jueves, 14 de julio de 2016

A propósito de la actual lucha estudiantil en la UNAH


     
Por Omar Menjivar Rosales

Las luchas por la democratización de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, han sido una constante a lo largo de su historia, pero especialmente, a partir de los años ochenta, cuando las fuerzas más reaccionarias se apropiaron de ella, mediante la intervención directa del poder político y militar, con Oswaldo Ramos Soto como punta de lanza y el Frente Unido Universitario Democrático (el nefasto “FUUD”), como la estructura orgánica paramilitar que les aseguraba a lo interno todo su abuso, corrupción e impunidad, degradando la academia a los niveles más bajos.

Parte de esa permanente (aunque a veces solo latente) lucha por la democratización del alma mater, la libramos en 1995 un grupo de jóvenes, varones y mujeres, estudiantes de la carrera de Derecho, aglutinados en el efímero pero glorioso movimiento “Alternativa Estudiantil –AE-” y la Coalición Innovadora Medica “CIMA” conformada por brillantes Estudiantes de la Facultad de Medicina, quienes aliados luchamos porque se nos permitiera inscribirnos y participar, como nuevas organizaciones estudiantiles, en la elección de las autoridades de nuestras asociaciones.
Nunca estuvo dispuesto el FUUD, cuya máxima autoridad, como coordinador general, era siempre quien ocupaba la Rectoría de la UNAH, a ceder ni un ápice del absoluto control que para entonces tenía de la Universidad y pese a que agotamos todos los procedimientos legales, jamás se nos inscribió, aún y cuando en el punto más álgido del conflicto, logramos hasta la intervención de la Presidencia de la república, de una Comisión de Diputados del Congreso Nacional, del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos que presidía Don Leo José Rodrigo Valladares Lanza y que jugó un papel muy comprometido con la causa; la ADUNAH (Asociación de Docentes de la UNAH, presidida por la hoy tristemente célebre Julieta Castellanos), la Federación de Colegios Profesionales Universitarios de Honduras “FECOPRUH” (que creo que ya no existe), el Sindicato de la Universidad SITRAUNAH (beligerante para entonces) y todos los demás frentes estudiantiles, incluida la beligerante y combativa Fuerza Universitaria Revolucionaria, de aquellos tiempos y que hoy desdice de su historia. También se sumó el Frente de Reforma Universitaria FRU (que parece inmortal).
El 17 de octubre de 1995, dispusimos la más pacífica pero enérgica acción de protesta ante la negativa de nuestros derechos por parte del FUUD y decidimos irnos a una huelga de hambre que duró veintiún días, durante los cuales, dos compañeras (una de Medicina y otra de Derecho) y un compañero (de Medicina) sufrieron graves consecuencias en su salud y tuvieron que ser internados clínicamente; otros y otras más, también mostramos signos de deterioro importante en nuestra condición física y salud, pero nada de eso logró conmover al Rector de entonces y mucho menos a la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH) que era quien debía inscribirnos, y seguía instrucciones del Rector, René Sagastume Castillo, quien años antes había sido Presidente del Comité Central del Partido nacional.
La persistente negativa a inscribirnos nos llevó a realizar más acciones y una de ellas, paralela a la huelga de hambre, fue la toma y clausura, bajo nuestra custodia, del edificio administrativo, sede de la Rectoría, entre otras de las más importantes oficinas de la UNAH, paralizando la actividad administrativa central, pero la indolencia de las autoridades siguió intacta.
Un día antes de las elecciones, programadas para el diez de noviembre de ese 1995, suspendimos la huelga de hambre y decidimos la toma de las instalaciones, pero un error de cálculo táctico en la estrategia, inducido por los compañeros de CIMA, que en general eran compañeros y compañeras sin experiencia en política y menos frente a tiburones (con el perdón de los cetáceos) como los pistoleros y mandraqueros cachurecos del FUUD, hizo que la medida no tuviera el efecto que esperábamos y las elecciones, aunque con notoria ausencia de la participación estudiantil, se llevaron a cabo y, por supuesto, el Frente Unido Universitario Democrático, aún sin contendor, ridículamente se declaró vencedor en esas elecciones.


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