martes, 4 de febrero de 2014

EZLN, 20 años de alzamiento en Chiapas


Chiapas no es igual desde hace dos décadas. El 1 de enero de 1994, indígenas tzotziles, tzetzales ytojolabales de esa entidad, apoyados por blancos mestizos,  lanzaron el grito de  “¡Basta!”desde la Selva Lacandona.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) alzó su voz  y con armas precarias declaró la “guerra” al “mal gobierno” mexicano. Los zapatistas tomaron San Cristóbal de las Casas y los municipios de Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas.

En su primera comunicación, el movimiento indicó que su alzamiento era producto de 500 años de luchas: contra la esclavitud; contra España; contra el expansionismo norteamericano; por una Constitución y por expulsar al Imperio Francés; contra la dictadura porfirista, y contra el saqueo de las riquezas del país.

Su aparición en Chiapas, se dio en la fecha exacta de inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC, o TLCAN) de México con Estados Unidos y Canadá, que en el final de su gobierno era la gran apuesta económica del presidente Carlos Salinas de Gortari (PRI) para generar intercambio comercial, inversiones y empleos.

El EZLN obligó a mirar la otra realidad del país y colocó en la agenda pública la situación de los indígenas mexicanos, sus demandas de justicia y democracia.

Sus voceros aseveraron que ese grupo no tenía nada, “ni un techo digno, ni tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación… Sin derecho a elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos”.

El EZLN planteó avanzar a la capital del país, “venciendo al ejército federal mexicano”, y llamó a  formar “nuevas filas con todos aquellos mexicanos que manifiesten sumarse a nuestra justa lucha”.

El alzamiento zapatista provocó el azoro del gobierno y el asombro de la opinión pública nacional e internacional.

El gobierno respondió con una ofensiva del ejército en Chiapas y buscó desacreditar con discursos y mensajes en medios a los “transgresores de la ley”; negó que el EZLN tuviera una raíz indígena e incluso señaló la participación de intereses extranjeros.

La respuesta militar contra el EZLN duró 12 días.

En Chiapas se movilizaron más de 3 mil soldados, tanquetas, aviones, helicópteros, que entraron en combate con el grupo insurgente. Los zapatistas se replegaron a las montañas, donde sufrieron bombardeos. El ejército recuperó las ciudades y poblados que habían sido tomados.

El 12 de enero de 1994 Salinas ordenó el cese al fuego. La orden fue dada por el repliegue zapatista, pero sobre todo por la presión de la sociedad civil, medios y opinión pública nacional e internacional.

El mismo 12 de enero, miles de personas marcharon en la ciudad de México para exigir un alto al fuego. Al anunciar el cese, Salinas anunció también el inicio de un diálogo de paz de su gobierno con el EZLN, con la intermediación del obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz.

Diálogo y alargamiento del conflicto

En  febrero de 1994 comenzó el diálogo, con el objetivo de encontrar una salida al conflicto. Manuel Camacho Solís fue el negociador por parte del gobierno federal.

El proceso se entorpeció tras el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, y la postulación de Ernesto Zedillo, que no respaldaba a Camacho, y que ganó las elecciones.

El nuevo gobierno cambió de estrategia con el EZLN. En febrero de 1995 ordenó al Ejército avanzar a posiciones “zapatistas” y difundió la presunta identidad del Subcomandante Marcos: Rafael Sebastián Guillén Vicente, originario de Tamaulipas, de 38 años de edad, proveniente de una familia de clase media, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y maestro de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En 1995, brigadas extranjeras se sumaron al EZLN con labores comunitarias o de vigilancia en las comunidades zapatistas. La presión nacional e internacional obligó al gobierno a reabrir el diálogo, en el que participaron la Comisión Nacional de Intermediación, que encabezaba Samuel Ruiz, y legisladores federales que integraban la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa).

Tras diez meses de agitaciones y distensiones, el 16 de febrero de 1996 se firmó un documento de paz: los Acuerdos de San Andrés Larraínzar, primer documento sobre derechos indígenas en México. En ellos, el gobierno federal se comprometía a reconocer  en la Constitución el derecho a la autonomía de los pueblos indígenas.

Después, el gobierno se retractó y formuló una contrapropuesta. El cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés se volvió una bandera de los zapatistas.

El gobierno de Zedillo buscó alargar el conflicto sin solución y desgastar al EZLN, operando en tres líneas: “contención, reducción y solución”, según documentos de la entonces Segob, revelados recientemente.

Desplegó una amplia estrategia de propaganda y difusión de obra social en Chiapas, dialogó con legisladores, medios, Iglesia, organizaciones sociales para cambiar la percepción sobre las demandas de los zapatistas.

Pero también, inició una estrategia contrainsurgente de apoyo a grupos civiles armados en Chiapas, entre pobladores de comunidades no zapatistas, y cercanos al PRI,  para confrontarlos con las del EZLN y otros neutrales.

El clima de guerra se volvió a respirar en Chiapas.

El 22 de diciembre de 1997, el conflicto en Chiapas se salió de control. Paramilitares irrumpieron en el municipio de Chenalhó y atacaron con armas a indígenas tzotziles de la organización “Las Abejas”, dejando 45 muertos, entre ellos niños y mujeres embarazadas. Los hechos provocaron la renuncia del secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet.

En 1998 continuaron los intentos del gobierno federal por achicar el movimiento zapatista y sus redes de apoyo. Se inició la expulsión de Chiapas y del país  de los extranjeros que apoyaban al EZLN.

En 1999, de cara a una nueva elección presidencial, intelectuales llaman al gobierno a reanudar el diálogo. El gobierno de Zedillo ordena la liberación de los zapatistas que estaban detenidos, mientras que el Poder Judicial condenó a 20 involucrados en la matanza de Acteal.

En 2000, el candidato presidencial del PAN, Vicente Fox, ofreció atender y resolver el conflicto en Chiapas, como una de sus prioridades.

Fox ganó y ordenó el retiro de de los militares de las zonas zapatistas, el cese a los ataques y la intimidación.

Los zapatistas iniciaron una caravana que llegó al Distrito Federal, en marzo de 2001.

El Subcomandante Marcos habló en el Zócalo el 11 de marzo, y el 28 de marzo cuatro mandos indígenas del EZLN, encabezados por la comandante Esther, hablaron en la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro.

Desde allí pidieron reanudar el diálogo y la aprobación de una ley que reconozca los derechos de los pueblos indígenas, y expresaron su voluntad de paz.

El 14 de agosto de 2001 se publicó en el Diario Oficial la reforma constitucional que reconoce los derechos de los pueblos indígenas.

Siete años en las sombras

En 2005-2006 se vivió un quiebre, cuando el EZLN no respaldó la campaña electoral de Andrés Manuel López Obrador.

Marcos escribió entonces “La (imposible) ¿geometría? del poder en México”, en la que criticaba a los candidatos del PRI, PAN y PRD.

En los EZLN mantuvo su autonomía y se solidarizó con movimientos como la APPO, de Oaxaca, y de San Salvador Atenco, en el Estado de México. Antes Marcos respaldó la lucha de ETA, el grupo separatista vasco de España, acusado de terrorismo, lo que fue considerado un error político y restó a los zapatistas apoyo internacional y de intelectuales.

En 2011, el EZLN apoyó  Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que encabezó Javier Sicilia.

El 21 de diciembre de 2012, a unos días del inicio del gobierno del priista Enrique Peña Nieto, el EZLN reapareció en Chiapas y realizó una toma simbólica, “en silencio”, de cinco cabeceras municipales: Palenque, Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo y San Cristóbal de las Casas.

Después envió dos comunicados “¿Escucharon?”, el mismo 21 de diciembre, y otro el 30, “Ellos no nos necesitan para fracasar”, en el que reafirmó la pertenencia del EZLN al Congreso Nacional Indígena, y anunció el contacto con los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, en México y en el mundo. “Intentaremos construir los puentes necesarios hacia los movimientos sociales que han surgido y surgirán”, anticipó.

Advirtió que el EZLN mantendrá una “distancia crítica” frente a la clase política mexicana. Y cuestionó a los “malos gobiernos federales, estatales y municipales, ejecutivos, legislativos y judiciales, y medios”, que “han hecho todo lo posible por destruirnos, por comprarnos, por rendirnos (…) Como ha sido evidente el 21 de diciembre del 2012, todos han fracasado”.

Un año después, el 23 de diciembre de 2013, el EZLN emitió a través de Marcos un nuevo comunicado en el que, entre otros, critica la aprobación de las recientes reformas constitucionales en tema de energía, y compara este proceso con la llevadas a cabo por Salinas para el campo.

“El despojo disfrazado de reforma constitucional empezó a formalizarse con Carlos Salinas de Gortari y su reforma al artículo 27. El despojo agrario fue entonces ‘cubierto’ por las mismas mentiras que ahora envuelven las mal llamadas reformas”, señaló.

Finalmente, ese comunicado cuestiona también  al actual gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, quien  “ha declarado solemnemente que su administración ‘se ha apretado el cinturón’ con un programa de austeridad; y como muestra de su decisión se ha gastado más de 10 millones de dólares en una campaña publicitaria nacional que no por masiva y costosa es menos ridícula e ilegal”, señala Marcos.

El 1 de enero de 2014 se cumplieron 20 años del alzamiento zapatista en Chiapas.

A continuación, una cronología de estos años:


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