viernes, 28 de febrero de 2014

Biografía y epitafio de la Galería Nacional de Arte



Por Rodolfo Pastor Fasquelle

(con una lágrima en memoria de Yvona y a Octavio Sánchez B.)

Quizás no debimos llamarla nacional, ¿era de mala suerte?  Pero es que así se llama en el mundo civilizado este tipo de museo. En todo caso se nota rápidamente la ausencia de un ministro de cultura en el gobierno, la falta de alguien que defienda la cultura y su institucionalidad cuando se propone, a menos de dos semanas de asunción del nuevo gobierno nacionalista el desmantelamiento de La Galería Nacional de Arte.

Ese museo exponía en el claustro del antiguo convento de La Merced de manera permanente la historia del arte que se ha hecho en Honduras,   desde tiempos prehistóricos pasando por las obras maestras de sus pintores religiosos, plateros y escultores coloniales, y por  los anónimos retratos decimonónicos hasta el de los impresionistas fundadores del arte moderno, como los oleos y los dibujos de Pablo Zelaya Sierra, los lienzos grandes de los grandes proponentes del realismo social como Álvaro Canales hasta los numerosos exponentes del surrealismo, de V. Guardiola, el realismo mágico de Visquerra  y el abstracto expresionismo contemporáneo como Ezequiel Padilla. Los estudiantes serios del arte, el público en general nacional y el turista, la ciudadanía que reflexiona sobre sus raíces e historia necesitan un museo de ese tipo. Y en Honduras nadie podía poner ese museo, porque ninguna institución tenía colecciones con toda esa diversidad, ni un sitio idóneo para exhibirla en el Centro Histórico de la capital.

Entonces con la inagotable energía e inteligencia de Yvona Saint Siegens, historiadora amorosa del arte hondureño quien, para ese fin trabajaba desde de la SCAD,  un año antes de que inaugurásemos esa obra con el Dr. Carlos R Reina en 1997, conseguimos concertar la buena voluntad de los copropietarios del inmueble -el Congreso Nacional y la UNAH- encabezadas respectivamente por Carlos Flores F y René Sagastume, para destinarlo al hospedaje permanente de La Galería. Conseguimos el apoyo del Presidente Reina y del entonces Director del FHIS Manuel Zelaya R. para restaurar el edificio, muy venido a menos y con severos problemas estructurales. Y asimismo el compromiso firmado de los propietarios de las colecciones, el Banco Central, la Iglesia Católica, el Instituto Hondureño de Antropología  e Historia y la Escuela de Bellas Artes, encabezados  respectivamente por Hugo Noé Pino, Oscar A. Rodríguez, representado siempre por el Padre Pedro, Olga Joya y Dino Fanconi para prestar, también en forma permanente, sus colecciones de Arte diverso, juntarlas, y con un guion histórico, montar la exhibición. A último momento convencimos a Paul Vinelli de Banco Atlántida de integrarse al proyecto con préstamo de piezas y algunas donaciones particulares, de Armando Bonilla Gastel, de Lizette Fasquelle. Formamos con todos una fundación, Fundarte que, a diferencia de tantas, no es una fundación privada, si no una suscrita por instituciones del Estado y propietarios privados institucionales también. Todo eso puede parecer poca cosa cuando está a punto de desaparecer, pero fue una labor titánica. Otros prefieren publicidad.

Siempre es labor titánica, aquí, mover a la burocracia y conseguir la confianza de los privados para los fines públicos. Por su parte la Secretaria de Cultura se comprometió, no solo con algunas obras y el trabajo mismo del montaje, si no con el aporte anual de una partida destinada a sostener la operación cotidiana del museo, al pago de planillas y servicios públicos, etc. Inauguramos.  Y la energía con que la Directora emprendió la tarea de formación de artistas y servicio a la comunidad artística, de procura de otras colaboraciones consiguió que se consolidara el museo, aunque su pronta desaparición física de Yvona, lo dejo huérfano y nunca volvió a tener la dirección de la G.N.A. esa clase de calificación o compromiso. De modo que la hoy condenada  tiene 17 años de estar funcionando en forma continua. Y sirviendo sus fines.  Aunque luego de la muerte de Vinelli, el Banco Atlántida desconfió y retiro sus obras, y luego de la salida de R. Maduro del Banco Central, esa institución dispuso montar tienda aparte con su propio museo, y procedió de igual forma.  En 2006 intentamos reanimar a La Galería. Convocamos de nuevo a los firmantes, aunque los titulares no le daban importancia a Fundarte y le restablecimos, en la Administración Zelaya el subsidio aumentado aunque insuficiente.  En los países desarrollados con visión y gobiernos responsables, los museos además de dar servicios culturales indispensables, son estimados como instituciones de trabajo de los profesionales, restauradores, historiadores, etc. y generan recursos con los aportes de benefactores y los boletos de sus visitantes, los museos nacionales estadounidenses tienen un siglo, los europeos dos siglos de existir, en Honduras la historia es menos feliz.

Muchos museos mueren después de un quinquenio. Otros languidecen. Cierran y abren.  Ahora mismo hay un par cerrados. Todos los museos hondureños tienen graves problemas. De hecho con 17 años de existencia La Galería es excepcional. El Museo de Antropología e Historia de San Pedro Sula que acaba de cumplir veinte años, sin que nadie hiciera un brindis, igual perdió su subsidio municipal mensual desde tiempos de Oscar Kilgore, vive de ocasionales  limosnas públicas y privadas y del entusiasmo de sus visitantes. Pero ha perdido personal estratégico, un museógrafo, una bibliotecaria, una técnica en cómputo porque no puede pagar sueldos congruos. Otro personal ha debido postergar el cobro y por supuesto conformarse con menos de lo que corresponde a su calificación.  Algunos amigos de esos museos hacen hasta lo imposible por ayudar, pero el problema es estructural, falta de responsabilidad institucional, de subdesarrollo profundo, de incultura incluso de quienes están en posición y obligación de ayudar. Y no entienden la misión y el papel que cumplen, los museos.

Ahora se alega que la Rectora quiere recuperar ¿su parte del edificio? Las autoridades del Congreso siempre han colaborado con ella. Y la G.N.A. se cierra. Honduras vuelve a ser un país sin museo nacional de arte. No somos el único. Creo Nicaragua tampoco tenía cuando la visite por última vez hace cinco años. ¿A quién más le importa? Un museo del arte nacional ¿para qué?  ¿Para quién? ¿Qué más da?

No hay comentarios: