sábado, 15 de febrero de 2014

La protesta de la oposición



Por Galel Cárdenas

Ah espurios, fraudulentos, escorias, infames, viles y rastreros oligarcas criollos, dictadorzuelos de poca monta, faltarían palabras de la más célebre de las lenguas del mundo, el español, para calificarlos, para determinarlos, para caracterizarlos, para denunciarlos, para reputarlos como los más mentirosos, embusteros, mendaces, patrañeros, fuleros y falsarios que ha parido esta tierra de Morazán, Lempira, Cabañas y Dionisio de Herrera.

Ah dirigentes de los partidos políticos innombrables, ya entraron a la época de los incalificables como seres humanos, se han convertido en máquinas de riqueza, de calumnias, de embustes, de muerte, de compra venta y de corrupción asquerosa.

Sus palabras destilan odio, rencor, ojeriza y enemistad contra los patriotas que tienen por bandera la utopía de una Honduras justa, equitativa soberana, independiente, plena del más alto humanismo posible.

Los resultados de las acciones que se desarrollaron en el Congreso Nacional,  el día de la elección de la directiva provisional pertinente, tienen como antecedentes la violación al más sagrado derecho de la libertad de expresión en el seno de la representación soberana del pueblo.

La orden del día del partido Nacional y Liberal —en la práctica han fundado el partido Nacioberal— es consolidar la dictadura civil disfrazada de democracia mediante el escandaloso fraude electoral que ha instaurado JOH para proseguir el sendero del desmontaje del estado Liberal del siglo XX y montar un nuevo estado neoliberal dictatorial con fines ideológicos concretos de carácter fascista, represivo  y deshumanizado.

Siguiendo el guión teatral que se ha montado en el CN, los nacionalistas y liberales,  ahora convertidos en un sincretismo de vergonzoso cuño ideológico, proseguirán protagonizando la dictadura del poder legislativo para aplastar toda posibilidad de oposición patriótica.

En la primera sesión del nuevo Congreso Nacional (2014-2018) los directivos cachurecos evitaron a toda costa entregar el uso de la palabra al partido LibRe,  PAC y PINU. Tal acto dictatorial provocó la airada reacción de la oposición legislativa.

Las acciones observadas a través de la televisión y la radio narraron de manera manifiesta el acto represivo de que fue objeto la oposición política patriótica.

Y acto seguido se formó una protesta masiva ante la mesa presidencial del CN, con el objetivo de obtener la palabra a fin de proponer unas candidaturas propias de la oposición patriótica.

Al no ser posible el uso de la palabra, los diputados opositores debieron protestar frente al estrado directivo, y tomaron por la fuerza el micrófono presidencial   —ahora convertido desde la perspectiva oficialista nacioberal en símbolo paradójico de la montonera—.

El micrófono en la sociedad de la información, el conocimiento  y la informática es el  emblema de la voz participativa, democrática, informativa y comunicacional.

No hubo elección, no se contabilizaron los votos, y por tanto el acto de juramentación realizado fue completamente anormal, ilegal e impositivo.

Ahora circula la especie de que los actos de protesta legislativa patriótica  calificados por los nacioberales como vandálicos son los responsables de la destrucción de micrófonos del local correspondiente a las sesiones de los diputados del CN.

Un micrófono es símbolo de la comunicación moderna, su uso representa proseguir el esquema teórico de la comunicación oral electrónica. Negar la palabra a la oposición patriótica es reprimir la voz del pueblo en el seno mismo de los representantes soberanos de la ciudadanía hondureña.

Al negarse la palabra a la oposición se violan los derechos humanos primordiales del hombre que es el derecho a la expresión personal y pública.

Todo lo que se quiera argumentar en contra de la protesta airada opositora legislativa formará parte de lo que se denomina en Lógica “falacia argumental”.

Y las falacias argumentales  son practicadas por  las dictaduras más represivas  y deleznables del mundo moderno para justificar sus actos inmorales.

En el CN se ha montado la dictadura legislativa que es suplemento de la dictadura del poder ejecutivo que espera de sus compinches nacioberales todas las facilidades jurídicas para respaldar sus actos represivos en cualquiera de los órdenes de la realidad nacional.

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