lunes, 17 de febrero de 2014

El bipartidismo se transforma



Por Efraín Bu Figueroa

Muchos creímos que el bipartidismo había desaparecido. La realidad muestra que desapareció electoralmente, pero transformándose para  sembrarse en el ámbito del gobierno, particularmente en el poder legislativo, manejado hoy por hoy, por el nuevo titular del poder ejecutivo.

La fuerza que dio origen hace más de cien años al bipartidismo, el Partido Liberal, del cual se desprendió el gobernante Partido Nacional, ha iniciado su retorno,  una centuria después a su estado original, pero en un sentido reverso; es el Partido Liberal el que esta asimilándose al Partido Nacional. Eso es, lo que refleja el actual colaboracionismo liberal-nacionalista en la constitución de la Junta Directiva del Congreso Nacional 2014-2018, que ha dejado estupefactos a los liberales de alcurnia y a los electores duros de ese partido.

Pero tal alianza o colaboración a la gobernabilidad, como cínicamente lo llaman los liberales, ya era un hecho para la mayoría de los observadores y analistas de la política nacional,  hace poco mas de un mes, escribíamos en esta sección de opinión, lo siguiente: “Una alianza  libero-nacionalista es la mas probable. Las ultimas expresiones del Presidente del CCEPL, son altamente sugestivas de ello. No olvidemos que el PL y el PN han compartido el gobierno de una u otra manera en los últimos 33 años, ideológicamente son afines, ambos han estado comprometidos con las políticas neoliberales y tienen intereses económicos comunes. Ninguno ha hecho oposición verdadera cuando el otro esta en el poder; se han confabulado en el pasado reciente para enfrentar (1985) y/o llevar a cabo golpes de Estado (2009)“.

Algunos afirman que la venta del Partido Liberal, fue negociada en una  oscura acción personal del ostracismo político surgido en gélidas oficinas periodísticas. Sin embargo, lo evidente es que la conducción pusilánime de la dirección liberal ha justificado con candidez  o torpeza, que los liberales, sin romper un solo micrófono han logrado “desde la oposición“, eliminar el impuesto sobre ventas del 15%,  como que si la grave problemática de Honduras se redujera a un impuesto; perdieron la vergüenza y hacen el ridículo, dejando burlados incluso hasta los alcaldes liberales ganadores, quienes habían decidido que no se apoyara al Partido Nacional. El problema de Honduras es estructural, un Estado casi fallido, requiere de cambios cualitativos en lo mas profundo de sus estamentos.

El argumento es muy débil,  pues desde la oposición, con los liberales incluidos, se hubiera eliminado no solo el impuesto  del 15%, sino el conjunto de leyes y decretos abusivos  y ventajistas aprobados impositivamente, en las ultimas semanas por la anterior aplanadora de diputados nacionalistas.

La venta del liberalismo, tampoco quedo reducida a un simple apoyo para conformar la Junta Directiva. Allí también quedo incluida la repartición de cargos en las instituciones dependientes del Congreso Nacional: previamente el Ministerio Público, ahora la Procuraduría y el Tribunal Supremo Electoral; es de esperar que el Tribunal Superior de Cuentas y en poco tiempo la Corte Suprema de Justicia.

El bipartidismo se ha reagrupado, tomando nueva forma y fuerza para neutralizar arbitrariamente, irrespetuosamente y autoritariamente a la autentica oposición representada por LibRe, Pac y Pinu, a quienes posiblemente les otorgaran el beneficio de la palabra en el Congreso, cuando les de la gana y les convenga.

Los liberales, a manera de simbiosis por ahora, pendientes que en un futuro sean finalmente absorbidos por el Partido Nacional  –lo que podría tomar buen tiempo-  han realizado un movimiento temporal, para sobrevivir y relanzar  compartiendo con los nacionalistas, el bipartidismo. Con ello, mantendrán el control férreo y absoluto de todos los resortes del poder persiguiendo eliminar a las nuevas fuerzas de la oposición.

El neo-bipartidismo se encuentra en otra etapa, alimentado por el liberalismo como  “furgón de cola“ por hoy, “bisagra pesada“ para después; para continuar  protegiendo a los grupos económicos del verdadero poder, con un nuevo paradigma: una pseudo-democracia dictatorial neo-bipartidista armada.

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