jueves, 8 de octubre de 2015

Movimiento popular se queda con los intentos de vencer



“Más de 30 tomas de ejes carreteros  a nivel nacional  se llevaron a cabo en el marco del Paro Cívico Nacional”,  indicó Juan Barahona coordinador del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), quien dijo que fue algo importante en la lucha. Sin embargo para otros sectores, el paro se convirtió en un fracaso por la raquítica convocatoria y la ausencia absoluta de las centrales obreras, demostrando debilidad ante un gobierno que busca reacomodarse y dejar  atrás las fuertes denuncias de corrupción y la ola de protestas que piden a gritos “fuera JOH”. 

Desalojos “pacíficos” y enormes filas de vehículos se registraron el jueves en distintos lugares del Tegucigalpa, San Pedro Sula y otras regiones del país en el marco de las acciones convocadas  por el FNRP. En las tomas y manifestaciones se exigió la instalación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH), para que investigue y se castigue a los responsables directos de la impunidad y la corrupción en el caso de Seguro Social. 

Además se denunció la pretensión del presidente Juan Orlando Hernández y del Partido Nacional de imponer por siete años más una Corte Suprema de Justicia, que significa siete años más de impunidad. Así mismo se condenó la abierta represión contra los pueblos originarios, campesinos, mujeres y jóvenes que luchan por la tierra, soberanía alimentaria y la defensa de los Recursos Naturales. 

Juan Barahona dijo que esta primera acción fue como un ensayo y salió bastante satisfactoria y motivadora para preparar la siguiente que será en el mes de noviembre próximo dónde estarán involucrados todos los movimientos sociales del país. 

“Obviamente lo que se logró con el paro cívico es muy escaso; sin embargo es una especie de ejercicio del musculo cívico, es decir generar en el pueblo hondureño  la necesidad de  una protesta más fuerte que la que se ha venido desarrollando con las antorchas en las calles”, indicó el doctor Julio Escoto, analista y escritor hondureño. 

En la confrontación de las fuerzas, manifestó que el gobierno de Juan Orlando Hernández, está ganando puntos ya que con el falso dialogo mediado por la Organización de Estados Americano, OEA,  ha logrado dilatar todas las demandas del pueblo indignado. 

“Toda coyuntura política tiene una confrontación de fuerzas, son dos grupos que se están confrontados y que en un momento histórico pueden llegar a estar  frente a frente en un dialogo de igual a igual, sin embargo eso ha llegado y estamos en una etapa midiendo y probando fuerzas.      

“Sin embargo esto no debe desanimarnos o decepcionarnos y tenemos que seguir luchando por una  razón básica: porque nos asiste la mejor causa y es que queremos un país sin corrupción e impunidad, construir una mejor república,  edificar una nación con principios morales y éticos, y a eso vamos a llegar en un momento ¿cuándo? Depende cuanta fuerza e interés le pongamos como pueblo”, señaló.        

Retos del movimiento social y popular 

Para Berta Cáceres  del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh),  el movimiento social tiene que construir contenidos de lucha que vayan más allá  de la CICIH, ya que hace falta mucho para darle vuelta a los efectos estructurales del modelo económico y político vigente, de donde brota exclusión, tiranía y desprecio impuesto a la nación por la élite que controla el poder.

“Las acciones del  jueves fue algo  importante como un ejercicio de búsqueda de construcción de unidad de lucha en la práctica, pero también nos muestra  grandes desafíos  como movimiento social y popular; lo primero es cómo buscar el camino  para llegar a la población organizada y no organizada para que muestre mayor interés y mayor capacidad de convocatoria para las acciones”, indicó. 

A renglón seguido dijo  “después de la fuerza que mostró el movimiento indignado en los últimos meses, ha llegado al desgaste y esto debe de llamarnos a re-acomodar y reorganizar el movimiento social desde la riqueza de la diversidad de pensamientos y sobre todo con el respeto a la misma". 

Manifestó que el dialogo franco entre todos los sectores indignados hace mucha falta en el país. “No podemos estar  con retóricas en los discursos y cada quien halando para su lado, porque  las construcciones sociales y políticas emancipatorias requieren de pasos sólidos y articulados que llevan hasta la construcción de una patria con justicia”, cuestionó. 

Dijo que se tienen que buscar espacios amplios de debate y articular  la lucha desde las coincidencias para trazar el camino que se debe  recorrer y que permita concretizar acciones  que  frenen  la agresión y la envestida contra el pueblo hondureño que se impulsa desde el gobierno del Juan Orlando Hernández y los grupos de poder.  

“De esta forma comenzaremos a dar un nuevo paso en el largo camino de construir una herramienta para que los movimientos sociales y populares sean capaces de forjar una propia alternativa política, asentada en los anhelos y esperanzas del pueblo”, concluyó.

Historia y presente en lucha 

Ese hombre y esa mujer  que apoyó y que triunfó en la histórica huelga de 1954,  dejó su “clon humano”  y se han convertido en las mismas personas que han cruzado la lucha de resistencia contra el golpe de Estado en el 2009,  hasta llegar a las caminatas de las Antorchas contra la corrupción y la impunidad.  

“Sin duda, el movimiento ciudadano ya irreversible perfila cambios inevitables pero hay que llenarse de articulación  y de respeto por todas las tendencias políticas e ideológicas que estamos pujando para que el país cambie”, dijo Roberto Rivera, quien es parte del Movimiento de los Indignados.   

“El país no se puede refundar de un solo, hay que llevarlo despacio pero con buen paso. Recordemos que Honduras, es un país en el cual han construido un pueblo conservador que cuando escucha de asamblea nacional constituyente o de comunismo se pone a temblar porque cree que es algo nefasto”, indicó. 

Manifestó que al pueblo hay que llegarle de forma sencilla con un  mensaje no de izquierda radical, y de esa forma vamos a construir un  movimiento de presión fuerte. En general  queremos que el fuego indignado de las antorchas iluminen más las mentiras y la corrupción del gobierno.  

Sin embargo para Berta Cáceres, no existe más camino que una asamblea constituyente originaria, popular y democrática,  que  refunde la nación y restituya el poder absoluto en manos del pueblo hondureño.   

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