Por Sandra Rodríguez
Los entes de investigación dicen que sin cuerpo no hay delito y sin delito no hay a quien juzgar; pero en casa hace falta el hijo, hermano y nieto, no hubo festejo por su cumpleaños, hace siete meses desapareció.
César Roberto Haddid Ortiz Mejía, el pasado 16 de enero cumplió 20 años; sin embargo, no hubo motivo para festejar, ya que el joven desapareció desde el lunes 22 de junio de 2020 en medio de la implementación del Decreto Ejecutivo 021-2020 que debido a la pandemia por el Covid-19, el régimen de Juan Orlando Hernández dejó el país bajo custodia de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.
El acostumbrado pastel de cumpleaños y las mañanitas no fueron invitado este enero, solo una vela que cada mañana desde hace 215 días enciende Yaneth Mejía que acompaña el rezo de un Padre Nuestro y la plegaria “hijo que esta luz te indique el camino de regreso”.
El sábado anterior la mamá del joven Scouth recibió el mensaje de un compañero explorador con un enlace que la dirigió a un video que el grupo hizo para el Día de la Madre el año anterior. Roberto era del equipo que administraba la página y hoy también se extraña la labor que realizaba.
COFADEH registra 17 casos de desaparición forzada en el marco de la pandemia del COVID-19 entre marzo y noviembre de 2020.
En el video compartió una de las tantas fotos que nos tomamos juntos, una imagen que originalmente acompañó con el siguiente mensaje: gracias por que las fotos no son lo mismo sin ti, recordó su madre, mientras hizo una pausa para evitar el llanto.
Roberto es el segundo hijo de Yaneth, su relación siempre fue muy estrecha, todos los días el muchacho iba a traer a su mamá al trabajo. El día que desapareció iba a encontrarse con ella, pero no llegó. Por lo que rápido la familia supo que algo había pasado.
En cualquier momento y hora le decía a mis hijos “te amo” “cuídense” él también me decía “la amo”, recordó Yaneth Mejía. No me llamaba mamá, sino “ma” o “doña cómo está” “doña vamos a hacer tal cosa” Roberto siempre pasaba muy pendiente de mí.
Recordó que, hace dos años me operaron, y él se iba a quitar el uniforme a la casa de mis papás, para ir todas las tardes caminando o en transporte a verme al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) en el barrio La Granja, Comayagüela.
Tras la operación, la madre de Roberto permaneció en la casa de su hermana y el muchacho iba a pasar todos los fines de semana con ella.“
Preferíamos reír y no llorar”
La relación son su hermana mayor también era muy cercana. Como la joven ya trabajaba, la relación de madre e hijo se estrechó más. “Sin embargo tratábamos de pasar juntos los fines de semana y nos poníamos de acuerdo en alguna película”. Mientras Roberto prefería películas de terror, su madre y hermana preferían las de comedia, ahora ni esas risas llegan a la casa, porque les recuerda que el pequeño no está.
Preferíamos reir y no llorar, a veces íbamos al cine, pero si no había consenso nos íbamos. En cambio, el cine en casa era con palomitas y refresco, en la cama se me recostaban en el abdomen y pecho, era bonito, se me dormían. Ere tener el amor conmigo, ahora me hace falta la mitad de mi corazón, relató la madre.
Hoy se cumple siete meses de ese inesperado cambio de vida, Roberto dejó de llegar al trabajo de su mamá, se terminaron los cafés mocapuchinos de la tarde, el compañero de mandados ya no está “ya no tengo a quien saludar en la mañana o alguien que me diga buenos días mami” sostuvo entre lágrimas.
Roberto ya no llega a la habitación se Yaneth, no hay abrazos ni salidas cómplices para comprar ropa. No existe lugar que no traiga presente su recuerdo, hasta la gasolinera. Apenas tenía un mes de poseer permiso de conducir automóvil y salía con salvoconducto para transportar a su mamá y hermana que estaban laborando durante el confinamiento nacional.
Estoy viviendo un dolor que no se lo deseo a nadie, a veces el silencio también se apodera del entorno entre tantas dudas y preguntas ¿Dónde está mi hijo?, las autoridades no han hecho nada, más bien me aconsejaban que no hiciera nada mediáticamente, al principio hice caso, pero al no ver avances empecé a publicar en la página de Facebook ¿Dónde está César?
Si me preguntan qué ha sucedido entre el 22 de junio de 2020 al 22 de enero de 2021, prácticamente estoy como al primer momento.
César Roberto Haddid Ortiz Mejía, tiene 20 años, mide 1.70 metros de altura y es delgado. La familia ha sido víctima de extorción por la necesidad de recuperarlo, por lo que solicitan información para saber de su paradero y han puesto a la disposición el teléfono +504 9821-5281.
Hace dos semanas alguien escribió a la página y dijo que su hermano se dedicaba a secuestrar y matar, y que a él lo había visto una bodega. La madre de Roberto comentó que ese mensaje le dio tanta indignación y respondió que le mandara una fotografía sin camisa del muchacho, porque ya la habían extorsionado varias veces.
Cuando denuncia ante las autoridades estos delitos de extorción, la respuesta que le dan es que “es el resultado de tener una página donde usted pública y cuenta de su hijo, le hemos dicho de que no haga nada en las redes sociales, que eso da motivo a la extorsión”.
Yaneth Mejía seguirá buscando a César Roberto, continuarán las publicaciones en las redes sociales, y agrega otra inquietud ¿si antes le decían que buscara en el río? Ahora todo lo que pudo haber ahí se lo llevaron las tormentas ¿A dónde me van a decir que lo vaya a buscar?
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