Defensores en Línea
Lejos de la Casa Blanca con nuevo inquilino, en Tocoa, Colón, esta noche varias organizaciones acompañan a las luchadoras y luchadores comunitarios que defienden el agua, la biodiversidad y la vida de la montaña “Carlos Escaleras”.
Hace un mes, antes de la Navidad, la jueza Zoe Guifarro, rechazó conceder libertad condicional a ocho líderes de Guapinol encarcelados hace 16 meses sin causa justificada.
Desde entonces, la dicha jueza tampoco resuelve el recurso de apelación a esa medida interpuesta por la defensa de los líderes comunitarios, agricultores que han vivido históricamente en relación armónica con la montaña y el río.
La minera Pinares, en cambio, desconociendo la relación entre el agua y la vida, entre la montaña y la comunidad, insiste con máquinas feroces en destruir las entrañas del río Guapinol, convirtiéndolo en un triste conductor de tierra y desechos. Y, a la vez, quiere matar moral y jurídicamente, el liderazgo de su histórica resistencia social.
Bajo esta presión de capitales abusivos, que no meditan un instante los impactos sobre el planeta entero, la justicia en Colón pone en peligro la vida de ocho hombres, de sus familias, de su comunidad y de centenares de personas que ejercen su derecho humano a la defensa del medio ambiente.
Para exigir la resolución de los recursos internos y visitar en sus celdas a los cautivos, están presentes en Colón hoy y mañana la Convergencia contra el Continuismo, el Comité Nacional de Presos Políticos y varias organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación independientes, incluyendo Voces contra el Olvido.
Esta presencia es solidaria con las víctimas de la injusticia y es consecuente con la humanidad entera, porque ha venido al terreno para documentar y comunicar al mundo esta otra alternativa del desarrollo centrado en la vida de la gente y no en la acumulación de dinero para las corporaciones internacionales.
Ningún discurso desarrollista vendedor de empleos tiene cabida en esta zona protegida del municipio de Colón. La población ya dijo no. La minería a cielo abierto es uno de los negocios sucios que promueve el modelo del crimen organizado. Y eso no es bienvenido aquí.
Nuestro mensaje esta noche al nuevo gobierno de Estados Unidos es que la población hondureña ya no puede esperar más tiempo. Doce años son demasiado tiempo después del golpe de Estado Demócrata con Hillary Clinton a la cabeza y Joe Biden como funcionario partícipe del Ejecutivo y del Congreso.
El precio de mantener industrias sucias encima de las zonas forestales protegidas y parques nacionales es la destrucción masiva que han provocado, el Mitch, Katrine, Eta y Iota. Y la consecuencia es el éxodo forzado de millares de migrantes caminando unidos hacia el territorio estadounidense.
El gobierno de Washington debe clausurar el tráfico de drogas, de armas y de dinero ensangrentado, y debe finalizar su apoyo al grupo criminal que destruye la esperanza colectiva, la moral del pueblo y las instituciones del Estado de Derecho en Honduras.
Si el gobierno del supremacismo blanco demócrata continúa la misma política del fascismo republicano a través de la DEA, el FBI, el Pentágono, la CIA y el Comando Sur, entonces la dictadura salvaje seguirá expulsando al pueblo empobrecido, sin empleo, sin casa, sin nada. Pero lamentablemente castigado con la marca de pueblo errante, corrupto y cobarde.
Este vaciado progresivo de la población que dibuja la crisis humanitaria de Honduras en el mundo es una imagen intolerable para un país rico en historia, en bienes naturales y en humanidad. Y todavía más intolerable es que Guatemala y México utilicen fuerzas militares y paramilitares para detener la marea que escapa de la barbarie nacional.
La solución armada de Estados Unidos en su frontera sur contra la población migrando en multitudes, es un recurso despreciable. Es similar al recurso de los francotiradores de Trump al otro lado del muro de la frontera norte de México. Y no basta con otorgar residencia permanente a quienes han renovado estatus temporal desde el huracán Mitch. No basta con documentar a los nuevos arrivantes.
Si la política exterior de Biden sigue privilegiando el ingreso de drogas procesadas o almacenadas en Honduras, sin sancionar a los policías, militares y políticos que mueven este negocio de muerte, entonces el éxodo seguirá.
Repetimos: El gobierno de Estados Unidos debe clausurar el tráfico de drogas, de armas y de dinero ensangrentado, y debe finalizar su apoyo al grupo criminal que destruye la esperanza colectiva, la moral del pueblo y las instituciones del Estado de Derecho en Honduras. Si no lo hace y, por el contrario, vuelve a elegir al presidente, a los diputados y a los alcaldes, entonces todo Tocoa terminará decorando el traje de la primera dama y la senadora Pelossy.
En serio, si el próximo lunes en la audiencia preliminar, este juego de Pinares y la dictadura jurídica liberal-nacionalista pasa a juicio oral contra la comunidad de Guapinol y contra la comunidad de defensores ambientales de Honduras, esto pinta las barras y las estrellas.
Para evitar esa vergüenza, estamos aquí en caravana contra la injusticia, desde la montaña de Carlos Escaleras.
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