sábado, 15 de febrero de 2014

Basca: La mesa azul del congreso


Diario Tiempo

A mano levantada y con el pleno en zafarrancho, se produjo en el congreso nacional el nombramiento de la directiva entrante, sin permitir a los diputados de la oposición hacer uso de la palabra ni hacer propuestas para la elección de los cargos de dirección.

Debido a una supuesta falla del sistema electrónico de votación, la dirección provisional de la sesión de traspaso, a cargo del secretario del Interior y Población, Áfrico Madrid, ordenó la votación a mano, lo cual, en realidad, no se perfeccionó por haberse desatado la trifulca ante la acción autoritaria del Partido Nacional (PN) y la reacción violenta del Partido Libertad y Refundación (LibRe).

De esta manera, la directiva del Legislativo pasó en su totalidad al dominio del Partido Nacional (PN), en el poder, mediante el respaldo de los diputados del Partido Liberal (PL) -con excepción de dos de ellos-, configurándose así la plataforma de acción de la asamblea legislativa, merced a un reglamento que otorga el control absoluto, unilateral, de la agenda a la Presidencia de este cuerpo político.

Como estaba anunciado mucho antes de la comedia del traspaso del mando Legislativo, recayó en Mauricio Oliva, diputado por Choluteca y socio inseparable del presidente electo, Juan Orlando Hernández, la investidura titular del congreso nacional, en condiciones de insólita uniformidad partidaria en dicha directiva.

De acuerdo con lo que ha trascendido en relación con el puntal de la bancada liberal al Partido Nacional para lograr esa elección, esto fue resultado de una enrevesada negociación, sobre la base de una reculada táctica en lo relacionado con el “paquete navideño” de impuestos, que todo el mundo protesta.

Objetivamente, esa negociación resultaba pueril en cuanto a su objetivo de desmontaje del referido paquete tributario, pues, de no obtenerse por esa vía, se dice, quedaba abierta la reconsideración, esta vez con la oposición entera y como inicio de un verdadero debate de congreso. Debido a ello, en parte, las bases liberales dan señales de basca y creciente preocupación por el futuro de su organización partidaria.

Los dados están tirados en la mesa azul del Legislativo, y quienes han luchado con todo tipo de armas por este resultado omnímodo se sienten seguros de haber conseguido la llave de la gobernabilidad en este período gubernamental, convencidos, además, de que sus intereses particulares y de grupo están asegurados y, en muchos casos, cubiertos de impunidad.

Para los que, de verdad o simuladamente, han decidido acampar en la oposición, para algunos “puntual”, para otros sin adjetivo, pero, en general en concepción constructiva, su protagonismo ha comenzado y habría de continuar en conformidad con el acontecer sucesivo.

Tal vez convenga reflexionar, sin embargo, sobre los hechos de la sesión preparatoria e inaugural de este congreso entrante para sacar conclusiones de mediano y largo alcance, pues, como frecuentemente ocurre con los hechos políticos trascendentes, estos hechos marcan -casi en forma hereditaria- el carácter de su futuro.

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