martes, 19 de julio de 2016

70 años de presencia pastoral en Honduras



La iglesia católica con su opción preferencial por lo más empobrecidos germina desde hace muchos años  en algunos  barrios, aldeas y caseríos  más pobres del país, pero de manera particular  en los departamentos de Yoro y Colón, de la mano de la Compañía de Jesús o de los Jesuitas, como popularmente se les conoce.  

Lo han hecho del mismo modo que llegaron, sin hacer ruido pero con una voluntad firme de servir al pueblo de Dios desde su opción preferencial por los más empobrecidos. En esa dinámica los jesuitas están cumpliendo 70 años de acompañamiento pastoral en unos de los sectores menos favorecidos de Honduras.

San Ignacio de Loyola su fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados con la mayor celeridad allí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por eso, los jesuitas profesan los tres votos  normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad).  

“Los jesuitas llegaron  a Honduras con una modalidad  de misiones rurales, de  trabajo sencillo, humilde, básicamente de acompañamiento pastoral entre los campesinos, indígenas,  hombres y mujeres pobres”, indicó el sacerdote Jesús Sariego,  párroco de la parroquia San Ignacio de Loyola y superior de la compañía de Jesús en Honduras. 

A renglón seguido dijo que la primera misión jesuita llegó al país en 1946 y se asentaron en Minas de Oro, Comayagua, luego llegaron a  la ciudad de Yoro, Olanchito y el Progreso, para luego extenderse al departamento de Colón.  

“Honduras es el único país de los 89 en el mundo donde la Compañía de Jesús no desarrolla un trabajo apostólico en la capital, sino que lo hace en el departamento de Yoro y  en el de Colón, porque hay sectores poblacionales como los campesinos, obreros e indígenas que son los más empobrecidos y marginados en Honduras”, indicó el padre Valentín Menéndez sj, encargado del Centro de Espiritualidad de Arena Blanca, El Progreso.   

Cuatro etapas de los jesuitas en Honduras 

“Fueron los sacerdotes de Estados Unidos que llegaron a estas zonas caracterizadas por las  bananeras y  las montañas, estos jesuitas llegaron como una extensión de la misión que se tenía en Belice y  por esos se reprodujo la estructura con la que se trabaja allá: parroquias y escuelas. Luego desde la educación y promoción de la fe,  se extendió a la formación de cooperativas campesinas y las asociaciones de laicos”, manifestó Jesús Sariego, SJ. 

Agregó que el paso siguiente fue cuando llegaron los jesuitas españoles a inicios de los setentas y entonces   tenían una orientación un poco diferente ya que había más cercanía pues se hablaba  el mismo idioma y además venían empoderados del documentos de Medellín (La teología de la liberación), y comenzaron a formar las asociaciones campesinas.  

“Un tercer paso importante en estos 70 años de presencia en Honduras, fue cuando iniciamos los trabajos en el departamento de Colón, que era una zona de colonización  lo que el gobierno denominó Reforma Agraria, allí la iglesia de la mano del el padre Gua¬dalupe Carney, SJ,  jugó un papel trascendental en la formación de grupos campesinos”, indicó Sariego. 

La cercanía del “padre Lupe” con los campesi¬nos lo llevó a renunciar a su nacionalidad norteamericana y adoptar la hondureña. Como consecuencia de esta labor profética enmarcada en la opción preferencial por los pobres, el 16 de septiembre de 1983 el Padre Guadalupe fue declarado desaparecido, hecho por el cual se respon¬sabiliza a tropas norteameri¬canas y hondureñas destaca¬das en la zona de El Aguacate, departamento de Olancho. A la fecha, la ubicación de sus restos se mantiene en la incertidumbre. 

“La última gran etapa de la compañía de Jesús  fue la creación del  Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación, ERIC-SJ y su posterior vinculación con  Radio Progreso,  que son obras diferentes a las que teníamos, y esto ha dado otra dimensión al trabajo  mucho más ilustrada, más conocedora de la realidad y se ha difundido la reflexión llegando a otros sectores de iglesia y de sociedad, eso ha permitido dar a conocer  la principal característica jesuita”, manifestó Sariego.    

Obras Jesuitas en Honduras 

El padre Valentín Menéndez, indicó que actualmente tienen presencia en cuatro parroquias: la San Ignacio de Loyola y la Suyapa de El Progreso; la Santiago Apóstol de Yoro y la parroquia  San Isidro de Tocoa, Colón. 

“La Compañía de Jesús también desarrolla en Honduras un trabajo educativo a través de un instituto de educación media y colegios técnicos que se les conoce como Fe y Alegría.

También tenemos un grupo de teatro conocido como La Fragua, que este año está arribando a sus 37 años de fundación. 

“Otra gran obra es el ERIC-SJ, que tiene 35 años de existencia y complementa la labor social de los jesuitas con una presencia mayoritaria entre los sectores más  pobres de Honduras, desde esta obra  se hace análisis, comunicación e investigación, todo al servicio del pueblo”, indicó. 

A renglón seguido dijo que tienen a Radio Progreso, que en diciembre de este 2016 cumplirá 60 años. “Ahora la Radio de la mano del padre “Melo” (Ismael Moremo sj) ha crecido ampliando su cobertura a nivel nacional con cuatro frecuencias, además se edita la revista Envío”.

“En el ámbito educativo lo hacemos a través del Instituto San José, y para los jóvenes más pobres trabajamos con el Instituto Técnico Loyola, Jesús Nazareno y el Técnico Bandeiras, todas estas obras ubicadas en El Progreso, Yoro”, concluyó el Valentín Menéndez, SJ.   

Con una sociedad marcada entre la riqueza de unos pocos y  la miseria de muchos, los jesuitas en Honduras,  siguen con su opción preferencia por los más empobrecidos  y trabajando por la justicia del Reino, al tiempo que ayudan a que la voz de los pobres instruya a la Iglesia acerca del Evangelio, utilizando la riqueza de la fe popular y de las culturas de los pueblos.

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