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La crisis generada por la pandemia covid-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral, señaló este miércoles 10 un nuevo estudio de la Cepal.
En 2020 se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo, indicó el informe de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Según el documento, la tasa de participación laboral de las mujeres (proporción de la población femenina en edad de trabajar que participa en el mercado de trabajo, ya sea trabajando o buscando empleo) se situó en 46 por ciento en 2020, versus 52 por ciento en 2019.
Además, la tasa de desocupación (mujeres disponibles para trabajar pero que están sin trabajo) llegó a 12 por ciento en 2020, pero ese porcentaje se elevaría a 22,2 por ciento si se asume la tasa de participación que hubo en 2019.
La caída del producto interno bruto regional (-7,7 por ciento en 2020) y el impacto de la crisis en el empleo están afectando negativamente los ingresos de los hogares, de acuerdo con el informe que fue presentado en esta capital por la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
Como resultado, el organismo regional de las Naciones Unidas estima que unos 118 millones de mujeres latinoamericanas y caribeñas se encontrarían en situación de pobreza, 23 millones más que en 2019.
“Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia”, destacó Bárcena, pues “73,2 por ciento de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas”.
Entre ellas, extensas jornadas laborales y mayor riesgo de contagiarse del virus, al que se expone el personal de la salud, y en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, señaló la responsable.
Según sus estudios, los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son 23,7 por ciento inferiores a los de los hombres del mismo sector.
Por otra parte, el estudio remarca que el trabajo doméstico remunerado, que se caracteriza por una alta precarización y por la imposibilidad de ser realizado de forma remota, ha sido uno de los sectores más golpeados por la crisis.
En 2019, previo a la pandemia, alrededor de 13 millones de personas se dedicaban al trabajo doméstico remunerado (91,5 por ciento mujeres), y en total ese sector empleaba a 11,1 por ciento de las mujeres ocupadas en la región.
No obstante, ya en el segundo trimestre de 2020 los niveles de ocupación en el trabajo doméstico remunerado cayeron, -24,7 por ciento en Brasil, -46,3 en Chile, -44,4 en Colombia, -45,5 en Costa Rica, -33,2 en México y -15,5 por ciento en Paraguay.
América Latina y el Caribe “debe invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”, dijo Bárcena.
En este marco, alentó a los gobiernos a “priorizar en sus estrategias de vacunación al personal de salud -incluidas las personas que prestan servicios asociados de limpieza, transporte y cuidados-, y a quienes laboran en los sistemas educativos y en el trabajo doméstico, en su mayoría mujeres, que son un pilar fundamental para el cuidado”.
Según el informe, 56,9 por ciento de las mujeres en América Latina, y 54,3 por ciento en el Caribe, se encuentran ocupadas en sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo sobre el empleo y los ingresos por causa de la pandemia.
El cierre de fronteras, las restricciones a la movilidad, la caída del comercio internacional y la paralización de la actividad productiva interna han impactado en las trabajadoras y empresarias en los sectores del comercio, turismo y manufactura.
Por ejemplo, el sector del turismo, altamente feminizado (61,5 por ciento de los puestos de trabajo están ocupados por mujeres), sufrió una contracción importante, que afectó principalmente a los países del Caribe, donde una de cada 10 mujeres ocupadas se concentra en este sector.
Bárcena destacó la urgencia de reforzar las políticas de empleo y asegurar a las mujeres participación en los sectores dinamizadores de la economía en condiciones de trabajo decente.
En ese contexto, “urge promover procesos de transformación digital incluyentes que garanticen el acceso de las mujeres a las tecnologías, potencien sus habilidades y reviertan las barreras socioeconómicas que enfrentan, de manera de fortalecer su autonomía económica”, concluyó la responsable de la Cepal.
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