jueves, 27 de febrero de 2014
La Corte y los egresados de la ELAM
Por Víctor Manuel Ramos
La Corte Suprema de Justicia ha vuelto a fallar en contra de los médicos egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), Cuba, al ratificar la decisión arbitraria -y anticubana, digo yo- de la UNAH de imponerles un Servicio Social Obligatorio de dos años, a pesar de que el Reglamento dice que el mismo durará solamente un año (Reglamento que a mi modo de ver es ilegal, como se verá).
El abogado defensor ha argumentado que la Corte Suprema de Justicia se ha extralimitado en sus funciones porque no está facultada a legislar y por tal razón no puede sancionar como válida una resolución que se aparta de lo dispuesto en el Reglamento del Servicio Médico Social acordado en forma tripartita entre la Facultad de Ciencias Médicas, la Secretaría de Salud y el Colegio Médico de Honduras.
Mientras ejercía funciones como Vice Decano de la Facultad de Ciencias Médicas, pude verificar algunos antecedentes que hacen que el Reglamento en mención sea nulo. Veamos:
El Servicio Médico Social fue creado por Don Julio Lozano Díaz, quien ejercía como Jefe Supremo del Estado de Honduras y gobernaba mediante decretos ley, pues había asumido la titularidad de los tres poderes del Estado. Las razones que llevaron al Jefe de Estado a la creación del Servicio Médico Social son: había pocos médicos, pues la Facultad de Medicina (que así se llamaba entonces, antes de la promulgación de la autonomía universitaria), los graduaba a cuentagotas; los egresados se resistían a ir a prestar sus servicios en los municipios más pobres y lejanos del país; y, porque pensó que si los egresados de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Honduras -entonces no era autónoma- recibían gratuitamente su formación, deberían compensar, al pueblo, lo que el pueblo había invertido en la formación de estos profesionales.
Las resoluciones del Jefe Supremo del Estado tenían carácter de Decretos legislativos, por tanto, es evidente que ni la Universidad, ni la Secretaría de Salud, ni el Colegio Médico podían modificar el espíritu de su letra (tal función compete al Congreso Nacional). Si mal no recuerdo, la decisión de Don Julio rezaba, aproximadamente, en estos términos: Se establece el Servicio Médico Social para que los egresados de la Facultad de Medicina de la Universidad de Honduras devuelvan al pueblo lo que el pueblo invirtió en su formación.
Si nos atenemos a esta decisión de Don Julio Lozano, en su calidad e Jefe Supremo del Estado de Honduras, es evidente que los egresados de la ELAM no están metidos en el ajo, porque ellos no se han graduado en la Facultad de Medicina de Honduras de aquel entonces ni en la actual Facultad de Ciencias Médicas (así se llama hoy) de la UNAH y por consiguiente no deben absolutamente nada, por su formación como médicos, al pueblo de Honduras. En todo caso su deuda está con el pueblo y el gobierno de Cuba que les brindó la oportunidad de estudiar la noble carrera de medicina para que se pudieran al servicio de los hondureños. Por tanto, no están obligados a realizar el Servicio Médico Social. Y pareciera que el gran delito que han cometido estos jóvenes, a quienes el Estado de Honduras no les brindó la oportunidad de estudiar medicina, es haber estudiado en la Isla de Cuba, bajo un régimen socialista. En una ocasión en que estuve en la despedida de estos jóvenes pude comprobar la pobreza y la humildad de sus padres, a tal grado que vi a algunos descalzos.
El Reglamento del Servicio Médico Social que estaba vigente fue aprobado por el Consejo Universitario y reformado conjuntamente por la Facultad de Ciencias Médicas, la Secretaría de Salud y el Colegio Médico, sin tener, ninguna de estas entidades, competencia para reformar lo acordado por el Consejo Universitario y es en estas reformas ilegales en las que se incluyó la obligatoriedad, para los egresados de Universidades extranjeras, del Servicio Médico Social.
No olvidemos que no todos los egresados de la Universidad hacen un año de Servicio Social, por tanto no deja de ser, igualmente, discriminatorio que ésta sea una obligación casi exclusiva para los estudiantes de medicina, en las condiciones en que el Servicio Médico Social se realiza, asunto que contraviene la garantía constitucional de no ser sometido a discriminación alguna.
Algunos colegas alegan que estos médicos egresados de la ELAM no están adecuadamente preparados, pero la preparación que exige la Facultad de Ciencias Médicas de la UNAH no se podrá lograr con dos años de Servicio Médico Social, porque tal actividad los pre graduados la realizan sin ninguna supervisión y sin ninguna actividad docente promovida por la UNAH.
Si realmente estos jóvenes, como alega algunos, no están adecuadamente preparados lo lógico es que se les someta a un examen para valorar sus conocimientos y de esa manera otorgarles el reconocimiento de su diploma o acordarles exigencias académicas para equipararlos al rasero de la UNAH, porque, hay que enfatizar que estos jóvenes vienen al país con su título de médico otorgado por una Universidad. En Cuba, para poder acceder a un título profesional es necesario aprobar un examen público y oral sobre la materia de la profesión a la cual se aspira; pero además, como en todo hay que ser justos, tal examen debe ser practicado a todos los egresados que deseen ejercer una profesión universitaria en el país, incluidos los egresados de la UNAH, y por ternas independientes, porque, lo digo por experiencia, pues hasta hace poco fui docente de la Facultad de Ciencias Médicas durante 35 años y puedo afirmar que, durante ese lapso, fui testigo del deterioro permanente de la enseñanza de la Facultad de Medicina y de la calidad de sus egresados. No veamos solo la paja en el ojo ajeno sabiendo que tenemos una viga en el nuestro. Tal examen, que en Cuba se llama Estatal, liberaría a la UNAH de ser juez y parte y permitiría al Estado saber si realmente las Universidades –nacionales y extranjeras- cumplen con su tarea de formar profesionales adecuadamente calificados para enfrentar los retos profesionales que exige la realidad nacional y si los diplomas vienen respaldados, por parte de sus poseedores, de la formación requerida.
Las quejas de la Dra. Elsa Palov en relación con los postgrados en el Hospital Escuela Universitario son válidas y aplican tanto al Internado Rotatorio como al Servicio Médico Social. Muy poco se ha hecho para remediar esos males.
No está de demás reafirmar mi demanda de que el Servicio Médico Social, con la estructura académica administrativa actual, ya no es necesario: no tenemos escasés de médicos, por el contrario hay muchísimos desempleados; y, los pueblos de Honduras ya merecen que quien les atienda sus problemas de salud sea un profesional graduado y no un estudiante en proceso de formación que ejerce sus funciones sin ninguna supervisión docente ni profesional. El Colegio Médico de Honduras hace caso omiso a su función gremial al no impulsar esta idea de la supresión del Servicio Médico Social, tal como está concebido actualmente, para que tales plazas sean ocupadas por médicos graduados y actualmente desempleados. El Servicio Médico Social, en todo caso, debe realizare bajo la supervisión de un médico y con el aporte para alimentos y hospedaje por parte de las municipalidades.
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