martes, 20 de octubre de 2015
Honradez
En estos días, tanto el presidente de la República como la Comisión de bancos y seguros, el COHEP y otros voceros de la élite política y empresarial han cerrado filas en torno a tres cosas: una, que lo ocurrido con el banco Continental es aislado y no sistémico; dos, que el sistema financiero goza de una salud estupenda; y tres, que a los medios de comunicación más les vale callarse porque Honduras está cambiando y vamos sin remedio hacia una vida mejor.
Dime de qué alardeas y te diré de qué careces, nos insiste en estos días la sabiduría popular. Tanto hablar de asuntos aislados y de sanidad financiera en un tiempo de alta incertidumbre, deja más la sospecha de que algo muy oscuro y turbio se mueve entre las élites hondureñas, y no decirlo deja una sensación de falta de honradez por parte de las altas dirigencias hondureñas.
Decir que lo que ocurre en la crisis financiera actual es un asunto entre el banco Continental y la justicia de Estados Unidos, no solo confirma el cinismo oficial, sino advierte también sobre la falta de honradez del gobierno para con la sociedad hondureña. Decir que lo que ocurre con este tema de un banco tan poderoso es un asunto aislado es un acto de falta de honradez por parte de los voceros oficiales tanto del gobierno como de la alta empresa privada.
Decir que Honduras está cambiando mientras la incertidumbre atrapa a la inmensa mayoría de la sociedad es una falta de honradez por parte del más alto dignatario hondureño, y decir que el gobierno de Honduras no tiene nada que ver en el caso de lavado de dinero del narcotráfico de una empresa financiera hondureña, es el colmo del cinismo, y por eso mismo la pérdida total de honradez dentro del gobierno hondureño.
El caso del Banco Continental ha dejado al desnudo el colapso de la institucionalidad hondureña, en todos los ámbitos, pero particularmente, en el terreno de la justicia. El fiscal general dijo que no había ninguna investigación en el caso de los Rosenthal, el presidente dijo que ese no era un asunto del gobierno mientras que la Comisión de Bancos y Seguros dijo que lo del banco Continental era un caso aislado y no sistémico.
Esto significa que la institucionalidad hondureña carece de autonomía y de soberanía en sus decisiones. El gobierno real en Honduras es el gobierno de los Estados Unidos, y el presidente hondureño y las diversas autoridades acaban siendo mandaderos de las decisiones del gobierno de los Estados Unidos. No reconocer esto, además de cinismo, es ausencia total de honradez.
Es de honradez desenmascarar como mentira siempre que el presidente diga que Honduras está cambiando y que vamos hacia una vida mejor. La realidad es que hemos avanzado hacia un ambiente de depresión individual y colectiva, y es de honradez reconocerlo. Y a partir de allí es cómo podemos avanzar hacia la búsqueda de las mínimas condiciones para repensar y redefinir nuestra resquebrajada sociedad.
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