viernes, 8 de julio de 2016
A 7 años del Golpe de Estado, el Modelo Neoliberal se fortaleció y el Movimiento Social carece de articulación
Se cumplen siete años del Golpe de Estado contra el gobierno del ex presidente José Manuel Zelaya Rosales. Ese 28 de junio de 2009, el movimiento social y popular logró la capacidad de consenso y articulación; el Frente Nacional de Resistencia Popular sacudió a la sociedad desde el primer momento de oposición a la ruptura del orden constitucional, sin embargo cayó preso en la telaraña de sus logros.
“Un logro fue avanzar en producir un partido que hiciera oposición al bipartidismo, pero luego quedó atrapado en esa telaraña, yo creo que eso es un tema pendiente de reflexión, no desde la academia sino desde el interior del movimiento social y popular para realmente repensarse en la relación con los partidos políticos, aun con aquellos que se denominan de izquierda y progresistas, reflexiona el sociólogo y catedrático universitario, Eugenio Sosa, al analizar el accionar del Frente Nacional de Resistencia Popular –FNRP- y los movimientos sociales a siete años después del Golpe de Estado.
A lo largo de los siete años post golpe de Estado, el primero de este siglo en América Latina, el modelo neoliberal y capitalista se ha fortalecido y se continúa impulsando desde el gobierno de Juan Orlando Hernández a través del plan reelección presidencial.
El líder sindicalista Carlos H. Reyes señala que la lucha por terminar de implementar el modelo neoliberal y capitalista también ha originado muchos flagelos como la corrupción, la falta de atención en los hospitales, toda la problemática educativa y leyes lesivas para los trabajadores y trabajadoras.
“En este país el 70 por ciento de los trabajadores ganan el salario mínimo, pero a la mayoría de ellos ya no se les paga, eso por la Ley de Trabajo Temporal por Hora; con ese tipo de mecanismo lo que están haciendo es enriqueciéndose más los capitalistas”, apunta Reyes.
Aunque el golpe de Estado haya dado paso a la disolución del bipartidismo implantado en el sistema político durante los últimos 30 años, no se puede desconocer que existen retrocesos en materia de democracia electoral, prueba de ello es la falta de legitimidad de los últimos dos gobiernos nacionalistas.
“Dos partido como es Libertad y Refundación y el Partido Anticorrupción, que son surgen y participan por primera vez en 2013, nunca reconocieron los resultados de las elecciones de noviembre de 2013 y hay serios cuestionamientos en cuanto a que las reglas del juego que están establecidas para la lucha electoral no son equitativas y no aseguran resultado creíbles”, comenta Gustavo Irías, director del Centro de Estudio para la Democracia –CESPAD-, al referirse a la debilidades o retrocesos de la democracia electoral después del 28 de junio de 2009.
Por otro lado, cuestiona el papel que los militares han venido ejerciendo en el gobierno de Juan Orlado Hernández: “se han convertido en un actor central de la conducción del Estado”.
Durante la primera etapa del golpe de Estado y después de los procesos electorales la situación de irrespeto o violación a la libertad de expresión y de prensa hacia los medios de comunicación alternativos y críticos se agudizó. Sin embargo, para el periodista y director del periódico El Libertador, Johnny Lagos, después del 2009 una de las mayores ganancias es el quebrantamiento de la hegemonía del pensamiento canalizado a través de la prensa tradicional.
“Los medios de comunicación alternativos como El Libertador, Radio Progreso, Radio Globo, canal 36 en su momento, radios comunitarias y la incorporación de la web, los chat, blogs y toda la participación de redes sociales hoy vuelven imposible que una información se mantenga oculta como ocurría hasta antes del 2009”, opina Lagos.
Los retos para el Estado y el movimiento social
La conmemoración del Golpe de Estado de 2009 trae a la mesa de análisis varios retos a cumplir, entre ellos lograr la democratización de un Estado de permita la expresión ciudadana, pero también un movimiento social y popular que encuentre la vías de articulación.
Gustavo Irías señala que una sociedad no puede tener una ciudadanía activa con expresiones populares de participación y democracia en “un contexto de militarización en el cual el Estado es el actor fundamental en la infracción de derechos humanos, entonces en resumen esos son retos esenciales que tiene el Estado hondureño”.
Al Frente Nacional de Resistencia Popular y todo el movimiento social les toca asumir el reto de “tomar un tiempo para verse a sí mismo, un tiempo de encontrar la vías de articulación, de lo contrario habrán muchas protestas, habrán muchas luchas todas dispersas, todas fragmentadas y todas pueden terminar con un saldo negativo donde el régimen fácilmente les va a destruir”, plantea Eugenio Sosa.
De su lado, el periodista Johnny Lagos, comenta que en materia de comunicación los medios alternativos de información tendrán que aceptar el reto de buscar alianzas que contribuyan a la construcción de participación ciudadana: “y el hecho de ir creando en la población no solo opinión sino que dotándola del conocimiento que la sociedad requiere para actuar de manera activa, más allá de una protesta funcionar de manera dinámica y a la vez interactuando con otros actores de la sociedad”.
Organizaciones como el Frente Nacional de Resistencia Popular y las expresiones sociales que han surgido en los últimos siete años tienen uno de los restos más grandes: unirse al clamor ciudadano de una Honduras libre de los modelos de despojo y corrupción.
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