lunes, 26 de octubre de 2015

¿Quién paga por el derrumbe del Emporio Rosenthal?



Era una tarde nublada de un domingo 4 de octubre justo en el minuto 88 del encuentro entre Real Sociedad y el Marathón en el Estadio Francisco Martínez de Tocoa, por la jornada número once del Torneo de la Liga Nacional de fútbol en el que el “monstruo verde” ganaba 1-0. Un resultado que se convertía en un respirador artificial a la crisis de rendimiento del equipo sampedrano. Todo cambió en un abrir y cerrar de ojos, cuando al minuto 90 en el último suspiro del juego, un derechazo frente al área  de Marco Tulio Vega logró el empate para los tocoeños. La primera de muchas frustraciones por venir para el  presidente de los verdolagas: Yankel Rosenthal.

En las últimas temporadas, el verde ha luchado contra el fantasma del descenso y cuando le anotaban al Marathón, en las transmisiones televisivas las cámaras de la señal de la nación (Canal 11) se iban hacia el rostro de Yankel con su escena típica: él,  inhalando su puro de tabaco, tragando la saliva de la decepción futubolística. En su sistema límbico nunca se cruzó que ese gol de Vega y ese humo de la decepción en la tarde opaca en Tocoa, era tan solo el inicio del calvario por venir dos días después.

Rosenthal emprendió un viaje al país del norte, ese que tanto frecuentaba; lo hizo con la rutina que un trabajador de maquila quienn para ir a su empleo toma el rapidito de la ruta 7 de San Pedro Sula. Para muchos viajar a Estados Unidos es sinónimo de libertad y negocios, para Yankel debido a la costumbre, era sólo un viaje de intereses. El empresario alistó su equipaje, su puro y su bebida en primera clase, sin pensar que ese vuelo iba con dirección al encierro, a la humillación y al inicio de la caída de un imperio.

Del imperio económico que hablamos no es de cualquiera. Pertenece a una familia de origen judía interesada en el éxito, dominación, poder y dinero. Yankel Rosenthal pertenece a ese grupo económico en el que la cabeza es su tío Jaime Rosenthal Oliva, considerado hasta esta última semana, como el sexto empresario multimillonario más importante de América Central.

Más que por los judíos, Honduras políticamente es dominada  por el sector Arabe-Palestino, el cual en realidad lleva los hilos económicos, políticos, empresariales  e incluso religiosos.

Pero las rencillas entre ambos grupos han sido parte del paisaje político y empresarial hondureño. Y en esta ocasión las rencillas se agigantaron, los gringos las supieron aprovechar, y el empresariado árabe junto con los políticos que lidera el actual presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández la convirtieron en guerra de exterminio.


El pasado martes 6 de octubre, el empresario Yankel Rosenthal fue capturado por la justicia de Estados Unidos por suponerlo responsable del delito de lavado de activos ligado al narcotráfico. Él junto a su tío Jaime Rosenthal y su primo Yani Rosenthal están en la mira del Departamento del Tesoro, institución que asegura tener todas las pruebas de su vinculación con las redes narcotraficantes.

Ahí empieza la caída del imperio. Con su captura y con la revelación de los sospechosos dio paso a la decisión del Departamento del Tesoro de congelar el miércoles 7 de octubre unos $20 millones de sus activos y el total de acciones y capital del Banco Continental, institución bancaria que aglutinaba toda o casi toda la fortuna de los acusados.

Luego de la captura de Yankel y las acusaciones contra su familia por hacer negocios con la banda narcotraficante “los Cachiros”; el gobierno de Estados Unidos inició un par de audiencias contra el dirigente deportivo y exministro del gobierno de Juan Orlando Hernández. Paulatinamente los norteamericanos sostuvieron reuniones con autoridades del gobierno, la Comisión Nacional de Banca y Seguros (CNBS) donde determinaron el destino del grupo financiero.

El gobierno de Juan Orlando Hernández bajo el argumento de proteger a los ahorrantes decretó a través de la CNBS la liquidación forzosa del banco . Acción que fue dada a conocer por Ethel Deras presidenta de dicha Comisión.

Interpretaciones de economistas hablan que con este proceso el país tendrá un fuerte impacto económico y social, ya que dejará a más de 11 mil desempleados y un golpe a la economía de hasta el 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB); es decir se liquida un valor de aproximadamente 14,300 millones de Lempiras, unos dos mil millones más que el presupuesto nacional de salud de este año 2015.

Pero esto no fue todo, y es que luego de la liquidación forzosa del grupo Continental, también se procedió al aseguramiento de las propiedades, entre ellas: empresas, viviendas, vehículos y hasta ganado de la familia Rosenthal, dando paso al despedazamiento de su imperio.

Las decisiones no son producto de la casualidad, tal y como lo mencionó en repetidas ocasiones el presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, sino que el tiro de gracia de la CNBS y la injerencia norteamericana son en función de toda una red de intereses del sector burgués árabe, que son los dueños del resto de la banca nacional, quienes obedeciendo a los norteamericanos aprovecharon la oportunidad para ver la caída del sector y en medio de la crisis interburguesa repartirse los pedazos del imperio.

¿Quién paga la crisis?

La historia responde la interrogante. El descalabro al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), ahora con la nueva Ley Marco de Protección Social será la plataforma para que los trabajadores paguen la crisis, el saqueo y los fondos que se robaron, afirmó en una emisión de Zona Informativa de Radio Progreso, el dirigente sindical Carlos H. Reyes.

Pero este no es el único caso, cuando los organismos internacionales a través del Fondo Monetario Internacional entregan fondos al Estado y ese dinero se pierde por corrupción, quienes pagan la crisis con incrementos en impuestos, privatizaciones y despidos, son los trabajadores, trabajadoras y la población en general. Y así la historia nos muestra capítulos tristes donde las crisis nunca las pagan los responsables, sino los pobres.

Raff Flores subcoordinador del Foro Social para la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh), dijo que esta situación que se da en el marco de la liquidación forzosa del grupo Continental, dejará un fuerte impacto en la economía, producción nacional, y generará una fuerte tasa de desempleo.

Afirmó que habrá secuelas que se presentarán tanto en lo económico como lo social, situación que al gobierno lo podría poner en graves aprietos en el futuro cercano.

Son alrededor de 60 empresas las que manejaba la familia Rosenthal. Con esta caída todas fueron intervenidas y por ende algunas han dejado de funcionar y las otras van camino hacia ese ruta.

Significa que habrá 11 mil nuevos desempleados y desempleadas, más de 25 mil personas afectadas indirectamente por la crisis del grupo financiero, impactando directamente contra los intereses de estas familias.
Es una realidad palpable que los obreros y obreras del grupo Continental son quienes pagarán esta nueva crisis. La coyuntura ha generado miedo, zozobra, estrés y hasta enfermedades en los empleados que están a punto de quedar en la calle, tanto con sus empleos como con sus derechos laborales.

El gobierno dijo en varias cadenas nacionales de radio y televisión que la CNBS garantizará el pago de prestaciones a los empleados y empleadas de Banco Continental, pero con esta afirmación los trabajadores de las demás empresas están en el limbo, pues nadie les dice que pasará.

En Honduras, la calle se ha vuelto el nuevo escenario de lucha para la población de clase media; ellos y ellas que en el mayor de los casos nunca habían salido a las calles a protestar por considerarlas escenarios para actos vandálicos, convirtieron este espacio en la única alternativa para exigir sus derechos.

Ingrid García, dio su testimonio. Ella era empleada de la empresa Continental Casa de Bolsa desde hace 26 años. Contó que está viviendo una pesadilla al saber que sus ahorros y sus prestaciones ahora están a punto de perderse.

“Esto es una pesadilla de la que no puedo despertar, cuando duermo sueño con esta realidad y al despertar sigue atormentándonos.

Tenemos problemas, deudas y ahora con esta situación no sabemos qué hacer, porque nuestra estabilidad, nuestros derechos están en el aire y la preocupación carcome nuestros corazones.
Es como una bomba la que nos han tirado, desde que nos dimos cuenta varios compañeros hasta se han enfermado, otros no tienen ni para el autobús, entre todos hemos recolectado para que la gente se traslade. No podemos seguir así, estamos en incertidumbre”.

“Le pedimos al gobierno que sea claro y nos solucione esto, somos familias pobres de quienes dependen muchos: nuestros hijos, nietos. La alimentación y sus estudios ahora están en juego”, dijo Ingrid García.

Como una pesadilla de la que no puedo despertar.

En ese contexto también se encuentra otro de los empleados del grupo Continental, específicamente de Diario Tiempo, el señor Elmer Antonio Mancías, quien es contador general del medio y lleva laborando ahí 37 años.

“Tengo una vida de trabajar en Diario Tiempo y ahora con esto no tenemos derecho a nada, ni prestaciones, ni salarios, ni empleos. Tenemos miedo.

Sentimos que en el caso de Diario Tiempo quieren ahogarlo, el gobierno no se pronuncia al respecto, y este es un fuerte atentado contra la libertad de expresión; estamos dispuestos a defender nuestros derechos en las calles, porque mis prestaciones y mi vida entera están acá y no vamos a dejar que todo se esfume”.

Estamos preocupados porque no sabemos el futuro que tenemos.

Asimismo Ángela Ochoa quien trabaja desde hace 38 años en Seguros Continental dijo que ”estamos con angustia, no tenemos salario, nos sentimos preocupados por lo que nos espera, estamos a la expectativa de lo que nos puede ocurrir. Estamos esperando que lleguen a las oficinas a que nos den una solución a esta situación.

Uno tiene muchos compromisos económicos, pago de viviendas, sostener a la familia, pago de agua, energía, escuelas y ahora no sabemos cómo hacer”, dijo Ochoa.

Los empleados y empleadas están a la deriva y ellos han iniciado procesos de gestión para que sus salarios y pago de prestaciones sean depositados.

¿Cuál es la salida?

Las protestas, los plantones, las consignas están a la orden del día. Pero no todos hablan el mismo idioma. Un grupo de trabajadores plantea el pago de sus salarios y de sus prestaciones, otro exige esto y un proceso de construcción de cooperativas para que los trabajadores y trabajadoras sean los que administren las empresas y las pongan a funcionar, y otro sector pide el pago de sus derechos y la liquidación voluntaria que fue propuesta por la familia Rosenthal.

En las empresas que no han sido aseguradas, los trabajadores y trabajadoras siguen en labores. Un ejemplo de ello es Diario Tiempo en donde los empleados siguen gestionando el pago de sus derechos, pero no han dejado la redacción del medio.
Gerardo Mazariegos fotógrafo del Diario manifestó que: “seguiremos trabajando, el futuro es incierto, pero todo depende de las acciones que se vengan en los próximos días.

Algunos están viendo la posibilidad de quedarse con el periódico y si el gobierno lo interviene seguramente se lo entregarán a algún empresario nacionalista o ponerlo totalmente al servicio del gobierno”.

Acá dependemos de la situación financiera del mismo y hasta que se pueda nosotros seguiremos trabajando e informando”.

Ha pasado por nuestra mente formar una cooperativa que administre el periódico por parte de los trabajadores, pero es una de las distintas opciones que tenemos, pero igual ocupamos dinero para sostenerlo y moverlo”.

La situación laboral de estas personas está en punto muerto. El abogado experto en temas laborales Salvador Espinoza afirmó: “Legalmente están protegidos, porque el trabajador puede exigir sus derechos y el patrono debe cumplir, si estuviéramos en una institucionalidad no hubiera problema desde esa perspectiva.

En los casos de cierre, embargo u otros similares la ley dice que los trabajadores gozan de los derechos laborales establecidos”.

Por su parte, el analista político Efraín Fajardo lamenta que los trabajadores y trabajadoras vivan esta situación, pero lamenta más que ni organizaciones sociales y políticas se pongan a la disposición de los obreros para orientarlos en su caminar.

Para Fajardo los trabajadores deberían organizarse y apostarle a ser ellos los que administren las empresas, pues conocen bien su funcionamiento. Además deben exigir hasta las últimas instancias el respeto a sus derechos laborales.

El futuro de los 11 mil obreros y obreras junto a sus familias es poco prometedor y bajo las características gubernamentales no se puede esperar más que la pérdida de sus derechos laborales.

Entre independencia y injerencia

“Con esta intervención de Estados Unidos la institucionalidad se vuelve más débil, se ve que todo se hace a la luz de lo que diga la embajada americana”, caracterizó el analista Ramón Barrios, el papel de los norteamericanos en este proceso.

Según Barrios la justicia hondureña no jugó ningún papel en el caso de los supuestos negocios de la familia Rosenthal con los Cachiros, a pesar que en teoría tenían conocimiento de ello, tal y como sucede con otras instituciones bancarias en las que no se ha hecho un proceso de investigación.

Para el analista la institucionalidad deja mucho que desear, pues fue hasta que Estados Unidos capturó a Yankel que todo se empezó a mover al ritmo de los norteamericanos.

Esta situación demuestra el nivel de independencia que tiene el país para tomar sus decisiones. Honduras no resuelve sus problemas con autonomía, todo lo contrario, cada decisión política no se toma sin el permiso o sugerencia de los organismos internacionales.

A criterio del analista Eugenio Sosa, el país debe solucionar sus problemas de forma interna, lo idóneo sería que tuviéramos una institucionalidad independiente del presidente, de los Estados Unidos y que aplique la ley como debe ser.
Por lo tanto Sosa afirmó que la población debe exigir que inmediatamente se  investigue a toda la banca hondureña, que en seguimiento a las denuncias de lavado de activos que se han hecho, y que deben buscar el castigo para todos los responsables de estos delitos.

La lucha contra la corrupción va más allá, por eso Sosa sostiene que es necesario transparentar estos procedimientos y que funcionen con independencia no bajo la sombra de los organismos internacionales.

La caída del imperio de la familia Rosenthal la están pagando los trabajadores y sus familiares, la banca nacional se reparte la gran tajada que deja la liquidación del grupo Continental y Estados Unidos nos demuestra una vez más su dominio sobre las decisiones políticas del país.

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