jueves, 1 de octubre de 2015

Conflictos sin resolver movilizan a la ciudadanía



El Triángulo Norte de Centroamérica que integran El Salvador, Honduras y Guatemala, está conectado por varios problemas. Según el análisis del politólogo Fernando Valdés de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, el primer problema es que hay un crecimiento de la desigualdad, hay cada vez menos ricos pero con más poder económico y cada vez más pobres acercándose más a la miseria.

“Está luchando por romper con un modelo económico que ya no funciona, que sigue concentrado. Todas las estadísticas dicen que en Honduras, Guatemala y El Salvador hay más pobres, fracaso de los programas contra la pobreza, más concentración de la riqueza, cada vez va menos dinero al salario de los trabajadores y cada vez más utilidad de las empresas al capital, eso se llama concentración, eso se llama exclusión, eso se llama conflictividad social”, dijo Valdés.

Otro gran problema es la violencia que marca estos tres países. La violencia del crimen organizado y la violencia común. Violencia que generan las maras y pandillas, narcotráfico y bandas delincuenciales. 

También estos países, sobre todo Honduras y Guatemala, sufren de una crisis política aguda como expresión del fracaso de toda una institucionalidad cooptada por los políticos partidistas que se creen dueños de los recursos que pertenecen a todo un pueblo. Toda una serie de fracasos mantiene movilizada a la población indignada.

Radio Progreso (RP) dialogó con Fernando Valdés (FV) sobre esta realidad que se enfrenta en el Triángulo Norte de Centroamérica. 

RP. ¿Qué se le viene a la mente al hablar de Triángulo Norte de Centroamérica?

FV. Cuando hablamos de Triángulo Norte hablamos de una porción de nuestra Centroamérica que tiene mucho futuro común, problemas comunes y una historia de lucha común.

RP. ¿Qué temas mueven las luchas en esta región?

FV. Está luchando por romper con un modelo económico que ya no funciona, que sigue concentrado. Todas las estadísticas dicen que en Honduras, Guatemala y El Salvador hay más pobres, fracaso de los programas contra la pobreza, más concentración de la riqueza, cada vez va menos dinero al salario de los trabajadores y cada vez más utilidad de las empresas al capital, eso se llama concentración, eso se llama exclusión, eso se llama conflictividad social.

RP. ¿Y eso mismo se vive en El Salvador que lleva dos gobiernos de izquierda?

FV. El Salvador con esos gobiernos no ha logrado romper esta tendencia de la concentración de la riqueza.

RP. ¿Qué otro problema identifica usted en la región?

FV. Todo el problema de la violencia de diversa naturaleza. Esa violencia de lo que llamamos las pandillas, las maras, pudo ser evitado, no es una maldición enviada por nadie, no es un castigo contra la región. Fue algo que dejamos de hacer y que otros países sí lo hicieron en tiempo cuando empezaron a ver las manifestaciones de las tragedias.

RP. ¿Cómo ve usted la situación política en Honduras?

FV. De los tres países, Honduras tuvo la enorme ventaja de no haber sufrido la tragedia de un conflicto armado como El Salvador y Guatemala. Pero es un país con una violencia muy alta, pero la élite política, el gran pacto de los liberales y los del partido Nacional, han tenido la habilidad de conservar ciertas maneras de controlar a la sociedad, a los medios de comunicación, de controlar las empresas e incluso las iglesias.

RP. ¿Cambió en algo, cree usted, esa realidad con el golpe de estado?

FV. Si, vemos un enorme salto en la calidad de la organización del pueblo hondureño. Desde 2009 para hoy hay otra Honduras pero deberá trabajar todas sus diferencias.

RP. ¿Cómo está Guatemala después de la caída del gobierno de Otto Pérez?

FV. Muy contentos por esta gran victoria ciudadana que permitió unir a los intereses de los que viven en la ciudades, la gente que tiene mejores condiciones, la clase media, los trabajadores con las luchas de la gente de los campos y de las comunidades indígenas, se han creado ciertos conductos de comunicación que ojalá se fortalezcan.

RP. ¿Cómo fue esa lucha?

FV. Fue una lucha que se llamó la lucha contra la corrupción porque veíamos el enriquecimiento descarado, de las casas de descanso, de los helicópteros, de los yates privados que estaban comprando en medio del desabastecimiento de los hospitales, el dejar de dar los desayuno a los escolares, el dejar de pagar a tiempo a los jueces, pero con una enorme indignación.

RP. ¿Por qué la gente acudió a las urnas de forma masiva?

FV. La gente votó como nunca en la historia, más del 70%, eso es espectacular. Hubo un movimiento muy fuerte que llamó a no votar, ya que había reglas obsoletas basadas en el dinero. La gente se fue a votar y los votos nulos y blancos fueron casi iguales a los de hace 4 años. La gente se fue a votar porque cree y sigue creyendo en las elecciones y tiene esperanza que ese sea un canal.

RP. ¿Cuál fue la clave para incentivar ese rechazo popular?

FV. Hubo un medio de comunicación llamado “El Periódico de Guatemala” que de manera sistemática, los tres años de este gobierno, estuvo sacando información, haciendo periodismo de investigación, y este es un llamado claro a que toda la prensa en Honduras que tienen que ayudar a la lucha contra la corrupción haciendo periodismo de investigación.

RP. ¿Qué papel jugó Estados Unidos?

FV. Estados Unidos se equivocó como suele hacerlo, en el pasado y en el presente. Sostuvieron al presidente, luego fueron ablandando su discurso diciendo que apoyaban a las instituciones y no a las personas. Pero cuando la gente ya estaba en las calles y que el sujeto ya estaba evidenciado de que estaba vinculado él y su vicepresidenta, otros ministros, su gente más cercana, sus secretarios privados, aquello era tan grotesco que el departamento de estado tuvo que decirle a su embajador “embajador estamos desfasado, suéltelo, déjelo caer, es una pieza más”.

RP. ¿Cuál fue el aporte de la Cicig?

FV. Jugó claramente un juego jurídico, dijo “nosotros si no tenemos pruebas fuertes que documenten que el presidente o que la vicepresidenta están involucrados, aunque nos digan, aunque nos vengan a decir, aunque los periódicos publiquen cosas, nosotros no vamos a solicitar un antejuicio. Esperaron con mucha inteligencia, y cuando estuvieron listos presentan las pruebas y cae la vicepresidenta y luego el presidente.

RP. ¿Qué opina de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte?

FV. Yo creo que la motivación principal es llevar recursos a ciertas zonas fronterizas para contener la migración y tener más capacidad para que los controles de la seguridad mejoren. Es un operativo desde la seguridad con un pequeño toque de llevar algunos recursos para algunas opciones productivas.

RP. ¿Es posible una Cici para El Salvador y Honduras?

FV. Cada país debe entender que su soberanía ya no la tienen. La tal soberanía que a veces defienden, a capa y espada, algunos gobiernos, seamos francos. Si debemos aceptar una intervención extranjera que sea en nombre de una causa superior, de interés nacional. Interés nacional no es la seguridad nacional, hablamos de un interés nacional de rescatar la autonomía de la justicia, mejorar la seguridad pero la seguridad democrática, rescatar la soberanía. Si la justicia es más independiente tenemos más soberanía.

RP. ¿Cuál es su mensaje para esa población indignada que se moviliza en Honduras?

FV. Los respetamos y los admiramos mucho. Su lucha viene desde antes. Es un país que no deja de luchar, nunca ha dejado de luchar. A organizarse, es una lucha de largo plazo, salgamos de las divisiones tontas, de las cosas pequeñas que nos separan, tenemos un adversario formidable que sabe unirse para mantenerse en el gobierno. Adelante Honduras, van a ganar. 

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