que cada día se agudiza en le país. La comunidad guarda las esperanzas de lograr una verdadera reforma agraria, un alto a la criminalización y muerte del campesinado hondureño, la liberación del preso político Isabel Morales y el cese a la destrucción ambiental.

A través de las tres radios comunitarias, Estéreo Líder, Orquídea y Liberación, la comunidad sigue denunciando y llevando una voz de alegría, esperanza y lucha a su población mayoritariamente joven que apuesta por mejorar sus condiciones de vida.

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