viernes, 15 de julio de 2016

Mártires de la creación



Junio ha sido recordar un mes de los mártires.  A cuya lista vamos a añadir otros más.  Se trata sencillamente que al año de la publicación de la encíclica “Sobre el Cuidado de la Casa Común” son muchos los líderes y lideresas ambientalistas asesinados en todos los rincones del planeta.  Son muchos también los que continúan luchando por un  mundo más justo.  La fotografía del Papa Francisco con Berta Cáceres con motivo del primer Encuentro con los Movimientos Populares en el Vaticano dio la vuelta al mundo.  Allá estaba nuestra lideresa escuchando cuando el Papa hablaba de las tres “T” (Techo, “Tierra” y “Trabajo”) como derechos inalienables para los pobres.

El texto papal, del 18 de junio del 2015, es el primero dedicado por el Papa a la Creación, como Casa Común que tiene que ser preservada y protegida.  Berta Cáceres había encontrado palabras claras sobre el compromiso de los Pueblos Indígenas en la defensa de sus territorios desconfigurados por la “sed de materias primas de la Economía global”: “porque cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan.  Sin embargo en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivistas y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y la cultura” (LS, 146).

Berta Cáceres es el rostro más conocido de los “mártires de la “Laudato Si”, aquellos que a lo largo del año recién pasado desde la publicación de la encíclica murieron en nombre de la defensa de aquella alianza entre el ser humano, la justicia entre los pueblos y la creación.  Los datos más recientes nos dicen que entre 2002 y 2014 a nivel mundial se dieron dos asesinatos por semana.  Una tendencia en dramático crecimiento y que, en el bienio 2015-2016, no disminuyó.  Porque, por un lado, los poderosos de este mundo afirmaban en todo tipo de foros la adhesión a lo expresado por el Papa en su encíclica, por otro, la masacre del ser humano y la Creación en nombre del lucro continuaba igualmente al largo y ancho del mundo.

Aunque nos resulten lejanos y, en cierto modo extraños, vamos a recordar algunos de ellos.  En agosto del 2015, fue asesinado Raimundo dos Santos Rodríguez en el estado de Maranhao por luchar contra el desmantelamiento ilegal de un área protegida.  Había recibido amenazas de muerte y fue asesinado en su casa.  El primero de septiembre fue declarado el “Día de la Creación” y en ese día fue asesinado un misionero en Filipinas por su compromiso en la defensa de las tierras de los pueblos indígenas; se trata del sacerdote Fausto Tentorio.  Siempre en Filipinas, en enero del 2016, fue asesinada la activista indígena Teresa Navacilla por oponerse a la construcción de una mina de oro y cobre a cielo abierto.  Significaba el desplazamiento de las comunidades indígenas locales.

En marzo del 2016, fue asesinado Nelson García, miembro de Copinh.  Con ese asesinato fueron 101 los ambientalistas muertos en Honduras entre 2010 y 2014.  En marzo del 2016, en Guatemala fue asesinado Walter Méndez Barrios defensor de los recursos naturales de la Reserva de la Biosfera Maya.  El 21 de marzo fue asesinado el religioso Agustino de la Asunción, el padre de Vincent Machozi en la República Democrática del Congo, defensor inseparable de los pueblos indígenas y de las causas ambientales.  El 22 de marzo del 2009 fue asesinado en África del Sur Sikhosiphi Rhadebe: se oponía a la construcción de una mina a cielo abierto de titanio que significaba el desplazamiento de sus tierras de las comunidades locales.

Por razones de espacio no incluimos “tantos nombres, tantas historias y tantos lugares”: son apenas la punta del iceberg: el problema es que cuando esos activistas no están vinculados con grupos  internacionales, sus muertes quedan reducidas a unas pocas líneas de las crónicas locales.  La verdad es que la “Laudato si” no es una palabra vacía, pero sí el grito de muchos mártires que nos puede hacer salir de la “globalización de la indiferencia” en que habitualmente vivimos.

Recordamos un aniversario de un documento papal que adquiere fuerza, poder, relevancia y testimonio debido a que son muchos los que están dispuestos a dar su vida y testimoniar que la “persona humana y la Creación” no son negociables en ningún foro y en ningún pueblo de la tierra.

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